Dicen que el aroma a muerto es de los más insoportables en la vida; y tal vez por eso es uno de los olores característicos que podemos reconocer sin siquiera haberlo olido antes… El aroma es diferente en cada persona y circunstancia del fallecimiento, ya que no es lo mismo morir en el agua, que en el bosque o en el concreto; pero sí existen dos aromas que casi siempre se presentan: ajo y disolvente de pintura.
Los médicos o incluso los perros que ayudan a los forenses, pueden reconocer esta gama de aromas al instante, un olor penetrante que para traer más a la mente, consiste en el aroma de algo muy penetrante y disolvente de pintura, esto se debe a que los componentes que más se detectan en los cadáveres son los hidrocarburos tolueno y xileno.
Este característico e impregnante aroma surge a raíz de la descomposición del cuerpo.
Dicen que el aroma a muerto es de los más insoportables en la vida; y tal vez por eso es uno de los olores característicos que podemos reconocer sin siquiera haberlo olido antes… El aroma es diferente en cada persona y circunstancia del fallecimiento, ya que no es lo mismo morir en el agua, que en el bosque o en el concreto; pero sí existen dos aromas que casi siempre se presentan: ajo y disolvente de pintura.
Los médicos o incluso los perros que ayudan a los forenses, pueden reconocer esta gama de aromas al instante, un olor penetrante que para traer más a la mente, consiste en el aroma de algo muy penetrante y disolvente de pintura, esto se debe a que los componentes que más se detectan en los cadáveres son los hidrocarburos tolueno y xileno.
El tolueno tiene un olor a disolvente de pintura, mientras que el xileno tiene un aroma muy dulce. Junto con estos compuestos, los médicos forenses también encuentran el dimetil disulfuro que da un desagradable aroma a ajo a los cadáveres.
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