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Coahuila

Confesiones de un taxista

Dina Flores
Por Dina Flores - 14 noviembre, 2017 - 00:17 a.m.

SAN BUENAVENTURA, COAH.- La vida lleva al ser humano por muchos caminos para alcanzar la supervivencia, la práctica de un sinnúmero de oficios le abre puertas hacia el progreso, rutas que seguir para alcanzar metas y también corazones que comprender.

De entre todos los oficios que existen resaltan los trabajadores del volante o taxistas que diariamente cumplen con doce horas de jornada e incluso en ocasiones más, pensando siempre en el cuidado y buena atención del cliente.

La vida de un taxista encierra muchas cosas que van desde el traslado del pasaje a su destino y el trato con él, los hay que con el paso del tiempo, de conocidos se vuelven amigos y dada la confianza que se tienen comienzan a hablar de asuntos más personales.

Son los clientes quienes convierten a los taxistas, además de choferes en sociólogos, paño de lágrimas, doctores, orientadores, la hacen de papá y mamá, dan consejos aunque no se los pidan pensando siempre en el bienestar de su cliente.

También son cargadores, maleteros, paramédicos y a uno que otro le ha tocado hacerla de partero, por aquello de que a la futura mamá se le adelantó el bebé y alguien tiene que recibirlo.

Pero también son un cofre lleno de secretos, de confidencias, de aventuras e infidelidades, que aunque no lo quiera y mucho menos lo deseen se vuelven cómplices sin querer y lo siguen siendo porque ante todo está cuidar su trabajo porque de ahí sale para comer.

La discreción en el desempeño de su trabajo lleva a los taxistas a vivir situaciones por demás complejas, que en ocasiones se antojan imposibles y no le queda de otra que quedar bien con Dios y con el Diablo para que no haya problemas.

En una jornada de trabajo el taxista hace de todo, incluso lleva los niños del cliente a la escuela, recoge a los de guardería y regresa a sus casas, se dan casos en los que es tanta la confianza que se ganan de parte de los clientes que estos les confían las tarjetas de crédito para que les retiren dinero del banco, incluso les compran el gas a los clientes y hasta los llevan a la puerta del consultorio para que sean atendidos.

“En esto la discreción es importante, si queremos cuidar nuestro trabajo debemos aprender a respetar a nuestros clientes y nunca ser partícipes de sus acciones, lo nuestro es trasladarlos hasta donde ellos nos digan porque nos van a pagar”, dicen.

CÓMPLICE DE INFIDELIDADES

Sin poder evitarlo, la mayoría de los taxistas que se ganan la confianza de algunos de sus clientes se convierten en testigos y cómplices de la doble moral que manejan en sus vidas.

Santiago “N”, un taxista con más de veinte años de labor en el pueblo y sus alrededores afirma que sin querer ellos se vuelven cómplices de las infidelidades de sus clientes.

Todo comienza con un saludo, después el cliente nos pide el número de teléfono para tenerlo a la mano en caso de que se les ofrezca y sí se les ofrece pero para ver a su otra pareja, eso si, nos pagan muy bien, de eso no podemos quejarnos.

Si bien es cierto que hoy día nadie se espanta de esto, por lo que respecta a la sociedad de esta localidad una cosa esta resaltando y es la infidelidad de la mujer hacia su esposo.

VIAJAN DE MADRUGADA PARA VER A SUS AMANTES

Son las mujeres quienes anticipadamente solicitan los servicios de un taxi para que las lleve a los pueblos cercanos como es Abasolo, Rodríguez, Escobedo, etc., para ver al “otro”.

Pero lo hacen a las tres o cuatro de la mañana, incluso piden que las esperemos porque tienen que llegar antes de que su esposo regrese del turno de tercera.

Claro que son viajes caros pero los pagan y son las mujeres las que más lo solicitan.

SERVICIO HASTA EL HOTEL

Nazario “O”, taxista de toda la vida comenta que si bien es cierto que las mujeres son mas requisitosas a la hora de pedir los servicios de un taxi, una vez que agarran confianza las cosas cambian.

Se cuentan por docenas los casos de mujeres infieles de destacada solvencia económica que piden sean levantadas en determinado lugar donde dejan aparcado su auto, por supuesto de lujo, por lo general en casa de una amiga o conocida en donde las recogen y llevan al hotel, esperan que se levante la cortina y se meten con todo y carro para que ella baje y después se retiran. El mismo procedimiento lo hacen al recogerla, eso si nunca ven quien está en el cuarto ….. o a lo mejor es alguien de su mismo género pero el caso es que nunca saben quién es.

MUDOS TESTIGOS

Ser parte de la doble vida de una persona es algo delicado dice José “P”, porque se dan cuenta del deterioro de una pareja mediante las acciones que emprenden para perjudicar su matrimonio.

He vivido en carne propia situaciones como estas y en muchas ocasiones me siento impotente, pero como taxista nada puedo hacer, solo me concreto a llevar y traer clientes a cambio de una paga.

Narra que en una ocasión un cliente le pidió que lo llevara a determinado lugar y así lo hizo. Más tarde la esposa de este le dijo que lo llevara a donde antes había llevado a su esposo porque le había mandado hablar. Nunca se imaginó lo que iba a pasar, salió el hombre medio desnudo y una mujer a medio vestir, por lo que la bronca no se hizo esperar, la trifulca fue tal que hasta él salió perjudicado sin querer, porque al final la pareja le hizo severos reclamos.

Ese matrimonio se acabó, fue una lástima, eran muy jóvenes y tenían niños que hoy viven con su mamá.

Hay relaciones extramaritales que aún prevalecen y por muy discretas que se manejen y casi nadie las sepa, el taxista si lo sabe y muy bien, pero tiene la consigna de ser discreto, incluso de no verlos a los ojos ni siquiera a través del espejo retrovisor para evitar que se delaten.

Conocemos la vida de casi todo el pueblo, pero por nuestro trabajo somos mudos testigos de lo que pasa y no solo de los adultos, también de jovencitas y muchachos que aparentan una cosa en su casa y son muy distintos fuera de ella.

Incluso los taxistas entrevistados afirman que este tipo de acciones les ayudan mucho económicamente, pues les pagan más y hasta propina les dan, todo a cambio del silencio, es decir “ si te veo no te conozco”.

TAXIS MANDADEROS Y COBRADORES

La necesidad lleva a la población senecta a pedir ayuda y más cuando se trata de desplazarse fuera de casa, en estos casos el taxi es la mejor solución, claro una vez que se tiene confianza, los hay que van por la tarjeta del banco para sacar la pensión y la entregan a su dueño, pero también hacen pagos como la luz, el agua y en algunas ocasiones hasta el mandado les compran previa lista que les entrega el solicitante.

Ser taxista es toda una aventura llena de experiencias, se requiere de ser muy maduro, discreto, sordo para no oir las cosas que platican los clientes y que nos pueden comprometer, ciego para no ver lo que pasa en cuanto a infidelidad entre las parejas y mudo para hablar estrictamente lo necesario.

CLIENTES BORRACHOS

Algo que detestan los taxistas son los clientes borrachos, pero más las mujeres en estado etílico porque se vuelven insoportables, dicen que no se aguantan y las hay que hasta se han atrevido a pedirles que se quiten del volante porque ellas saben manejar mejor.

Pero también están las que a cambio de servicios sexuales pretenden pagar la dejada, eso es algo común, afirma Daniel “Z” quien se desempeña desde hace doce años , siendo en este caso, lo más aconsejable es gastar más de gasolina para llegar a la comandancia de policía y denunciar a la clienta.

Hoy día ya no levantamos borrachos, no les hacemos caso, solo a los que son muy conocidos o algún familiar que en mala hora se le pasaron las cucharadas y ni modo de dejarlo tirado, porque puede ser peor ya que hay ladrones que están al acecho para aprovechar cualquier descuido.

En cuanto a los asaltos, dijo que en el pueblo no se han dado pero que tampoco se descarta, por eso extreman precauciones ya que ante todo está su seguridad y la de su familia.

Nuestra memoria guarda muchas cosas, algunas buenas otras malas pero afectan aunque no queramos, porque nos damos cuenta de que hay cosas que no se deben hacer, no se deben decir pero a nosotros solo nos queda escuchar, ver y callar, claro que si nos piden ayuda la damos porque no solo es estar al frente de un volante, es ver por nuestros clientes ya que si hasta eso hemos llegado es porque ellos así lo han querido.

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