Terminó docencia y se dedicó a cuidar a los canes, en lo que gasta su amor y dinero, actualmente tiene 13 mascotas en su casa
CASTAÑOS, COAH.- Su amor por los animales y el sentimiento que le provoca verlos maltratados y enfermos llevó a Virginia Morones García a adoptar perros de la calle. Y fue a partir del 2014 cuando se inició en esta noble caridad hacia los animales.
Toda su vida le han gustado los perros y el hecho de no hacer distinción de estos bien sea por su clase, color o procedencia la llevó a cuidarlos aunque no fueran de ella, los buscaba en la calle para darles de comer e incluso los ha salvado de ser sacrificados por sus dueños cuando estos los consideran un estorbo.
Son los ladridos de los perros que se encuentran encerrados en un patio perfectamente limpio los que reciben a las visitas, el escandaloso ruido no deja siquiera platicar pero eso no impide que Virginia, maestra pensionada y ya retirada de su ejercicio docente muestre orgullosa la legión de perros de todos tamaños y razas a la vez que comenta que si bien es cierto que eso representa una considerable inversión, para ella no lo es.
“No me gusta hacer cuentas de lo que me gasto en mis perros, así les digo porque los considero míos pero es alrededor de dos mil pesos en alimento al mes aparte de una cantidad igual por las revisiones médicas y las vacunas, eso sin contar con las emergencias que se pudieran presentar y que por supuesto son médicas que se tienen que pagar, pero para mí es muy satisfactorio y siempre lo voy a hacer”, dijo.
Narra que en una ocasión uno de los vecinos le dijo que si no quería al perro que tenía en casa porque se iba a ir a lo que contestó que por el momento no, de inmediato el dueño del animal le dijo que entonces lo iba a sacrificar, eso la asustó mucho y le contestó que no era justo que mejor se lo regalara y así Diego como se llama el perro formó parte de la familia.
Y es Diego quien por las noches cuida la privada Francisco Murguía en la colonia Independencia.
A la fecha Virginia tiene 13 perros que no causan problemas a nadie pues están en un patio limpio, todos los días los baña, los arregla y da de comer a sus horas, además los mantiene bien hidratados para que no enfermen.
Ni qué decir de las vacunas por las que pagó quince pesos por cada una, todas a su tiempo al igual que las infecciones que por cuestiones climatológicas se presenten.
El problema de la proliferación de perros es que los dueños no los esterilizan y por eso se hacen muchos, generando más problemas que beneficios ya que a la larga se convierten en una amenaza social, además de eso está el problema de los perros amarrados algunos a pleno sol, algo que no debe ser, los perros deben estar en patios amplios donde puedan jugar y desplazarse libremente de lo contrario se tullen”, dijo.
Al respecto, los animales son para cuidar pero ellos merecen ser cuidados eso es una reciprocidad que no se puede eludir, al contrario, quien tiene una mascota está obligado a tratarlo bien porque es un ser vivo que merece respeto.
Señala que la ley de respeto y protección a los animales comenzó en el sexenio de Rogelio Montemayor y que no se había hecho válida hasta ahora, sin embargo, falta mucho para que la sociedad en general tome conciencia de esto.
Es tan grave la situación por la que atraviesa un perro cuando anda en la calle que enferma de todo e incluso llega a padecer hasta de los dientes, por eso algunos huelen mal y requieren atenderse.
Pero no solo con los perros es compasiva, Virginia se preocupa por todos los animales siendo el caso de unos gallos de pelea que tenían los vecinos a pleno sol todo el día, ella acudió con los dueños y les dijo que cuando menos los taparan, pero estos ni caso hicieron, ante eso no le quedó más remedio que exhibirlos en las redes sociales siendo las autoridades municipales quienes actuaron de inmediato para acabar con esta injusticia.
Su preocupación por los animales es tal que cuando ve a los niños con las resorteras en la mano maltratando a los animales se sienta a platicar con ellos y les dice que todos pertenecemos a una cadena alimenticia y que merecemos respeto ya que unos se comen a otros. Los niños curiosamente le preguntan y ¿a nosotros quien nos come?, ella les responde los gusanos cuando morimos porque de eso se alimentan.
Sus acciones a su alrededor han impedido que el maltrato cunda pues aparte de cuidar a trece perritos, cuida de que las golondrinas de su casa no se vayan, de hecho ya es la segunda generación que hace sus nidos en las paredes y techos además cuando tiene tiempo se ofrece para ayudar a los vecinos con sus perritos a los que les da de comer cuando estos salen de viaje.
Yo soy feliz con mis animales aunque sea criticada por la gente que me dice que, qué gano con hacer esto pero es mi gusto y me siento feliz y así voy a continuar y creo que la experiencia más bonita que tengo es la compañía de los animales, además nunca están solos porque siempre hay quién los cuide y proteja.
Prueba del cariño y protección que les da a sus perros Virginia les pone música en la noche para que estén tranquilos y no escuchen los ladridos de los perros que pasan por la calle además de que puedan dormir mejor.
Siento que aporto algo con el amor que le tengo a los perros y esto es algo que voy a hacer mientras viva porque más que quererlos los cuido con vacunas contra la rabia, el parvovirus, el moquillo, los baño y cuido que estén bien, la verdad no tengo corazón de dejar un perro enfermo en la calle porque tengo miedo que muera, por ese motivo continuaré haciendo esto porque me nace del corazón y me siento bien.
HAY QUE PROTEGERLOS
- Quienes maltratan a los animales son personas con sentimientos reprimidos con problemas que deben tratarse antes de emprender la responsabilidad de hacerse cargo de ellos porque nunca lo harán bien.
No me gusta hacer cuentas de lo que me gasto en mis perros, así les digo porque los considero míos pero es alrededor de dos mil pesos en alimento al mes aparte de una cantidad igual por las revisiones médicas y las vacunas, pero para mí es muy satisfactorio y siempre lo voy a hacer”
Virginia Morones García
