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agencia reforma
Por agencia reforma - 22 junio, 2018 - 00:56 a.m.
Casi fuera
La Albiceleste terminó siendo humillada para los europeos 0-3 y se alejan de los Octavos de Final.

Nizhny Novgorod, Rusia.- La vida de Argentina está a punto de extinguirse en Rusia 2018 y con ella la posibilidad de que alguna vez Lionel Messi sea campeón del mundo.

El astro argentino está muy cerca de no saber lo que será levantar la Copa FIFA, al caer la Albiceleste 3-0 ante Croacia, con un baño de drama tras la forma en que sucedió y el lamento de miles de aficionados argentinos por las calles de esta ciudad rusa.

Drama que ya se vivía desde el empate contra Islandia, donde ya se percibía por buena parte de la afición con la Eliminatoria tan sufrida y por tanto cambio de entrenador en el ciclo mundialista.

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EL ÚNICO CULPABLE
Jorge Sampaoli, entrenador de Argentina, aseguró ser el único responsable de la derrota ante Croacia y ofreció disculpas a la afición; pidió no culpar al portero Willy Caballero por su error.

Lo del juego frente a los croatas corroboró el viaje en picada que sólo la combinación de resultados puede detener.

El infortunio se intensificó para el conjunto sudamericano al minuto 53, cuando el guardameta Willy Caballero intentó devolverle un balón al zaguero Gabriel Mercado y en el viaje lo interceptó Ante Rebic de volea para fusilar al portero más rechazado en su país.

La pesadilla la alargó Luka Modric al trapear el intento de marca de Nicolás Otamendi y poner de nuevo en evidencia a Caballero, quien fue como una silueta de piedra al no tener tino ni elasticidad al lanzarse por el balón.

Antes y después de cada gol, Argentina tuvo la misma imagen del primer partido ante Islandia, sin alguien que fuera un líder en el equipo, sin alma, sin quién pudiera dar la voz de orden dentro de la cancha o que con talento compensara la ausencia de esa mística en el funcionamiento.

Lionel Messi estuvo muy lejos de ello. No fue el jugador atrevido de sus partidos con el Barcelona, no encaró la batalla ni dialogó con sus compañeros. Se alejó de ellos en la operación y pareció incluso importarle poco lo que pasaba.

Así, con un cuadro argentino muerto en el césped, Ivan Rakitic se dio el lujo de hacer una faena en el área y colocar la tercer banderilla.

Ni la línea de tres ni los escasos intentos de Sergio Agüero, ni los relevos de Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala: nada sirvió.

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