Todo un problema social es el abuso que sufren los pequeños por parte de sus maestros y todo aquel que labora en los planteles educativos.
El asunto ya alcanzó proporciones alarmantes, al grado que los padres de familia decidieron formar comisiones para cuidar de los niños en tanto permanecen en clase.
Claro que de esto no se dice nada de nada y menos nos atrevemos a preguntar a los superiores responsables de los planteles educativos, porque ellos dicen que no saben nada y que pronto comenzarán las indagaciones.
Lo peor del asunto, es que en tanto comienzan unas investigaciones por el otro lado les llega otro montón de denuncias convirtiéndose aquello en un cuento de nunca acabar.
Lo que hace falta, es que a estos mentados mentores les quiten el derecho de enseñar en las escuelas y se pongan a trabajar en los antros porque ese es el lugar que se merecen, aunque lo ideal es que pisaran la cárcel pero para siempre, porque depravados como esos no tienen cabida en la sociedad.
Se acabó la confianza de los padres hacia los maestros, cuando en aquellos tiempos se veía al mentor como el segundo padre de sus hijos, que les ayudaban en su formación para hacerlos personas de bien.
El calificativo de apostolado quedó en el olvido, desde que se supo cómo se las gastan los maestros dentro de las aulas, peor que delincuentes a los que el más grande de los castigos les queda corto.
Ya va siendo hora de que los jefes de estos se pongan las pilas y apliquen los correctivos que sean necesarios, para que de una vez por todas se acabe este problema de lo contrario los padres de familia tomarán la justicia por su propia mano y el asunto se pondrá peor.
Impotencia y rabia es lo que despiertan los violadores de menores, que no descarten mis dos lectores que el asunto se pondrá de color de hormiga si no se aplican los correctivos pertinentes.
¡Ah! pero eso no quita ni hace de lado los casos de abuso entre niños dentro de las aulas.
Penosamente pero tenemos que decirlo, que en la escuela primaria Ruperto del Valle allá en el municipio de San Buenaventura hubo un caso de “bulliyng” de los feos.
Resulta que en un salón de sexto grado hay un menor que está enfermo y que al parecer es de los nervios, porque incluso sus papás le ponen el medicamento en la mochila para que se lo tome en el transcurso de la mañana, de lo contrario se descontrola.
El caso es que los compañeros de este tienen cinco años de soportar sus arranques, pero el pasado miércoles se salió de control y no conforme con arañar a uno de los compañeros lo mordió en el cuello.
Sabemos que este tipo de situaciones se ven en todos lados, pero de acuerdo con la versión de las madres de familia que recibieron espantadas la versión de parte de sus hijos, el problema fue que su maestra los amenazó diciéndoles que se calmaran, que no había pasado nada y que no era motivo de comentarios.
Claro que los padres de familia se indignaron, no tanto por el comportamiento de los niños sino por la reacción de la maestra que suspendió por dos días a ambos, pero dentro del salón de clase le dijo al resto del grupo que los habían expulsado.
Donde está la justicia? No se supone que el maestro esta para cuidar a los niños y poner orden antes de que las cosas pasen a mayores?
Si el problema se hizo grande fue porque en su momento no se aplicó un correctivo y de eso el único responsable es el maestro.
Ni como ayudarlo.
Hasta Mañana.