A los Cowboys se les adelantó el Halloween y su versión sin Dak Prescott lució tan desastrosa que ni en su peor pesadilla se hubieran imaginado semejante desgracia. Ezekiel Elliott perdió la brújula sin la voz de mando de su quarterback y entregó dos balones que le costaron el partido a su equipo frente a unos Cardinals que no se imponían ante Dallas desde 2014.
El equipo de la Estrella Solitaria permitió 24 puntos en pérdidas de balón ante Arizona —del total de 84 en lo que va de temporada, siendo la cifra máxima de la liga— en la derrota por 38-10 en casa, durante su primer juego completo ya sin su mayor figura a la ofensiva, que la semana pasada se lesionó el tobillo y no volverá por el resto del año.
Los pupilos de Mike McCarthy exhibieron sus profundas fallas, mismas que auguran una temporada muy larga. Primero fueron dos fumbles de Zeke Elliott, mismos que Arizona los capitalizó en dos touchdowns en la siguiente serie, primero de la mano de Christian Kirk al principio del segundo periodo y minutos más tarde, gracias a un acarreo de Kenyan Drake.
Los dos balones sueltos entregados por Elliott durante la primera mitad, fueron sus primeros en 2020, una cifra alarmante luego de que nunca había perdido más de dos veces el ovoide en toda una temporada completa. Con los 21 de anoche, Dallas ha permitido un total de 137 puntos en la primera mitad de sus juegos esta temporada, la mayor cantidad en toda la liga. Los Cowboys no habían estado abajo en el marcador por 21 puntos o más en una primera mitad de un juego desde que perdieron 24-0 en la Semana 17 de 2015 ante los entonces Washington Redskins. Pero esta vez no hubo quién se salvara en la catástrofe, toda vez que Zeke apenas y corrió para 49 yardas en 12 acarreos sin ninguna anotación; mientras que Ady Dalton lanzó para 266 yardas y un touchdown pero dos costosas intercepciones.
