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¡Desafiando a Sables! Requiere apoyo para regresar y conquistarlo

Por Luisa Chavez - 15 julio, 2019 - 01:44 a.m.
¡Desafiando a Sables! Requiere apoyo para  regresar y conquistarloRodríguez es el primer monclovense en participar en este Ultra Maratón.

Cuando era niño le fascinaba ver el desierto en las películas y en los libros de geografía. Desde ese entonces, Eberardo Rodríguez García tenía una cita con la historia, que cumplió a sus 39 años al convertirse en el primer monclovense y único mexicano en participar en la Edición 34 del Ultra Marathon Des Sables que se lleva a cabo en el Desierto del Sahara, al sur de Marruecos.

Rodríguez García, nació el 23 septiembre de 1979 en Monclova y creció en la colonia Asturias.

Es el segundo hijo del matrimonio de Martha y Eberardo, y tiene dos hermanas; Martha y Rocío.

El monclovense de 39 años de edad contó su aventura por el Desierto del Sahara.

Actualmente radica en Apodaca, Nuevo León y es egresado de la Universidad Humanista de las Américas de la carrera Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones.

Sentado en el sillón principal de la sala de su casa en Asturias y en compañía de su familia, Eberardo muestra con orgullo su libro de ruta del Ultra, llamado también como el Maratón de Arena, el cual conoció a través de Internet en el 2015 cuando apenas iniciaba a practicar el atletismo.

Durante seis meses ahorró para costear su aventura valuada en cien mil pesos, se inscribió en abril del año pasado y en junio inició su entrenamiento con distancias largas, fuerza en el gimnasio y llevó una dieta balanceada.

A pesar que fue el único mexicano que pudo registrarse a esta edición, nunca comentó sus planes a su familia o amigos. Sólo su novia Ericka Morales fue su cómplice y le guardó el secreto hasta hace tres semanas.

“Si lo hubiera hecho público, la verdad me hubieran dicho que estaba loco. Hay mucha gente que no entiende una competencia de esta magnitud de 226 kilómetros. No quería que mis papás se enteraran porque se iban a preocupar y sólo les dije que me iba de vacaciones a Europa”, hace una pausa mientras ve a su novia y a su hermana Rocío.

El Ultra Marathon Des Sables, organizado desde 1986 por el francés Patrick Bauer, se ubica en el top ten de los más extremos del mundo, debido al recorrido de sus seis etapas durante siete días entre arena y dunas, y el intenso calor de hasta 50 grados.

¡UN TÉ HIRVIENDO EN PLENO DESIERTO!

En el primer día de la competencia, que fue el domingo, se mostró ansioso por escuchar el disparo de salida y en ningún momento pensó en retirarse, al contrario, estaba más motivado que nunca para la prueba de 32.7 kilómetros.

En los primeros tramos del recorrido estaba muy pedregoso, se encontró con dunas de 2 metros de altura, y pasó por un pueblo de escasos recursos. Sus casas eran de arena y los niños salían a pedir cosas.

“Es una experiencia única, algunos compañeros sí le daban de comer a los niños galletas y dulces. Yo iba muy justo, sólo los saludaba y no les di nada, pero lo haré la próxima vez”, sonríe y termina de contar.

Otra anécdota fue la necesidad de ir al baño durante el recorrido. No había un lugar en particular, así que se alejaba un poco al igual que sus compañeros y cumplía lo que tenía que hacer, aunque terminara empapado de arena.

“En varios tramos, las mujeres y los hombres se paraban a un ladito y ahí hacían sus necesidades. Uno como hombre es difícil, ahora imagínate a las mujeres. Cuando me topaba con mis compañeros, me volteaba hacia otro lado por respeto, espero que hayan hecho lo mismo por mí”, expresó.

Eberardo pide apoyo al público en general para participar nuevamente en Marruecos.

En el kilómetro 20 empezó el cansancio y sentía un dolor en los pies. La arena, el calor y cargar la mochila por tanto tiempo, hicieron estragos; ampollas.

Después de 6 horas y 37 minutos cruzó la meta. Como es tradición recibió un té típico y estaba hirviendo, algo paradójico para él por la temperatura que se registró de 44 grados. De inmediato se fue a preparar sus alimentos, se curó sus pies y a descansar.

SUPERÓ LAS DUNAS Y EL CALOR EN LA SEGUNDA ETAPA

¡Bien hecho mexicano! ¡Vamos gigante del desierto! ¡Buen trabajo mexicano! Es lo que escuchaba Eberardo en los últimos 300 metros a la meta. En ese momento dejó atrás su cansancio, aceleró el paso, cruzó la línea entre aplausos y dejó huella en el desierto.

El monclovense fue el último en cruzar la meta en la segunda etapa, considerada la más difícil y muchos atletas abandonaron la prueba.

Por las ampollas en sus pies no pudo iniciar la prueba de 32 kilómetros como él quería. Su paso era lento y tuvo que sortear 13 kilómetros de dunas de 20 metros de alto con una temperatura de 50 grados entre una y tres de la tarde. Fueron 5 horas interminables de subir y bajar, y todavía faltaba mucho recorrido.

“El sol estaba a plomo, me empezó a dar hambre y no quería comer. Me quedé sin agua. Me preguntaba a qué horas se va a terminar, ya quiero salir de las dunas. Veía a corredores que me pasaban y en un punto me enteré que muchos se quedaron en el camino”, comentó.

Compartió carpa con corredores de Argentina, Costa Rica, Colombia y España.

En los últimos 6 kilómetros se convirtió en el último corredor; lo único que lo motivaba era poder terminar y hacer algo verdaderamente grande.

En un tramo, se acercaron doctores y lo motivaron al decirle que tenían una sorpresa en la meta.

A 300 metros, estaban todos los competidores apoyándolo con cánticos y porras, eso lo motivó y cruzó la meta después de siete horas.

REFLEXIONA SOBRE SU VIDA EN LA ARENA

Después de recibir atención médica para curar sus pies, al siguiente día participó en la tercera etapa con distancia de 37 kilómetros.

Con paso lento, pero seguro tomó el reto y el recorrido no había subidas o bajadas, sólo eran tramos largos planos con mucha arena.

A pesar que ocultó su participación a su familia, siempre lo apoyaron.

“Tú veías hacia el frente y lo único que vías eran tus compañeros a kilómetros. Eran rectas interminables y no veías el fin. En ese lapso tienes mucho tiempo para pensar y reflexionar sobre tu vida. Realmente es una experiencia de vida que te deja marcado para siempre. Llega una persona y regresa otra”, declaró.

Durante el recorrido sintió el cansancio acumulado en las piernas, iba racionando el agua y el tiempo. Avanzaba un kilómetro cada 15 minutos y solo veía el reflejó del sol en la arena.

Nuevamente recurrió a la motivación mental; se imaginaba que había terminado la carrera, su regreso a casa y ver a su familia para contarles lo que había logrado.

A pesar de las adversidades llegó a la meta, aunque su cuerpo y mente empezaron a deteriorarse por el esfuerzo y cansancio.

DECIDIÓ PARAR POR SU SALUD EN LA ETAPA REYNA

El miércoles fue la cuarta etapa con un recorrido de 76 kilómetros entre dunas y montañas, y por si fuera poco con tiempo límite de 30 horas.

Para esta etapa, estaba lastimado de sus pies, perdió una uña y estaba lleno de ampollas; además un día antes la boca de su estómago se cerró, no podía comer y sólo tomaba agua. Aún así, salió con paso lento y muchos de los competidores se fueron quedando.

Al poco tiempo, se convirtió en el último de la prueba y tomó la decisión más difícil de su vida; abandonar la carrera en el kilómetro 12.

“Fue un golpe muy duro, yo sentía que podía avanzar más, pero ya iba mal, no había comido. Trataba de comer un pedazo de barrita, pero no podía. Vomité varias veces y mi salud ya estaba en riesgo”, hizo una pausa y una lagrima rodó por su mejilla mientras un silencio total imperaba en la sala. Tras parar, recibió atención médica y regresó al campamento para firmar una responsiva donde abandonaba por decisión propia al igual que varios competidores de diferentes países. Ahí se quebró y justo en el momento cuando tenía que firmar empezó a llorar por renunciar a su sueño.

Rodríguez es el primer monclovense en participar en este Ultra Maratón.

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