Luego de señalar que el mal de Parkinson es una de las enfermedades que tienen mayor efecto incapacitante en las personas, especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social, (IMSS), sugiere estar al tanto de las primeras manifestaciones de su presencia para recibir en tiempo el tratamiento.
El neurólogo del Hospital General de Zona (HGZ) No. 7, Ulises Mendoza García, menciona que entre los primeros síntomas se presenta temblor, rigidez, cambios en la postura y desde ese momento se requiere atención médica constante y un gran apoyo familiar para mantener el padecimiento bajo control.
El Parkinson es progresivo y con el tiempo deriva en que la persona deje de ser productiva hasta depender totalmente de la familia. La recomendación es detectar en tiempo los síntomas y seguir el tratamiento al pie de la letra para lograr una mejor calidad de vida.
Este trastorno crónico y degenerativo del sistema nervioso se caracteriza por la rigidez y el movimiento involuntario del cuerpo y paulatinamente desencadena alteraciones en la función cognitiva y en la expresión de las emociones.
El especialista señala que la enfermedad ocurre cuando las neuronas dejan de comunicarse entre sí por cambios de las sustancias neurotransmisoras como la dopamina, que altera las órdenes del cerebro para el movimiento de todo el cuerpo.
“En fases avanzadas los pacientes tienen dificultad para la marcha, para abrochar la ropa y en algunos casos necesitan ayuda incluso para alimentarse, por lo cual es fundamental la comprensión y el apoyo en el núcleo familiar”, señala el médico.
Uno de los síntomas más incapacitantes de este padecimiento es cuando se presenta una disminución de los movimientos voluntarios al caminar, escribir, vestirse o de los automáticos como el balanceo de los brazos y el parpadeo en los ojos, así como trastornos de la presión arterial.
Se estima que ante la falta de detección en tiempo de la enfermedad, el 80 por ciento de los pacientes arriban al hospital cuando ya registran alteraciones en la movilidad, el daño neuronal es severo y por ende hay poca respuesta al tratamiento.
Concluye el médico al señalar que una forma de controlar la enfermedad y mantener una calidad de vida aceptable es la dieta, la actividad física continua y el apego al manejo farmacológico señalado por su médico.
En fases avanzadas los pacientes tienen dificultad para la marcha, para abrochar la ropa y en algunos casos necesitan ayuda incluso para alimentarse, por lo cual es fundamental la comprensión y el apoyo en el núcleo familiar”
Ulises Mendoza García
Neurólogo del Hospital General de Zona (HGZ) No. 7,
