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Nación

Cancela sueño la Ford en SLP

Por Agencia - 26 febrero, 2017 - 00:29 a.m.
Cancela sueño la Ford en SLP

Brenda Martínez instaló una cocina económica para atender a ingenieros y albañiles que trabajaban en la construcción de la nueva planta de Ford en Villa de Reyes, San Luis Potosí.

Su esposo, José Guadalupe García, renunció a su trabajo como operario de camión para emplearse en la automotriz, primero como albañil y luego como obrero de la planta, y mejorar su salario a 2 mil 500 pesos semanales.

Jesús García, suegro de Brenda, pidió un préstamo de 10 mil pesos para levantar dos cuartos que iba a empezar a rentar a los nuevos trabajadores.

De 25 años de edad y con un hijo que apenas comienza a caminar, José Guadalupe se había resistido a abandonar a su familia. Con la Secundaria terminada y sin posibilidades de encontrar otra fuente de subsistencia en este poblado que abandonó el cultivo de sus tierras ante el arribo del sector manufacturero, se empleó como obrero de diferentes fábricas de Villa de Reyes, en donde el salario mínimo era lo único a lo que podría aspirar.

Se convirtió en uno de los 10 mil habitantes de este municipio que son empleados directa e indirectamente por la industria automotriz. Primero, como ayudante general, después como montacarguista y, finalmente, como operador de un camión de carga en una empresa de llantas.

Cansado de ganar mil 500 pesos semanales, de no contar con seguridad social y de tener que caminar todos los días más de una hora para llegar a su empleo -pues ni la empresa ni los gobiernos local y estatal les proveían rutas de transporte-, José Guadalupe comenzó a pensar cada vez más en emigrar a Estados Unidos.

La promesa de los ingenieros de Ford era que la planta comenzaría operaciones a finales de 2018, que los habitantes de las comunidades aledañas, como Jesús María, serían los más beneficiados con las nuevas fuentes de empleo y que éstas durarían muchos años.

Sin embargo, el triunfo de Donald Trump y la amenaza de cobrar aranceles a las empresas automotrices que producen en México acabaron con los sueños de la familia García Martínez y con los de miles de pobladores de Villa de Reyes.

Lo que iba a ser una armadora de Ford que generaría dos mil 800 empleos directos y 10 mil indirectos, es hoy una estructura de hierro abandonada.

La comunidad de Jesús María, una de las 148 de Villa de Reyes, luce desierta y sus habitantes tristes. En sus calles es notoria la presencia de casitas de ladrillo rojo a medio construir, que iban a ser restaurantes, tiendas o cuartos para renta.

Brenda y su familia fueron de los primeros emprendedores: vendieron unos cuantos borregos, chivos y toros, pidieron préstamos y lograron reunir 50 mil pesos para iniciar sus negocios.

“Quedamos peor que antes, porque antes todos teníamos animalitos, que es a lo que más se dedica la gente aquí”, dice Brenda, “ahorita, ni animales ni trabajo ni negocio ni camino, nada, nos quedamos en cero”.

A un mes de que la empresa anunció la cancelación de la obra, los habitantes que dejaron sus empleos para pedir trabajo en la armadora siguen desempleados, las familias que vendieron lo poco que tenían para ampliar la oferta de servicios en la comunidad hoy encuentran sus inversiones ociosas y los accesos a la comunidad lucen destrozados luego de que la empresa automotriz los utilizara para sacar los escombros del terreno en donde construiría su nueva planta.

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