Tiene miedo de morir y que nadie se dé cuenta, solo una mecedora le hace compañía
FRONTERA COAH.- Estefana Cárdenas Briseño de 83 años de edad habita en la loma de la Colonia Borja, es epiléptica y por su avanzada edad muy poco sale a la calle, su casa está rodeada de piedras y en cualquier momento podría caerse, dice sentir una profunda tristeza, tiene 11 hijos y pareciera estar sola, políticos en campaña le prometieron adecuar la salida de su vivienda pero se olvidaron de las promesas.
Como el ermitaño, así se encuentra Estefana Cárdenas en la Loma de la Colonia Borja, viendo la vida pasar entre la cama y la mecedora que está bajo un árbol, recordando el doloroso pasado y lamentando el presente.
Son pocas las veces que ha logrado bajar de su vivienda a la calle, es arriesgado, pero se anima cuando se aburre y siente muchas ganas de llorar, va a visitar a una nieta que vive a unos cuantos metros.
Padece de diabetes, reumas y lo que más le agobia es la epilepsia, teme convulsionar dentro de su vivienda y que nadie se dé cuenta.
La mayor parte del día está sola, su más grande vicio es el cigarro, “Vicio tan feo que no puedo dejar” y que la mayoría de las veces no tiene para comprar.
Es originaria de Torreón Coahuila, pero por cosas del destino sus padres murieron cuando ella apenas tenía 14 años, una tía política la recogió y aunque esta agradecida dice que no olvida la poca consideración que le tuvieron.
Todo el tiempo la ponían a moler el grano de nixtamal en el metate, hacer tortillas a mano, lavar grandes bultos de ropa de toda la familia en un tallador de madera y por último utilizaba la plancha de brazas, nada de la comodidad que se tiene ahora.
“Antes si se sufría, la comodidad hizo a personas flojas y que bueno”, señaló.
A esa edad empezó el sufrimiento, no sentía el respaldo de nadie, su abuela ya era vieja, sus tíos que le ofrecieron un techo donde dormir por obvias razones le daban prioridad a sus hijas, ellas que no sabían de cansancio ni dolor en los brazos de tanto machacar el maíz o de quemaduras con la plancha.
La falta de cariño, de atención y el cansancio por el trabajo constante la orillaron a casarse con un hombre que nunca le fue fiel y con el que procreó a 11 hijos, 6 hombres y 5 mujeres, Doña Estefana es de las fundadoras de la Colonia Borja junto con otras dos mujeres “La Güera” y “Doña Tere”.
“Me siento sola, porque son mal agradecidos, yo sufrí mucho con ellos, su padre que era mujeriego me dejaba días sola y yo con ellos”, dice la mujer de mirada triste.
Las ganas de sacar adelante a sus hijos, la falta de preparación y sobre todo la necesidad la llevaron a ser empleada doméstica, lo principal era mantener a sus 11 hijos, después salía a la calle con un canasto a vender chile, tomate y cebolla.
No quiere juzgar a sus hijos pero dice el dolor es más grande por saber que viven cerca y no se acuerdan de ella, tiene una hija en Estados Unidos que de vez en cuando le manda dinero, y cuando viene al País toda la familia se reúne en “La casa de la loma” en donde casi todo el año está sola.
“Cuando mi hija viene todos vienen a mi casa, porque saben que trae cosas del otro lado y aunque me gusta que vengan después les digo que parecen pirañas”.
Aún así Doña Estefana le da gracias a Dios, porque a paso lento y apoyada de su bordón pero puede caminar.
Dijo que recibía el apoyo de 65 y Más pero dejó de ir a cobrar debido a que se le complica bajar y lo perdió, ahora espera que el próximo mes le vuelva a llegar el apoyo económico con el que podrá seguir viviendo.
Doña Estefana vive en tres cuartos, por su edad y los achaques que padece se le complica hacer el quehacer y poco a poco se fueron acumulando las labores domésticas.
Tiene 3 meses sin gas, desde entonces cocina en una pequeña parrilla eléctrica, el calor ahí es insoportable, “pero uno se acostumbra”.
“Mi vida ha sido triste y muy difícil, pero comparado con lo que Dios sufrió por nosotros, no es nada, le doy gracias a Dios porque sigo de pie y por algo sigo aquí”, señaló.
Dijo que afortunadamente de comer no le ha faltado, le dan despensa que contiene frijol, arroz, aceite y así la pasa, las carencias que tiene son el jabón, cloro y chile tomate y cebolla, “y el consomatito para la sopa”.
Además de que es complicado que pueda salir a la calle a distraerse, cada que llueve su casa se trasmina, son tres cuartos que adquirió luego de que su esposo murió.
Tenía una vivienda más amplia pero el fallecimiento de su esposo hace 8 años la dejó endeudada, no tenía para pagar los servicios funerarios y entonces decidió cambiarle la casa a un hombre que además le pagó la deuda.
“Tengo mucha tristeza, de repente me voy para abajo, quisiera que arreglaran la entrada de mi casa para poder salir y distraerme aunque sea un poco”, comentó.
Dijo que tiene un nieto al que educó de pequeño y al que quiere mucho, lamentablemente él también es epiléptico y no tiene un trabajo estable, pero cuando le va bien la visita y le lleva despensa o dinero.
Mi vida ha sido triste y muy difícil, pero comparado con lo que Dios sufrió por nosotros, no es nada, le doy gracias a Dios porque sigo de pie y por algo sigo aquí”
Estefana Cárdenas Briseño
Me siento sola, porque son mal agradecidos, yo sufrí mucho con ellos, su padre que era mujeriego me dejaba días sola y yo con ellos”
Estefana Cárdenas Briseño
Está sola.
* Los políticos le han mentido cuando le dicen que arreglarán la entrada a su vivienda para que no se le dificulte salir.
* No quiere juzgar a sus hijos pero dice el dolor es más grande por saber que viven cerca y no se acuerdan de ella.
