Se cumplen dos años del fatal accidente ocurrido en el bulevar Ejercito Mexicano, donde falleció el motociclista Albar Wilfredo Payán Reyna sin que hasta ahora el conductor responsable pague por su delito.
Familiares y amigos lo recordaron ayer en el panteón donde sus compañeros motociclistas llevaron una ofrenda floral.
El accidente ocurrió el 06 de noviembre del 2016, Wilfredo Payán se dirigía a su hogar luego de haber celebrado un aniversario más con sus amigos y compañeros de Motoclub Lobos al que perteneció durante varios años.
Circulaba en caravana con sus compañeros motociclistas y en el Bulevar Ejercito Mexicano al llegar al cruce con calle Jalisco fue impactado por una camioneta cerrada color arena que se pasó el semáforo en rojo, murió en el instante y Hernán Carrizales el responsable se dio a la fuga.
La familia pidió justicia por la muerte de Wilfredo.
La muerte consternó no solo a los motociclistas sino a la ciudad entera, luego de que el responsable huyera del lugar, además de que amigos y conocidos de “Will” realizaran manifestaciones a fin de dar con el responsable.
Han pasado dos años desde entonces y sus amigos y familiares decidieron visitarlo en el panteón, allí lo recordaron.
“Siempre está con nosotros pero hoy quisimos venir hasta aquí y de alguna manera pedir a las autoridades que eso no quede impune, a nosotros también nos puede suceder”, comentó Orlando Quinteros amigo de Wilfredo.
Un gran amigo, esposo, hijo y padre, ese era Wilfredo Payán, un hombre responsable y muy alegre, experto en asar carne para sus amigos y familiares.
Una muerte que sigue impune.
“No se puede superar, duele que las autoridades se hagan de la vista gorda cuando en nuestras festividades siempre hay una silla vacía, esa persona iba tomada y a exceso de velocidad, pero todo se arregla y por eso no hay justicia”, comentó Ismael Esteban Payan Madrid padre de Wilfredo.
Hay hermosos recuerdos, Wilfredo dejó muchas amistades por su forma de ser, mucha gente que lo extraña y aunque existe en sus pensamientos y corazón, físicamente está ausente y es algo que nunca se podrá superar.
No se ha aplicado la ley, la persona que le quitó la vida sigue libre como si nada hubiera pasado, Wilfredo descansa en paz, murió haciendo lo que más le apasionaba, mientras familiares y amigos siguen llorando su partida y pidiendo justicia por su muerte.