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Coahuila

Conquistan las cimas más altas de México: Diario de un alpinista

Por Mónica Meza - 17 noviembre, 2018 - 08:46 a.m.
Conquistan las cimas  más altas de México: Diario de un alpinista-. Lograron el reto en solo 6 días, escalaron las tres montañas más grandes del País.

¿Por qué escalar montañas?  La razón es porque están ahí” y siguiendo la filosofía del británico George Mallory , cinco monclovenses lograron la gran hazaña de subir las tres cumbres más altas de México en tan solo una semana.

Se tratan de Paco Alfaro y sus compañeros de aventura Emilio González, Pedro Sánchez, Edgar Martínez y Federico Romero.

Hace algunos meses,  estos cinco monclovenses tuvieron la inquietud de cumplir el reto, al principio sonaba muy ambicioso, pero supieron que preparándose adecuadamente podían lograrlo.

El reto se denominó  “Trilogía Neovolcánica de México”,  era subir las tres montañas más altas de todo México en solo una semana, la primera de ellas fue el Pico de Orizaba o Citlaltepetl, ubicado en los límites del estado de Veracruz y Puebla, con 5mil 636 metros sobre el nivel del mar.

La segunda fuer Iztaccihuatl o la Mujer Dormida, ubicada en los límites del Estado de México y Puebla con 5mil 280 msnm y por último  El Nevado de Toluca o Xinantecatl, ubicado en el Estado de México, con sus 4 mil 680 msnm.

Dentro del reto contemplaban el Popocatepetl que está en activo y emitiendo exhalaciones desde ya hace varios años, pero debido a que la Secretaria de la Defensa Nacional lo mantiene actualmente en el semáforo amarillo fase 2, no permiten el acceso, lo descartaron.

Los cinco emprendieron la gran aventura, hicieron anticipadamente la logística y planeación del entrenamiento para realizar este viaje,  hubo un plan de entrenamiento el cual les  llevó cerca de 3 meses,  cardio diariamente entre semana y cada 15 días, en fines de semana,  subiendo alguna montaña para empezar a trabajar en diferentes grupos de músculos o para un fin determinado.

Empezaron las cumbres de aclimatación el día viernes 14 de septiembre, haciendo una caminata nocturna, subieron “El cerro de la Gloria”, la distancia total fue de 22 kilómetros  y regresaron al punto de partida a las 8 am, habiendo entrenado con esta cumbre distancia, resistencia y empezar a aclimatarnos en las caminatas nocturnas.

La segunda cumbre de aclimatación seleccionada fue la de Mitras, en Monterrey Nuevo León, fue una elevación de 825 msnm, fue un camino empedrado y con una pendiente muy pronunciada, hubo peligro de caer en los voladeros, fueron solo 8 kilómetros, pero por el grado de inclinación fue muy pesado y un excelente entrenamiento enfocado en la fortaleza física.

Después de 15 días de la última cumbre y sin faltar al entrenamiento diario, se llegó el turno de la tercera cumbre de entrenamiento, la cual fue el Potosí.

El Potosí se encuentra ubicado en el municipio de Galeana Nuevo León la cual es la montaña con más elevación de toda la Zona Noreste de México, tiene una altura de 3mil 712 msnm. Pernoctaron en la parte alta de la montaña para empezar la aclimatación a la altura.

Necesitaban que sus cuerpos empezaran a trabajar en la ausencia de oxígeno.  En esta cumbre empezaron a sentir los efectos de la alta montaña, entrenando con esto resistencia, distancia y aclimatación.

La cuarta y última cumbre de entrenamiento, fue la montaña más alta de Coahuila, es el Morro, en la sierra La Martha, Arteaga,  esta comparte ese título con la cumbre La Viga en la Sierra San Rafael, que están prácticamente juntas y ambas cuentan con 3mil 710 msnm.

Aunque solo recorrieron 12 kilómetros totales en esta cumbre, la finalidad fue someterse de nueva cuenta a la altura y continuar con el plan de aclimatación para las cumbres que estaban por venir sin exponerse a alguna lesión ya que estaban a solo una semana de emprender el reto.

Cabe mencionar que en esta ocasión les tocó clima un poco adverso, ya que en la noche llegaron a temperaturas varios grados bajo cero, el agua que dejaron afuera de las tiendas de campaña, así como los techos de las tiendas amanecieron completamente congelados.

El sábado 3 de noviembre  estaba marcado en el calendario como el día del inicio de la aventura Emilio, Pedro, Edgar, Federico y Paco Alfaro emprendieron la gran experiencia.

NEVADO DE TOLUCA

Salieron de Monclova hacía Toluca directo al parque del Nevado de Toluca para subir hasta el refugio y pasar ahí la noche. Ya por la mañana se fueron a caminar a la zona del cráter, en donde se encuentran las imponentes lagunas del sol y la luna, posteriormente a la cima.

El clima los sorprendió ese domingo con una tormenta de hielo y nieve la cual pintó de blanco poco a poco todo el paisaje, la caminata se hizo un poco más pesada por el frio que se sintió con la tormenta, después de alcanzar los 4 mil 680 msnm  y habiendo regresado al refugio, se cambiaron la ropa mojada y descendieron para comer en la base de la montaña, en el parque turístico venados.

EL IZTACCIHUATL.

Cruzaron la Ciudad de México con su estresante tráfico, llegaron a Amecameca, que es el poblado más cercano a la segunda montaña del reto, el Iztaccihuatl.

En Amecameca durmieron toda la noche en un hotel, en cama, calientitos, para al día siguiente subir a Paso de Cortes, que es un punto turístico ubicado entre los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl y que también es el lugar en donde se registraron para poder acceder a la montaña.

Dejaron el vehículo en un paraje conocido como La Joya y allí empezó el cansado ascenso al Iztaccihuatl o Mujer Dormida. Siguieron  la ruta de Los Portillos, el arenal, paso de buey, y posteriormente al refugio de los cien, que es en donde descansaron  un poco para continuar más tarde con el ascenso final a la cima.

Siendo las 3:00 am empezaron el ascenso por el difícil arenal,  se empieza subiendo siempre de madrugada porque se encuentra totalmente congelado y hace que los crampones ( picos en las botas ) se fijen mejor al suelo y así permitan subir a las rodillas, esta parte es la más difícil de esta montaña.

Después de algunas horas de caminata en la madrugada consiguieron subir a los 5 mil msnm, ya estando sobre las rodillas y se enfilaron hacia el glaciar, que fue donde les tocó el amanecer de ese martes 6, el cielo a diferencia del que les tocó en el Nevado de Toluca ahora estaba completamente despejado y con visibilidad al 100%, así que les  permitió una majestuosa vista de todo el valle de México y de las montañas cercanas.

Caminaron sobre la panza, para posteriormente algunas horas más tarde subir al pecho, que es la cima con sus 5 mil 280 msnm  y con la satisfacción de haber conseguido dos de las tres cumbres que habían  fijado, en esta montaña pese a que era un día entre semana había una gran cantidad de alpinistas de todas partes del mundo, Brasileños, Italianos, Norteamericanos, etc, la amabilidad y hermandad que se percibe en la montaña no tiene comparación.

Emprendieron el descenso de la montaña que generalmente es lo más complicado, algunos de los miembros de esta expedición  empezaron a dar síntomas de mal de alta montaña,  esto es porque a esas alturas el oxígeno que contiene el aire es de mucha menor cantidad.

El cuerpo empieza a ajustarse y se refleja en síntomas de mareo, somnolencia, nauseas, vomito, desorientación, falta de apetito, cansancio y en casos extremos puede llevar hasta la muerte, así que inmediatamente aceleraron el paso para bajar de la montaña a un área donde hubiera más densidad de oxígeno.

Siendo las 3:00 de la tarde ya estaban de vuelta en el vehículo. Se trasladaron de nuevo a Amecameca, en donde pudieron descansar, comer y rehidratarse para reponerse de todo el cansancio que traían de las dos montañas que habían logrado.

El Miércoles 7  retomaron carretera ahora con rumbo a Puebla, para después ir a un poblado llamado Tlachichuca, que es el poblado más cercano a la falda de la tercer y última montaña en el itinerario, la montaña más alta de todo México, el Citlaltepetl o Pico de Orizaba.

EL CITLALTEPETL O PICO DE ORIZABA.

Ya en Tlachichuca durmieron muy cómodamente en un hostal propiedad de la familia Canchola, en donde Don Joaquín y su hija Maribel los atendieron de maravilla.

“Si alguna vez andan por allá les recomiendo ampliamente llegar con ellos, pueden preguntarle a cualquier persona del pueblo por ellos, son más que conocidos” señaló Paco Alfaro.

Al amanecer el Jueves 8 y sin poder reponerse de las dos cumbres anteriores, con más determinación que ganas emprendieron el viaje de casi dos horas en vehículo 4x4 desde Tlachichuca a el refugio Piedra Grande, el cual se encuentra a 4 mil 200 msnm y desde donde se inicia el camino a la cima por la cara norte.

Allí durmieron un rato ya que a la primer hora del día viernes,  decidieron empezar el difícil camino de ascenso a la cima, empezando por los acueductos, llegando al primer nido, después al segundo, atravesando el laberinto de hielo y después auxiliados con los crampones y encajando el piolet a cada paso, ir subiendo el peligroso glaciar centímetro a centímetro.

A esas alturas se da un paso y se respira profundo,  ya que el oxígeno no alcanza y en todo momento se sentían "bofeados", así que no solo se trata de tener una excelente condición física o una gran preparación previa, subir una montaña de ese tipo es 80% mental.

“Si no cuentas con una mentalidad adecuada para vencer todos los miedos y adversidades como el cansancio extremo, la falta de oxígeno, el insomnio o las gélidas temperaturas de hasta menos 15 grados, difícilmente conseguirán la meta”, comentó Paco Alfaro.

Después de 8 horas continuas de caminata en la madrugada sin descanso y entre el frio congelante, por fin llegaron al cráter del volcán, el cual anunciaba que estaban a escasos metros de conquistar la tercer y última cumbre de este reto, llegaron aproximadamente a las 9 am de ese viernes 9 de noviembre.

Se cruzaron con compañeros alpinistas de otras nacionalidades, como un grupo de norteamericanos y otro de polacos, permanecieron en la cima por unos 45 minutos en lo que  se tomaban las fotos del recuerdo y contemplaban la maravillosa vista de México desde su punto más alto, para después emprender el regreso, que es lo más complicado de ir a una montaña.

El descenso transcurrió sin problema, pero no pudieron dejar de pensar que solo una semana atrás tres personas habían perdido la vida en ese preciso lugar por hipotermia, así que cada paso que daban lo hicieron con mucho cuidado.

“Damos gracias a Dios y a las montañas por habernos permitido subir todas y cada una de ellas, ya que siempre nos mantenemos humildes ante las fuerzas de la naturaleza y jamás tratamos de forzar las cosas, hay que guardar todo el respeto que se merecen ya que lamentablemente muchas personas sufren accidentes e inclusive pierden la vida en estos lugares intentando subirlas”, comentó.

Conquistaron las tres montañas más altas de México en solo 6 días, con una gran satisfacción por que Dios les  permitió completar ese reto, con mucho cansancio, pero valió la pena.

Al día siguiente y después de un merecido brindis y descanso, retomamos carretera para muchos kilómetros y horas después llegar de nuevo a Monclova.

“Agradezco a nuestras familias por la paciencia, la confianza y el apoyo incondicional para realizar este proyecto, así como mi respeto y admiración a mis compañeros alpinistas Emilio, Pedro, Edgar y Fede por esta gran aventura que emprendimos juntos y que definitivamente ninguno de nosotros olvidaremos por el resto de nuestras vidas”.

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