En un buen encuentro de futbol, el equipo felino venció a domicilio 3-2 a una Máquina Celeste que una vez más se queda sin liguilla
CIUDAD DE MÉXICO.- Fue el último partido de este año en el Estadio Azul, el de la más baja asistencia, los abucheos y la muestra de amor propio de Cruz Azul, que no alcanzó para evitar la derrota ante el León.
Un partido de resistencia más que de otra cosa para La Máquina, con un equipo dividido, en el que casi todo se intentó por individualidades sin encontrar claridad en el ataque. Por eso hubo momentos en los que La Fiera pareció ser el local, proponiendo y llegando a la portería rival en busca de su objetivo de alcanzar la liguilla.
Ya desde el inicio, Germán Cano, Luis Montes y Mauro Boselli estuvieron cerca de vencer a Jesús Corona, con remates prácticamente mano a mano que; sin embargo, no encontraron la red. Aun así, el nivel de juego del cuadro dirigido por Javier Torrente siguió marcando una idea clara, con mucho juego de asociación y triangulaciones rápidas.
Justo de eso se sirvió La Fiera para irse adelante, tras un pase largo de Elías Hernández que Fernando Navarro persiguió y ganó, a pesar de la salida tardía de Corona, para empujar el balón al fondo del arco (26'). Siete minutos después, se repitió la misma fórmula: pase de Montes para Boselli, que terminó por definir Germán Cano para el 2-0.
El único contrapeso generado por Cruz Azul en más de 45 minutos vino de Jesús García, con dos escapadas por la banda derecha que terminaron con remates desviados sobre la portería de William Yarbrough. Fuera de eso, ni Joao Rojas ni Jorge Benítez y aún menos Chaco Giménez lograron darle vida a un equipo totalmente superado.
Fue una noche fría en el Azul, tanto en condiciones climáticas como en la en la poca entrada que hicieron los aficionados. Pero, al final, La Máquina le puso calor, reaccionó y generó entusiasmo con los goles de Aldrete (65'), de tijera, y de Jesús García (76') con un remate cruzado de derecha.
Entonces, el León, que había vuelto a mostrar el apetito feroz que lo ha caracterizado desde la llegada de Javier Torrente, cambió la valentía por la intimidación. Echó el equipo atrás y estuvo cerca de perder el juego, de no ser por una gran atajada de Yarbrough frente a García.
Cuando sus posibilidades de entrar entre los mejores ocho se le escapaban, en la última jugada del encuentro, Guillermo Burdisso se levantó por encima del Maza Rodríguez y mandó el balón al fondo, a pesar del esfuerzo de Corona. Un triunfo agónico, pero que le da vida para aspirar a la calificación. A Cruz Azul, por otra parte, no le alcanzó.
