En este estudio, se dividió a cerdos de menos de dos meses de edad en dos estancias, cada una con tres especímenes manipulados genéticamente y cuatro normales, de los que uno estaba infectado por el virus de la peste porcina clásica.
Solo sobrevivieron los cerdos que pasaron por el proceso de edición genética y, aunque también contrajeron el virus, mostraron síntomas de menor gravedad y la presencia vírica en su sangre fue menos numerosa.
Asimismo, los científicos descubrieron que la resistencia al virus se puede transmitir a la primera generación de crías.