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El gasolinazo y los jodidos

Por Agencia - 14 enero, 2017 - 10:43 p.m.

Rosy se gana la vida como empleada doméstica. Es originaria de Aculco, Estado de México. Trabaja de lunes a viernes en una casa de la colonia Del Valle, en la capital de la República.

El sueldo que percibe es de siete mil pesos mensuales. Sus patrones le regalaron, en diciembre, una cómoda, una estufa y un sillón para que se los lleve a su pueblo.

Buscó un transportista. Contrató el flete por dos mil pesos. Le dieron fecha: 14 de enero de 2017.

Estaba contenta porque por fin iba a poder llevarse los enseres a su lugar de origen. Pero la gasolina subió el primero de enero. Dieciocho por ciento en

promedio.

El propietario del camión le dijo que gasolina y casetas eran más caras. Tendría que subir el costo del servicio.

Hasta ayer—cuando recogió los muebles y la estufa— supo cuánto más le costará el flete. No puede pagar más de los dos mil pesos. Buscaría negociar el pago de la diferencia. Lo dice con angustia.

El precio del boleto de autobús para ir a su pueblo también ya subió. El trayecto es de Observatorio a Acambay, en el Edomex. Le costaba anteriormente 155 pesos. Ya lo subieron a 173 pesos.

De allí transborda a Aculco. Pagaba 20 pesos por el viaje. Subió tres pesos a partir del alza al precio de los combustibles.

El viaje lo realiza por lo menos dos veces al mes.

El de Rosy es un pequeñísimo ejemplo que ilustra el impacto del gasolinazo en los casi vacíos bolsillos de los que menos tienen.

Como dijo el maestro José Antonio Álvarez Lima en su colaboración de ayer en Milenio Diario: A los jodidos es a los que impacta más la dolorosa medida, aunque consuman menos gasolina.

Pero no —y cito textual a Álvarez Lima— “a los individuos poderosos, elegantemente vestidos, enjoyados, ubicados en elegantes escenarios y desplegando un lenguaje corporal que refleja todo, menos sufrimiento…”.

Eso es algo que en el discurso oficial quieren minimizar. Todavía ayer, en la comparecencia en San Lázaro de seis funcionarios por el gasolinazo.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, a pregunta del moreno Vidal Llerenas, recurrió a los números para demostrar que los subsidios a las gasolinas beneficiaban apabullantemente a los ricos.

Rosy gana lo mismo que en diciembre. Pero el costo de la vida ya le subió. Y no sólo es el transporte. Ya lo verá…

Hubo otro dato de Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía, que nos llamó poderosamente la atención.

En la hipótesis de una crisis severa de abastecimiento, México tiene inventarios de gasolinas para tres días de consumo de gasolina. No más.

Eso es siete por ciento de la capacidad recomendada. No hay capacidad de almacenamiento.

En febrero habrá más gasolinazos. Ya lo confirmó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. No quiero imaginar lo que puede suceder con otro trancazo en los precios de los combustibles. Se podría resistir tres días. No más.

Meade dio otro dato negativo que nos hizo más pobres en dos meses. El tipo de cambio se ha depreciado cerca de 19 por ciento del 8 de noviembre pasado a la fecha.

Pasó de 18.32 a 21.79, y contando…

Uno más: entre 2007 y 2012 —último año de Felipe Calderón— éramos el octavo productor de crudo. Hoy somos el número 12.

En la era del expresidente panista, por cada peso que se consumía de gasolinas, vendíamos 2.6 de crudo. Hoy, por cada peso de gasolina, vendemos solamente 80 centavos de crudo.

En el mismo periodo pasamos de ser el noveno consumidor per cápita de gasolina en el mundo, a ser el cuarto consumidor per cápita más importante del mundo. “Esta combinación de factores hace difícil una reducción mayor en el impuesto, sin afectar el presupuesto y sus programas”, subrayó el titular de Hacienda, quien, por cierto, ocupó idéntico cargo en la etapa final del gobierno de Calderón.

Fue una lluvia de cifras interesantes que reflejan lo mal que se ha manejado la industria de los hidrocarburos en México, a causa de la defensa de intereses de particulares o de grupos.

Guillermo Ignacio García Alcocer, presidente de la Comisión Reguladora de Energía, reconoció que las pipas que transportan gasolinas son 14 veces más caras que los ductos. El ferrocarril sale a la mitad.

Y esto no es a partir del primero de enero pasado. Lleva años.

El sindicato de Pemex controla las pipas. Se les acaba el negocio a sus dirigentes si amplían los ductos.

¿Por qué ese abandono en desarrollo de los ferrocarriles? Por presiones de pulpos camioneros. Siempre el interés privado o de grupo. Nunca el desarrollo del país.

Hoy pagamos las consecuencias.

Arsenal / Francisco Garfias

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