Argentina.- La justicia condenó con varias cadenas perpetuas a los responsables de los “
vuelos de la muerte”, un sistema de exterminio para desaparecer a detenidos políticos durante la dictadura y que cobró la vida de 4 mil personas que fueron lanzadas al mar desde aviones militares.
La denominada sentencia ESMA, por las siglas de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, es el mayor juicio en la historia de dicho país con 54 imputadas por delitos cometidos contra 789 víctimas.
40 años después de los acontecimientos, el Tribunal Oral Federal Número 5 condenó a prisión perpetua al genocida Jorge Acosta, quien fue Jefe de Inteligencia de la Unidad de Tareas 3.3.2 de la ESMA por privación de la libertad doblemente agravada contra perseguidos políticos y por su condición de funcionario en 125 casos.
Alfredo Astíz, también recibió una condena de prisión perpetua por homicidio triplemente agravado con alevosía y premeditación en dos casos, así como por su calidad de funcionario, quien privó de su libertad con violencia durante más de un mes en 153 hechos, además se le condenó por ocultar la identidad de menores de edad en otros 12 casos.
Randolfo Agusti Scacchi, ex jefe naval a quien se acusa de tres centenares de delitos de lesa humanidad, Mario Daniel Arrú, exploto de la Prefectura que realizaba “
vuelos de la muerte, Juan Antonio Azic y el militar Ricardo Miguel Cavallo, a quien se condenó por el secuestro, tortura y desaparición de 89 víctimas.
Las sentencias más significativas fueron aquellas impuestas en el megajuicio contra el grupo de ocho acusados juzgados por su responsabilidad material en los “
vuelos de la muerte”, con lo cual se prueba por primera vez la existencia de un plan de exterminio sistemático y cruel para desaparecer a los disidentes políticos del régimen.
Una de las periodistas que ha seguido el caso, presente en el juicio, detalló que los detenidos eran drogados con Pentotal antes de ser desnudados y subidos a camiones que los llevarían a un avión para ser arrojados al mar, cada miércoles.
La ESMA es en la actualidad un centro de memoria donde se reúnen los supervivientes de la dictadura argentina, debido a que no hay supervivientes de los “
vuelos de la muerte” y ningún militar a excepción de Adolfo Scilingo confesó sobre su existencia o participación, el megajuicio fue un proceso complejo que recayó en la labor de investigación a manos de los abogados de las víctimas en la documentación de vuelo que se conserva.
