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Coahuila

Hasta la tumba seré maestro: Monrreal

Por Roberto Ortiz - 15 mayo, 2017 - 03:18 a.m.

Con 34 años de servicio como docente, el profesor Martín Modesto Monrreal se siente orgulloso de su origen, impartió clases en ejidos y varios puntos del estado

Con un trabajo que parecía complicado por ser asignados a las comunidades rurales en varios puntos del estado, alejado de la modernidad de aquellos años de las facilidades que daban trabajar en la ciudad, Martín Modesto Monreal Cigarroa hoy recuerda y agradece sus inicios, lo que lo llevaron a ser reconocido por sus compañeros, por sus alumnos pero sobre todo para formar una familia que al igual que él son profesionistas.

Con 34 años de servicio como docente, el profesor Martín Modesto se siente orgulloso de su origen en donde se motivó para salir adelante y darle una satisfacción a su padre que como albañil les dio satisfacción a él y a sus 12 hermanos, aún teniendo solamente ingreso como “maistro” albañil.

Hijo de don Martín Monreal y de doña Rosa Cigarroa, séptimo de 13 hijos, Martín Modesto actualmente de 58 años de edad es profesor retirado tras 34 años de servicio, tiempo en el que formó un hogar al lado de María Olga Villa López con quien procreó tres hijos, Elena que es profesora de español, Gilberto profesor de educación especial y Martín licenciado en derecho.

Hoy a 36 años de distancia, el profesor Martín recuerda que fue en escuelas unitarias donde daba clases a los alumnos desde primero hasta sexto grado donde comenzó su labor como maestro y en donde asegura ser agradecido por la decisión que las autoridades de 1981 tomaron en mandarlo primero a estanque de norias, municipio de castaños para dar clases en la escuela Escuadrón 201.

De ahí pasó a presa Chaires también del municipio de Castaños dando clases en la escuela Ignacio Zaragoza, para después ser enviado al municipio de Frontera donde fungió como maestro de todos los grados en la primaria Niños Héroes, para después ser enviado nuevamente a comunidades rurales como Santa Mónica en Guerrero, Coahuila.

A tres años de su retiro que concluyó estando como encargado del programa Escuela Sana y Segura y tras haber desempeñado diversos cargos sindicales que lo llevaron a varios estados del país como Guerrero, Estado de México entre otros, Martín Modesto Monreal dice que ser maestro es un oficio sagrado que no se le terminará aún estando en la tumba.

“ Me quedo con muchas satisfacciones sobre todo cuando fui maestro unitario, allá en la sierra ser maestros es ser el que más sabe, al menos así me lo demostraban los padres de los niños que iban a la escuela, te pedían un consejo , te encargaban a sus hijos y tu eras como su segundo padre porque pasaban más de 5 horas contigo, ahí aprendía prácticamente a ser niño otra vez porque jugaba con mis alumnos al trompo, a las canicas, al futbol, era algo verdaderamente emocionante, no te sentías como un profesor, te sentías como parte de esas familias que habitan en esos lugares que muchas veces ni te imaginas que existen”.

Relató que vivía en pequeños cuartos o jacales que se construían a un lado de las aulas de clases y por lo que era fácil que los padres de familia tuvieran acceso con el maestro del pueblo y platicar sobre las conductas de sus hijos, cómo iban en su avance educativo y sobre todo para pedir que no se les soltaran las riendas para que se convirtieran en personas de bien.

“Claro que yo recibía mi pago por parte del estado, pero era mucho mejor recibir el pago de los pobladores de esas comunidades, a veces hasta gallinas te regalaban en agradecimiento por hacer que sus hijos no fueran iletrados, como lo eran muchos de ellos y como lo eran mis padres, mi esfuerzo siempre fue apegado a ello, al recuerdo de mi padre que con orgullo lo digo era un “maistro” albañil que con dedicación y esfuerzo nos sacó adelante a mi y a mis hermanos y que por eso estudié para profesor, lo que siempre fue un orgullo para mi padre” sostuvo el profesor Martín.

Recordó que años más tarde se adentró en la vida sindical donde para después terminar su vida laboral como encargados del programa Escuela Sana y Segura, decidiendo su jubilación al considerar que los logros obtenidos como ver a sus hijos ya como profesionistas, eran los indicadores más palpables de que su tiempo entre aulas, alumnos y documentos ya había concluido.

Sin embargo aseguró que aún estando en retiro nunca dejará de ser maestro, asegurando que es un trabajo que se lleva en la sangre, que es un trabajo que con entrega, pasión, dedicación deja grandes satisfacciones como el ver a muchos de los que de niños fueron sus alumnos hoy convertidos en profesionistas.

Asegurando que su satisfacción es saber que aún y después de su muerte habrá quien recuerde al menos de vez en cuando a su “querido profesor Martín” y por eso dijo “ me moriré siendo maestro y aún estando en la tumba no dejará de serlo” concluyó el maestro quien actualmente es candidato a una diputación local por el partido PANAL.

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