Llegaron ayer en el vuelo de la Ciudad de México luego de pasar la peor noche de su vida. “Gracias a Dios estamos sanos y salvos”
FRONTERA COAH.- “Fue horrible, peor que el terremoto del 85, gracias a Dios estamos vivos”, señalaron visiblemente asustados, pasajeros que ayer por la mañana llegaron a Frontera originarios de la Ciudad de México.
Los pasajeros de Aeromar compartieron con Periódico La Voz su experiencia y el susto que se llevaron por el sismo de 8.2 grados.
La familia Corpus llegó en el vuelo procedente de Netzahualcóyotl, Estado de México, a 10 minutos de la ciudad de México.
Argelia Rivera Corpus y su madre Celia Corpus Hernández, relataron que fueron unos minutos que parecían eternos. Mientras los edificios se balanceaban de un lado a otro.
“Estuvo muy fuerte, más que el de 1985,aunque no hubo tantas desgracias, nos llevamos un sustote pero solo fue eso gracias a Dios”, señaló Celia Corpus.
Dice que estaba en su hogar acompañada de sus hijas cuando sonaron las alarmas y menos de un minuto después comenzó a temblar de manera oscilatoria.
“Corrimos a la calle, al punto de reunión donde ya estaban algunos de sus vecinos”.
Dijo que no podían sostenerse en pie y se tomaban las manos unos a otros para no caerse pero era imposible, la gente tenía pánico, de repente se fue la luz y temían lo peor.
Argelia Rivera Corpus dijo que estaba a punto de irse a la cama cuando empezó el temblor, están acostumbrados a movimientos, pero el del viernes fue muy largo, parecía que nunca iba a terminar.
“Empezaron a crujir las paredes, no nos queríamos salir de la casa porque pensamos que era rápido, pero cuando tronaba el concreto despertamos a los niños, los cargamos, nos salimos a la calle y ahí pasamos varias horas”, comentó.
Dice que ya en la calle no podían sostenerse, duró muchísimo tiempo, como nunca había durado un temblor.
“Parecía como un remolino, no podías quedarte parado sin sostenerse de algo, el temblor del 85 se sentía que el suelo brincaba pero este fue como un remolino”, dijo Argelia Rivera.
Señaló que su domicilio quedó con daños, se hicieron grietas en el techo que recorrió hasta el suelo, daños que tendrán que reparar una vez que termine el viaje que prepararon junto con María Corpus y Elena González a Monclova para visitar familiares.
LAS LUCES DEL TERREMOTO.
Fabiola Medina Gómez de 26 años vecina de Coyoacán, dice que durante el temblor vio unas luces en el cielo de color azules y verdes que le llamaron mucho la atención.
Eran como las 12:00 sonaron las alarmas sísmicas que están en todas partes, Fabiola vive en un edificio de 5 pisos y al momento de escuchar la alarma sísmica tuvo tiempo para bajar a la calle.
Cuando llegó al punto de reunión dice que le sorprendió mucho ver cómo el edificio en el que vive se tambaleaba, por un momento pensó que se vendría abajo.
La psicosis entre la gente no se hizo esperar, pues aunque constantemente se les brinda capacitación para saber cómo reaccionar, nunca están totalmente preparados.
“Ver la psicosis del momento, las señoras gritando, niños llorando, los viejitos desesperados, es algo muy feo”.
De pronto se fue a luz en el edificio y en general la ciudad se quedó sin luz, los semáforos sin funcionar.
“Se hizo una eternidad, no tengo ni idea qué fueron esas luces que yo vi, pero las vi”, señala Fabiola Medina.