Las mujeres menores de 20 años no están biológica, fisiológica ni emocionalmente preparadas para la maternidad porque su desarrollo endocrinológico aún no se completa, y sus órganos, incluyendo los reproductivos, no se encuentran aptos para enfrentarse al desgaste que implica un embarazo.
La jefa de Ginecología y Obstetricia el Hospital General de Zona (HGZ) No. 11 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Juanita Maltos, revela que para evitar complicaciones lo ideal es que se planee el nacimiento de los hijos entre los 20 y 30 años de edad.
Explica que antes o después de ese rango pueden presentarse complicaciones como anemia, infecciones, diabetes gestacional, partos prematuros y elevación de la presión.
Otros de los riesgos que implica el estado de gravidez en adolescentes son problemas de salud graves como la preclampsia-eclampsia; a la fecha continúa siendo la primera causa de enfermedad y muerte en las gestantes y cuyos orígenes aunque se desconocen, se relacionan con los embarazos en adolescentes y en mujeres de más de 30 años.
Las jovencitas que no tienen un desarrollo completo son más propensas a caer en anemias, lo que las hace susceptibles a presentar diversas infecciones (principalmente respiratorias y de las vías urinarias).
Un factor constante en los embarazos de adolescentes es que conciben sin tener una relación formal, lo que complica aún más su situación, pues se enfrentan al rechazo de su familia y de su propia pareja sexual, originando conflictos emocionales.
El Instituto Mexicano del Seguro Social mantiene campaña permanente en el área de Planificación Familiar donde se orienta a las personas sobre métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados y en edades que no convienen a su bienestar.
