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Alianza Nueva y Eterna

Por Staff / La Voz - 13 abril, 2017 - 10:18 a.m.
Alianza Nueva y Eterna

En la noción moderna se entiende alianza como contrato. No es así. Alianza es un juramento ante un testigo superior. Para mayor claridad y ejemplo, el matrimonio civil es un contrato, el sacramental es una alianza, un juramento, entrega de voluntad.

Los documentos judíos de la antigüedad y los textos bíblicos en particular ilustran con claridad el Plan de Salvación de Dios expresado en alianzas. Va forjando poco a poco relaciones de parentesco, criaturas son llevados a la categoría de hijos. El hombre deja de ser una especie para transformarse en una hermandad, en una familia. "Seré un padre para ustedes, ustedes serán hijos para Mí".

La ruta de salvación que prepara la llegada del Mesías es muy larga (miles de años) y se cursa cuidadosamente. Cinco alianzas constituyen la Antigua Alianza de las cuales tres son comúnmente destacadas. La de Noé, la de Abraham y la de Moisés. (Israel serás el pueblo escogido, no, tendrás otro Dios más que a mí). Todas ellas plantean; mediador, promesa (bendiciones), condiciones (maldiciones), signo y forma.

La Nueva Alianza entre el Hijo de Dios y la Iglesia se sella en Jueves y viernes de Semana Santa. Es la nueva y definitiva. No modifica ni cancela las anteriores, por el contrario cumple las promesas, las potencía.

Al instituir la Eucaristía, Jesús se hace ofrenda y se interioriza sacramentalmente en todos nosotros a partir de las formas de pan y vino. Somos ahora no sólo criaturas o pueblo, sino hijos de Dios.

Jerusalén se preparaba para la Pascua. Durante la tarde del jueves, Jesús vuelve a la ciudad con los apóstoles para celebrar con ellos. Se desconoce el lugar exacto de lo que sería la última cena pero la tradición señala que era un segundo piso de un edificio situado al sur de la vieja ciudad ( Monge Sión)

El pan y el vino se usaban en la cena de Pascua de la Antigua Alianza la noche anterior al éxodo de Egipto. Cada padre de familia explicaba su simbolismo. Jesús da el nuevo significado, sentido que no es simbólico sino real en la Nueva Alianza. Confiando a la Iglesia el legado de su muerte y resurrección " Hagan esto en memoria mía"

Previo a la cena Jesús decide lavar los pies de sus discípulos ofreciendo un testimonio de servicio al mundo. Nos recuerda que la grandeza de todo cuanto existe no reside en el poder, sino en la capacidad de servir.

El egoísmo del hombre se vence con la generosa entrega a los demás. En el servicio se logra la realización personal. Solo el que da, triunfa.

Igualmente, en el jueves santo se conmemora la institución del Sacramento del Orden Sacerdotal. Desde siempre la humanidad ha reconocido la necesidad de hombres que teniendo una misión a ellos encomendada de distintas maneras, sean mediadores ante la divinidad y se relacionen con Dios a nombre de los demás.

Desde la salida de Egipto en la antigüedad Dios escogió una de las doce tribus de Israel para el servicio litúrgico. Sus funciones y deberes se establecieron minuciosamente en el Levítico.

Lo que hace posible que la misión encomendada a los apóstoles sea ejercida en la Iglesia de hoy y por siempre, es precisamente el Orden Sacerdotal. Enseñan, orientan, dirigen. Sin su trabajo no sería posible que los creyentes pudieran recibir ciertos sacramentos.

Al terminar la cena Jesús se dirigió al monte de los olivos en compañía de los apóstoles. Durante la noche se apartó al Huerto de Getsemaní buscando fuerza en la oración para enfrentar lo que vendría en pocas horas. Esa zona visitada por Jesús frecuentemente era justo donde acampaban los peregrinos más pobres durante las fiestas judías. Mientras oraba, más tarde acompañado de guardias del Templo llega Judas quien señala a Jesús como quién deben hacer prisionero. Ha era buscado por ancianos y sacerdotes del Sanedrín.

Llevado a casa de Caifás, Jesús es presentado para interrogarlo ante Anás, quien encabeza las autoridades religiosas. Por no ser el sumo pontífice no estaba facultado para juzgar, habiendo entonces que acudir al tribunal de Caifás. El procedimiento ya era ilegal pues el juicio debería ser de día y eran las nueve de la noche...A pregunta expresa Jesús afirma ser Hijo de Dios haciéndose merecedor de pena de muerte por blasfemia. Al amanecer se reúne en pleno el Sanedrín para conocer el caso y ante la ratificación de las declaraciones, Jesús recibe nueva e igual condena.

Pero una sentencia a muerte corresponde en facultad solo a autoridades romanas, razón por la cual había que llevar el caso ante el procurador romano Poncio Pilatos. Allá es necesario que la acusación sea crimen político no religioso. Los judios insistían que el acusado a decirse Mesías significaba desconocer como rey al Cesar. Sin embargo Jesús deja claro " que su Reino no es de este mundo". La materia de juicio es pues religiosa, no política. Pilatos busca como desentenderse del asunto.

Jesús era galileo. Pilatos opta por transferir el caso a Herodes autoridad galilea de visita en Jerusalén en ocasión de las fiestas. Este rechaza hacerse cargo y lo regresa a Pilatos quien ante presiones y amenazas del Sanedrín cede a sus exigencias no sin antes recurrir a lavar sus manos para implicar que ante él el acusado es inocente y ofrecer un perdón a algún sentenciado, que resultó ser Barrabás..

La turba presente con sus gritos; " Crucifícalo! ¡Crucifícalo! impuso la sentencia.

¡Fue un día de sufrimiento extremo… ¡Insultos, latigazos, Corona de espinas, golpes, escupitajos, sufrimiento incomparable...Y ahora la Cruz! ¡Cargarla hasta el sitio de la propia muerte! Jesús camina hasta el Gólgota a ser clavado, el más doloroso de los castigos. ¡Muere!! ¡Ofrece su sangre derramada y sella la Nueva Alianza!

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