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¿A preocuparse?

Por Staff / La Voz - 22 septiembre, 2017 - 02:21 a.m.

Los Dallas Cowboys y los Green Bay Packers antes de la temporada se perfilaban dentro de los equipos favoritos para representar a la Conferencia Nacional en el Super Bowl. Me parece que había fundamentos para que los aficionados se hicieran ilusiones. En la semana uno se vieron dominantes. Los Cowboys ganaron con autoridad 19-3, a los New York Giants, que era un equipo que se le complicaba al equipo de la estrella solitaria. Por su parte, los Packers le ganaron 17-9 a los Seattle Seahawks, otro de los equipos favoritos de los especialistas. Pero pareciera que en la semana pasada estos equipos se toparon con pared. Los dos perdieron de forma fea. ¿Hay qué preocuparse sobre el futuro de estos equipos?, sin duda hay cosas que deben cambiar si quieren aspirar a levantar el Lombardi pero hay que darle la justa dimensión a lo que vimos.

Tal vez los Cowboys fue el equipo que peor se vio en la semana dos. Los Broncos le pasaron por encima. Se impusieron 42-17. Los Cowboys no supieron ni por dónde les pegaron. Simplemente se vieron inoperantes. La defensiva está lejos de ser la carta fuerte del equipo texano, pero en la semanauno parecía que esta unidad había mejorado. Ahora tal vez podemos atribuir este éxito a lo mediocre del ataque comandado por Eli Manning. Los Broncos, en teoría, no tienen una de las ofensivas más dominantes, pero le movieron el balón a placer a los Cowboys. Su quarterback Trevor Siemian se vio como Tom Brady o Joe Montana. El ataque terrestre se vio arrollador. C.J. Anderson y Jamal Charles tuvieron un día de campo. La mermada defensiva de Dallas no encontró la forma de cubrir a los receptores de Denver, ni de cerrarle los huecos a los corredores, y no es que el plan de juego de los Broncos fuera algo indescifrable. Por tierra los Broncos mandaron la misma jugada una y otra vez y los Cowboys nunca supieron/pudieron ajustarse. Lo realmente preocupante fue lo que mostró la línea ofensiva, que es la unidad más fuerte del equipo. Fue incapaz de abrirle huecos a Ezekiel Elliott, que ni siquiera llegó a las 10 yardas. El equipo se volvió unidimensional. Dependieron de lo que hacía Dak Prescott, que tampoco estuvo cómodo para lanzar. Los Cowboys harían mal en tratar de reinventarse. El lunes por la noche tienen la oportunidad de reencontrarse con la victoria cuando se enfrenten a los Arizona Cardinals. Arizona parece ser un equipo al que se puede ganar. Dallas tiene qué establecer el ataque terrestre. Sin este difícilmente podrá tener éxito. Cuando corren se les hace más fácil lanzar y tienen a su defensiva más tiempo en la banca, le permiten descansar. Es momento que los coaches se pongan a trabajar. Lo de Denver fue una derrota dolorosa, pero es solo eso, una derrota.

Por su parte, los Packers tampoco se vieron bien contra Atlanta. Es justo decir que los Falcons es uno de los mejores ataques de toda la NFL, pero Green Bay fue incapaz de disminuirlos. Seguro que los defensivos de Green Bay ya sueñan con Julio Jones, pero todo el equipo de Atlanta fue muy superior. De la ofensiva de los Packers hay tres cosas que preocupan: 1) la línea ofensiva no protege a Aaron Rodgers, no le dan tiempo y le pegan mucho. Así ni siquiera uno de los mejores quarterbacks de la liga puede funcionar. 2) Los receptores no logran separación de la marca. Rodgers no tiene a quien lanzarle el balón, porque siempre están cubiertos, a esto hay que sumarle la lesión de Jordy Nelson, su mejor receptor. 3) Ty Montgomery, es un gran jugador, tiene una gran actitud y es todo corazón, da gusto verlo jugar, pero requiere más ayuda de su línea y de los otros miembros del backfield. Esta semana se enfrentan a los Bengals, los que parecen un rival a modo para recuperar la confianza.

Para los Cowboys y los Packers falta mucho. Tienen que trabajar. El verse tan vulnerados es una oportunidad de corregir. No hay que dejarse abrumar por una derrota, por dolorosa que sea esta.

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