Una de sus principales características es que se trata de una enfermedad neurodegenerativa que afecta a personas jóvenes.
Lo normal es que el primer episodio ocurra entre los 18 y los 25 años.
Para diagnosticar esta enfermedad se requiere una evaluación por parte de personal especializado, que debe analizar diversos criterios clínicos y conocer al paciente.
Sin embargo, Escamilla reconoce que todavía muchos pacientes llegan tardíamente al diagnóstico, principalmente porque no es fácil que se den cuenta de los síntomas, ya que para ellos las alucinaciones y sus ideas delirantes son su realidad.
El problema es que, de no tratarse, la esquizofrenia puede generar problemas en todas las áreas de la vida de una persona.
Escamilla explicó que estas personas pueden sufrir depresión, ideas suicidas, autolesionarse, consumir alcohol, drogas o tabaco de manera abusiva, además de tener problemas para ir a trabajar o a la escuela, lo que provoca un aislamiento social.