Padres de familia señalan que la institución sabía del caso pero las monjas habían manifestado su remordimiento, por lo que la escuela y la arquidiócesis no habían presentado cargos.
Pero la inconformidad de los padres de familia obligó a realizar una investigación más profunda con servicios de auditoría privada, lo que reveló la cifra.
Kreuper era la directora de la escuela mientras Chang se desempeñaba como docente.
El caso se destapó derivado de un choque afuera del colegio en la que murieron cuatro personas. Dicho acontecimiento obligó a una investigación en la que salieron a la luz depósitos por parte de la escuela a una cuenta bancaria particular.
La Arquidiócesis notó un comportamiento extraño en Kreuper lo que levantó aún más sospechas.
Los auditores indicaron a los padres de familia que la cuenta bancaria había sido utilizada para manejar recursos de la escuela pero que aparentemente había sido olvidada años atrás. Se abrió en 1997 y los registros bancarios hasta antes de 2012 ya no existen. Solo las monjas sabían de la cuenta.
Al ser la directora de la institución, Kreuper tomaba los cheques emitidos a nombre de la escuela pero los retenía para depositarlos en la cuenta antes mencionada, respaldando al reverso con un sello que decía “Convento St. James” en lugar de “Escuela St. James”.
Los padres de familia buscan procesar a las monjas sin que intervenga la arquidiócesis, ya que indican que su esfuerzo sería “dudoso”.