En los últimos años, ha habido corrientes modernistas en las cuales los papás desisten en vacunar a sus hijos. Remontémonos al año 1792, cuando Edgard Jenner, pionero en la vacunación demostró la eficacia de la inmunización con la viruela, y gracias al arduo trabajo del personal de salud, casi 200 años después en 1977, la viruela fue erradicada.
Según datos de la Unicef, la vacunación es una de las intervenciones en Salud Pública, más rentable y que salva cada año entre 2 y 3 millones de vidas, especialmente en niños.
En los últimos años se han dado casos de difteria, poliomielitis e incluso se han reportado en semanas previas casos de sarampión, las cuales son enfermedades prevenibles por vacunación. ¿Pero por qué vuelven a aparecer estas enfermedades que ya casi estaban eliminadas? La respuesta es simple, gracias a estas corrientes, muchas de las cuales están siendo encabezadas por pediatras y otras tantas por padres de familia sin conocimiento previo de las consecuencias que acarrea al mundo de la epidemiología y la Salud Pública.
Entre los motivos que orillan a esta corriente antivacunas, encontramos: 1) padres que quieren una vida “muy orgánica” y quieren que lo natural impere en sus casas, 2) el auge de terapias alternativas, que mas que alternativas deben ser coadyuvantes, como médico alópata, recomiendo y practico la medicina alópata, pero no estoy en contra de la herbolaria, acupuntura, etc. pero el dejar lo primero por alguna de estas terapias, ahi estoy en contra, para mi no es Medicina Alternativa, es Medicina Coadyuvante. 3) Creencias erróneas en que las vacunas causan la muerte, y/o son perjudiciales para los niños, pero créame, si no, investigue, cada vez que una vacuna sale al mercado, han pasado muchos años de estudio, han sido probadas, con un grado de seguridad del 99.99%, aunque siempre queda ese 0.01% pero es uno en un millón, y debe reunir ciertas características para que ocasione una reacción adversa. Las vacunas son seguras y confiables. 4) Problemas del tipo en las cuales consideran conspiraciones paranoicas de las multinacionales farmacéuticas, y el complo de estas. Enumero estos motivos, pero existen libros en donde defienden el no vacunar a tus hijos.
En el año de 1998, aparece en la prestigiosa revista científica The Lancet, un artículo por el Dr. Wakefield, en donde según sus estudios, aseguraba que la vacuna triple viral ocasionaba autismo. Fue tanto el “boom” de la investigación que otros investigadores les interesó esta línea y empezaron analizar esta información, estas investigaciones posteriores demostraron que se trataba de un fraude y un gran engaño por parte del Dr. Wakefield, ya que este pretendía introducir la medicina alternativa, como la panacea que cambiaría al mundo. Desde entonces esta publicación se hizo viral pero como creemos todo lo que viene en internet y tenemos la pésima acción de no investigar la fuente, incluso de quedarnos con esa información, nos generamos paradigmas.
Realmente lo que nos puede nos duele, pero un piquete rápido y ágil en una pierna bien sujeta, acompañado de un llanto de dolor, y un padre a punto del llanto, vale realmente la pena, que ver a tu hijo con difteria, poliomielitis y/o sarampión. El riesgo es mucho, usted sabe si lo toma.
El gobierno, a través de la Secretaría de Salud, en los departamentos de vacunación, trabaja día a día, y gracias al esfuerzo de cada una de las enfermeras que a pesar de las adversidades salen a tocar su puerta para que los niños estén vacunados. Recuerdo que lo peor cuando era niño, era ver una enfermera tocar en mi casa, y corrías a esconderte debajo de la cama, pero siempre venía tu hermano o tu mamá a sacarte, para que la enfermera cruel y malvada me hiciera llorar con un piquete, pero gracias a esa cruel y malvada enfermera, no morí; mi respeto y admiración a cada una de las vacunadoras. Vale la pena este trabajo, en lograr el 100% de los niños vacunados. Como dijera el doctor Solís, un gran maestro: “hacer llorar a un niño únicamente está permitido cuando se vacuna” y sin duda vale la pena hacer llorar a un niño, por este motivo.
Créame que la vacunación es segura, no pasa más que una roncha en el área, febrícula, y/o una noche intranquila para el niño, pero vale la pena, estamos salvando una vida, la vida de su hijo.
Cada quién es libre de actuar, pero la vacunación es un elemento intangible que debe ser obligatorio, ya que se piensa en la comunidad, un niño no vacunado que cae enfermo por algo que pudo haberse prevenido por la vacunación, es el primer paso para generar una epidemia, incluso una pandemia.
La OMS, trata día a día de desmontar estas ideas, corrientes y movimientos antivacunas, con la intención de quitar mitos, y establecer las realidades y los beneficios de la vacunación. Bien sabemos que las redes sociales es un medio que proyecta una plataforma para que se propaguen mentiras, pero es mejor no creerse nada, es preferible investigar.
Si usted es una persona naturista y no quiere vacunar a sus hijos, piense en las consecuencias, reflexione sobre los riesgos no solo para su hijo, sino para toda la comunidad, y lo más importante infórmese y acérquese a profesionales de la salud. Elimine miedos y prejuicios. La vida no es una moda y la vacunación no es un cliché
Recuerde, si su pediatra le dice que no es importante que vacune a su hijo, huya y cuénteselo a quien más confianza le tenga. Como decía un comercial de hace muchos años, seguro lo recuerda: “Todos los niños, todas las vacunas” así que corra y actualice las vacunas de los peques. Porque los quieres, los vacunas.
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