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AMÉRICA A SEMIS

Por agencia reforma - 13 marzo, 2019 - 11:56 p.m.
AMÉRICA A SEMISChivas ofreció poco y decepcionó a su afición.

Mientras el Guadalajara reclama la grandeza en los micrófonos, en la cancha perdió 2-0 en los Cuartos de Final de la Copa MX, con goles de Bruno Valdez y Nicolás Benedetti.

Uno de los Clásicos con mayor fuego cruzado por parte de los protagonistas. Que si las Chivas le llenarían el Azteca, que si eran las más grandes, que si Andrés Ibargüen nunca las había visto ganar o que si Matheus Uribe ni las conocía antes de llegar a México.

Quizá por eso cuando Bruno anotó al 59', a balón parado como acostumbra, se llevó las manos a los oídos como si el ruido no fuera lo suficientemente ensordecedor. En toda esta Copa MX no habían ido al estadio 56 mil 600 espectadores (Emilio Azcárraga incluido). La nación rojiblanca ahora sí fue opacada por la azulcrema en cuanto a presencia.

El portero rojiblanco Miguel Jiménez evitó el gol en varias ocasiones, como en los disparos de Nicolás Castillo y Lupe Hernández. Falló en una salida en tiro de esquina y ahí se le fue el aliento al Rebaño.

Bruno Valdez aprovechó el rebote y marcó el único tanto del partido.

Del otro lado, Agustín Marchesín tuvo apenas un par de sustos: un tiro de larga distancia por parte de Alan Pulido y un cabezazo de Diego Hernández. Y ahí estuvo otra de las claves del Clásico, mientras el "Piojo" Herrera no se tentó el corazón y jugó con Marche en lugar de Óscar Jiménez (habitual titular en Copa), Cardozo respaldó a Miguel Jiménez y dejó en la banca a Raúl Gudiño.

Desde el once inicial las Águilas lucían más sólidas, ya que del lado rojiblanco tanto Alan Pulido como Isaac Brizuela fueron suplentes. Para la polémica quedan un par de jugadas, uno por bando, que el árbitro Francisco Chacón no marcó como penal. Se anunció la compensación y Benedetti anotó con puros riñones. Peleó la pelota hasta que puso en predicamentos al capitán Jair Pereira antes de darle el tiro de gracia al Guadalajara.

El canterano Edson Álvarez se llevó las manos a los oídos como si no escuchara el manicomio que ya era el Azteca ante la conquista y la próxima Semifinal. Repitió el gesto con el silbatazo final, ya cuando de Chivas se había escuchado mucho en la prensa, pero poco en la cancha, un dolor por la eliminación que quizá no alcance a mitigar ni siquiera lo que ocurra el sábado en el Clásico de Liga.

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