¿Cervezas, ética y negocios? Sí, esto es serio. Muy en serio.
Probablemente justo ahora te estés preguntando de qué voy a hablar si se trata de cervezas y un concepto tan alejado de ellas como la ética, o incluso cómo se relaciona con los negocios, y la verdad es que la manera en la que se encontraron estos términos frente a mí la semana pasada fue una ocasión muy particular.
Hace unos días acudí con mis amigos de la universidad a una convivencia cercana a nuestro lugar de residencia, y salí muy mal parado de ahí frente a mis compañeros, por ser el único que se puso a reflexionar sobre ética y negocios cuando todos estaban enojados por la falta de cerveza en el lugar.
Aunque parezca ridículo que una situación tan banal me lleve a hacer una serie de preguntas profundas, la realidad es que las actitudes con las que lidiamos a veces en situaciones así son el superlativo de las pequeñas acciones que tomamos a la hora de tomar decisiones como emprendedores, con nuestros socios y clientes, e incluso con nosotros mismos.
Cuando mis amigos empezaron a quejarse a regañadientes de la cantidad de alcohol en la fiesta, uno de ellos se animó a decir que era su “derecho” tomar el valor del boleto que pagó para entrar en cervezas, y que en cuanto hubiera más iría a tomar todas las que pudiera para guardarlas, a lo que los demás contestaron que sí, y que preferiblemente se fueran con todas esas botellas a otro lugar.
Efectivamente así lo hicieron. Se robaron las cervezas y se largaron de la fiesta, conmigo como cómplice, por desgracia. Y digo ‘robar’ porque efectivamente eso hicieron, ya que cuando pagamos el boleto, su costo no es representado en su totalidad por los recursos alcohólicos de la fiesta, sino también por la administración, la locación, la organización, luces, renta, y otros servicios.
Aquí es donde empezó un serio cuestionamiento para mí: ¿quiénes nos creemos?, puesto que es una actitud que he visto no solamente en este lugar, si no que son muchas las personas que actúan así en los negocios, y que creo que dañan seriamente la conducta y la ética social con la que actuamos los emprendedores.
Es decir, ¿cómo vamos a colaborar si nos sentimos los merecedores de todo lo bueno que tiene el mundo?, o inclusive, ¿cómo nos vamos a comportar cuando tengamos un cliente que tenga esa misma actitud?. Si lo pensamos a detalle, es esta la actitud que alimenta problemas como la corrupción todos los días; basta con que alguien se sienta con el derecho de sobrepasar el límite de velocidad, y que lo observe un policía que se sienta con el derecho de abusar de su autoridad para que le pida una ‘mordida’ y el otro se la dé.
De la misma manera los emprendedores nos sentimos tan importantes como para evadir impuestos o no pagarle a un proveedor cuando algo no salió bien y dejamos de ocupar sus servicios que lo único que estamos haciendo es reducir la confianza en las empresas e instituciones, frenando la liquidez de las inversiones y enterrando las buenas prácticas.
A final de cuentas, ¿quién tiene la razón? y, ¿hasta qué punto es más importante cuidar nuestro ego que el contexto que rodea nuestras empresas?
Recuerdo hace un par de años escuchar a la presidenta de Jóvenes Empresarios de Coparmex en turno, -Tao Rivera, Directora de VirtuaMx-, decir que a los miembros de la comisión, -todos empresarios-, les interesaba combatir con la corrupción porque era un malestar social que contaminaba el entorno en el que sus empresas crecían, y creo que eso es cierto. Abrumadoramente cierto.
El dilema de las cervezas es un caso probablemente sin trascendencia, pero de donde se pueden rescatar enseñanzas muy interesantes, que además de compartir, me gustaría convertirlas en un compromiso expresado de manera positiva, y que como emprendedores debemos hacer con nosotros mismos, con el fin de cuidar la manera en la que hacemos negocios, el tiempo de los demás, y la salud social.
Trabajar la inteligencia emocional todos los días: Generalmente estos micro-momentos de emocionalidad desbordada son los mejores detonadores de actitudes irresponsables. Es por eso que los empleadores se evitan contratar candidatos que en sus pruebas psicométricas muestran tendencia a la impulsividad; ahora piensa qué harías tú como emprendedor o fundador de tu propia compañía si no puedes lidiar con esto.
Pensar en el otro como si fueras tú mismo cada vez que alguien cometa un error: Tal vez muy trillado de escuchar, pero la realidad es que la gente sigue sin hacerlo, y es probablemente porque no obedecen la recomendación número uno. Hazlo y así podrás entender las razones por las cuáles las personas toman ciertas actitudes, y por favor, no asumas que tú lo harías mejor porque nunca se puede entender al 100% las condiciones con las que juegan los involucrados.
Buscar el ‘deber ser’, a pesar de ser utópico e imposible de alcanzar: Si bien es cierto que a veces es difícil entender qué deberíamos hacer, debido a que se requiere hacer una valoración al respecto, también es cierto que muchas veces somos los protagonistas de nuestra propia concepción de la moral, porque solemos actuar de acuerdo a ella, siempre y cuando no nos arriesgue o incomode a nosotros mismos. El problema de esto es que un pensamiento individual siempre excluye al colectivo, y los negocios no se hacen solos.
Finalmente, quería comentar que es muy raro que se toque el tema de la ética en una etapa temprana de emprendimiento, ya que es más un área de conocimiento en la que más bien invierten los grandes corporativos, pero aún así debería ser un imperativo para los que vamos empezando, ya que nos toca construir el México y los negocios de mañana, y sin importar que haya muchas problemáticas de por sí ya mientras levantamos nuestros negocios, una actitud que busca el bienestar social probablemente se hará notar en el futuro, a través del comportamiento de nuestras organizaciones, que evolucionarán.
Llevarte unas cuantas cervezas de una fiesta es un acto debatible al final de cuentas, pero evitar una multa, o no pagar una factura, no sólo es egoísta e irresponsable, si no que también es ilegal y además el inicio de la desconfianza que los inversionistas y los bancos tienen para invertir en México.
Seguir los 3 consejos que pude rescatar de esta pequeña fábula con las cervezas, te ayudarán a construir un perfil de acción como emprendedor, y te ayudará a seguir tu propia intuición con seguridad al momento de tomar decisiones importantes en tu start-up, negocio o incluso tu trabajo, por lo que espero que sean de utilidad y que no sólo te hagan sentirte más confiado si no que sea nuestro grano de arena para contribuir al éxito empresarial desde nuestras comunidades.
Mi invitación final es realmente muy sencilla, pero de mucho poder: No tomes la cerveza de otro.