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CULTURA CIUDADANA

Por Agencia - 28 marzo, 2018 - 04:47 a.m.
CULTURA CIUDADANALic. en Derecho con concentración en Gobierno y Transformación Pública Tec. de Monterrey  Facebook: Clarissa Guevara Twitter: @clarissaguevar

CLARISSA GUEVARA

¿Qué pasa con los estadounidenses y las armas?

Pasa que Estados Unidos está solo en su apego histórico y cultural a las armas de fuego. Es deicr, América está totalmente armada. Y sin duda alguna, Parkland ha vuelto a encender el debate sobre el control de armas y los derechos sobre el uso de armas que tienen las y los ciudadanos estadounidenses en su país.

Y puedo decirles que no creo que haya otro país desarrollado en el mundo que tenga remotamente el problema que ellos tienen. Se estima que hay más de 270 millones de armas en manos de civiles en los Estados Unidos, lo que convierte a los estadounidenses en las personas más fuertemente armadas del mundo per cápita. Y si de comparar se trata, nos encontramos con Yemen, una nación tribal, sin historia de un gobierno central fuerte o de estado de derecho, que compite en este estándar con un segundo lugar, después del país norteamericano.

Desde el capitolio hasta las estanterías bien surtidas de las tiendas Walmart en todo el país americano, las armas de fuego son consideradas como un objeto común, si se trata de artículos de consumo, las cuales se encuentran al alcance de millones de cazadores, recolectores y ciudadanos. No obstante, un estudio realizado por el lobby-anti armas ubicado en Washington nos dice que esas armas disparan a más de 100.000 personas al año. Solo en el año de 2010, hubo más de 30,000 muertes causadas por armas de fuego cuando se contabilizan el número de homicidios, suicidios y muertes accidentales.

La memoria colectiva de América, del Salvaje Oeste en los años 1800, los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King hace medio siglo y masacres escolares como Columbine en 1999, Virginia Tech en 2007, y Parkland este año, son hechos que si bien, tienen su causa en el uso y control desmedido por las armas.

“Es innegable”, escribe Clayton Cramer, autor de “Armed America: la notable historia de cómo y por qué las armas se volvieron tan estadounidenses como el corndog”. “Las armas están en el centro de gran parte de la historia de Estados Unidos, sus leyendas y sus horrores”.

Hubo armas en Estados Unidos mucho antes de que el Estados Unidos que conocemos hoy, haya nacido. Los primeros colonos en varios estados estaban obligados por ley a poseer y mantener armas como una cuestión de defensa colectiva.

Incluso, y reflejo claro de ello, descansa en la Constitución de los Estados Unidos, que declara que “una milicia bien regulada es necesaria para la seguridad de un estado libre, por lo tanto, no se infringirá el derecho del pueblo a tener y portar armas”.

Ahora bien, durante más de dos siglos, eso siguió siendo una garantía importante, pero en gran medida ignorada, sujeta a una modesta serie de controles. Pero en 2008 y 2010, los fallos de la Suprema Corte de Justicia otorgaron ese derecho constitucional, disminuyendo drásticamente la autoridad de los gobiernos estatales y locales para limitar la posesión de armas.

Los legisladores estatales amistosos con las armas también han estado activos. Aproximadamente la mitad de los 50 estados de EE. UU. Han aprobado leyes que permiten a los propietarios de armas portar sus armas de manera abierta en la mayoría de los lugares públicos. La mayoría de los Estados Americanos tienen leyes de “soporte firme” que permiten a las personas matar si se ven amenazadas, incluso, en algunos casos, si pueden escapar de la amenaza sin violencia.

Pero las leyes (como todo) están siendo impulsadas por la política, y la política de ahora está siendo impulsada por grupos como la Asociación Nacional del Rifle – ANR, la cual se ha convertido en uno de los entes políticos más poderosos del país. Con tan solo decir, que The Washington Post estima que la ANR tuvo éxito al ayudar a elegir a cuatro de cada cinco candidatos que se aprueban durante las elecciones al Congreso.

Los estadounidenses que no desean ningún tipo de control sobre las armas, se han convertido en una pequeña minoría, que necesita ante todo ser visibilizada.

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