México.- Los seis magistrados salientes de la Sala Superior del Tribunal Electoral federal dejan tras de sí una estela de decisiones cuestionadas, acusaciones de conflictos de interés, así como sentencias y actos polémicos.
Su llegada, en noviembre de 2006, se dio entre acusaciones por el reparto por cuotas de los partidos políticos: María del Carmen Alanís, Flavio Galván y Pedro Penagos, apoyados por el PRI; Constancio Carrasco y Salvador Nava, por el PAN, y Manuel González Oropeza, por el PRD.
Después de 10 años en el cargo, los magistrados serán recordados, entre otros temas, por haber calificado la elección presidencial de 2012; por no castigar los múltiples violaciones a la ley del Partido Verde; por haber perdonado al PRI y al PVEM la compra de votos a través de tarjetas, conocido como el caso Monex, y por no sancionar a Enrique Peña Nieto cuando promocionó a nivel nacional sus informes cuando era Gobernador del Estado de México.
El primer caso sonado fue cuando Flavio Galván tuvo que renunciar a la presidencia del Trife, en agosto de 2007, debido a que la Contraloría interna y el Consejo de la Judicatura Federal investigaban presuntas anomalías de su coordinadora de asesores, Norma Inés Aguilar, relacionadas con la adquisición de un inmueble del organismo electoral.
En 2011, los magistrados eximieron al entonces Gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto por publicitar su imagen a nivel nacional con ayuda de las televisoras, con vistas a su eventual candidatura presidencial, decisión que desató acusaciones de algunos de los partidos sobre una supuesta parcialidad del Trife.
El PAN y el PRD exigieron la renuncia de la entonces presidenta del Tribunal, María del Carmen Alanís.
En una revelación de REFORMA, en marzo de 2011, se confirmó que Alanís ofreció una cena en su casa, antes de la decisión para exonerar a Peña Nieto, a la que acudieron, entre otros, el consejero Marco Baños, el actual líder tricolor, Enrique Ochoa, así como los priistas Sebastián Lerdo de Tejada y Luis Videgaray.
