Varias startups israelíes se han sumado a un puñado de empresas de todo el mundo que tratan de producir carne de laboratorio, convencidas de que puede ayudar a resolver la creciente demanda de alimentos.
El producto está recibiendo distintos nombres, incluidos carne limpia, artificial o in-vitro, y consiste básicamente en células del animal cultivadas en un laboratorio, empleando una tecnología parecida a la de las células madre.
Si bien esta “carne sintética” tal vez no satisfaga todos los paladares, algún día podría competir con la carne de res o de pollo convencional, tal vez a precios más bajos.
“La producción de carne es una actividad muy ineficiente”, sostuvo Yaakov Nahmias, profesor de bioingeniería de la Universidad Hebrea y fundador de Future Meat Technologies. La carne cultivada, en cambio, emplea “10 veces menos agua, menos tierra, menos energía”, señaló.
Los promotores de esta iniciativa aseguran que la carne de laboratorio es sabrosa y menos dañina para el medio ambiente que la carne convencional. Produce menos gases de efecto invernadero y no hay crueldad animal en su producción.