Natalia, tomó productos para bajar de peso y lo que perdió fue su autoestima, personalidad y su salud
En su afán de tener el cuerpo de una modelo de pasarela, a una joven monclovense no le importó perjudicar su salud, su imagen y hasta su personalidad. Comenzó a utilizar pastilllas para bajar de peso: Ahí empezó la pesadilla.
Por más de un medio año, Natalia consumía diariamente pastillas para adelgazar, mismas que le llevaron a bajar alrededor de 21 kilogramos.
No era una mujer gorda pero si no con curvas pronunciadas que le atormentaban cada vez que se paraba frente a un espejo. No le gustaba su cuerpo y lo comparaba con el de las modelos profesionales.
A sus 25 años, hacía intentos por llegar a su cuerpo ideal, es decir, delgado, haciendo ejercicio al aire libre, en gimnasios y hasta en su propio departamento.
Sus actividades por lograr tener un cuerpo en donde se notaran sus huesos no rendían fruto y por ello entraba en desesperación constantemente.
Aún y cuando era una mujer muy atractiva, bien vestida, con un buen cuerpo y una personalidad que le destacaba entre sus amistades, Natalia se sentía mal, aseguraba que era una mujer gorda y esto vino a raíz de su primer embarazo.
Se molestaba consigo misma por no ver menos kilogramos reflejados en la báscula donde se subía a diario, después del baño.
Por pláticas de una conocida a quien no frecuentaba mucho, comenzó a inquietarse por iniciar un tratamiento de pastillas para adelgazar, mismas que se venden mediante pedidos en páginas de internet.
“Esto te hace bajar por que lo hace, es seguro Natalia” le comentó la persona que ni siquiera había ingerido en su vida ese tipo de producto.
Se trataban de pastillas costosas que tenían un precio superior a 1 mil 350 pesos por frasco, estas en realidad hicieron que su cuerpo quedará completamente delgado, sin embargo su salud era constantemente perjudicada.
Al paso de las semanas que inició a bajar de peso, su manera de ser ya no fue la misma, eran intensos sus dolores de cabeza, su estrés era incontrolable, el mal humor era el pan de cada día al igual que la paranoia.
Estas situaciones comenzaron a alejarle de sus amistades, quienes al ver sus trastornos por quedar en los huesos la estaban volviendo loca.
Luego de 4 meses que logró bajar 15 kilos tenía siempre unas ojeras pronunciadas, un rostro completamente demacrado que reflejaba que su organismo no estaba al cien por ciento.
Incluso su piel se hizo rasposa pues es bien conocido que este tipo de medicamentos deshidratan y aunque todo el día consumía litros y litros de agua, no lograba compensar los líquidos que su cuerpo estaba perdiendo.
Las descompensaciones vinieron después, en una de las ocasiones que más se vio afectada, permaneció dos días con sueros y medicamentos que le ayudaban a hidratarse, su familia no sabía que tomaba el producto milagro, solo le veía cada vez más delgada.
Una tarde de un domingo cuando se iba a reunir con sus tías y hermanas a convivir, Natalia nunca llegó, mucho menos contestó el teléfono, fue entonces cuando acudieron a buscarle a su departamento.
Al observar por la ventana estaba desmayada y sus dos pequeños asustados al ver a su madre tendida lloraban al no saber qué hacer.
Fue trasladada a una clínica particular en la ciudad donde se le indicó que por el tipo de sustancias que ingirió se estaba complicando su salud, estaba descompensada en todo aspecto y requería de mucho apoyo, buena alimentación, pero sobre todo de alejarse de las pastillas para bajar de peso.
Hasta que la joven notó el riesgo que corría su vida, fue cuando decidió dejar el tratamiento y prometió a sus hijo no volver a tomar jamás nada para estar delgada, con ayuda psicológica logró sanar esa obsesión por querer estar flaca y comenzó a tener buenos hábitos que a la fecha le han regresado una vida sana.