Inspirada en Jackie

Ayer, Melania Trump lució un vestido azul celeste de cashmere con saco estilo bolero a juego del diseñador, mientras su esposo, Donald J. Trump, prestaba juramento como el Presidente número 45 de Estados Unidos.

Aunque los diseños de Lauren han sido usados por primeras damas que incluyen a Betty Ford, Nancy Reagan y Michelle Obama, esta vez la referencia era clara: Jacqueline Kennedy. Desde el peinado voluminoso hasta el cuello de tortuga y el color pastel.

La señora Trump ha dicho que admira a Kennedy como un ejemplo a seguir y, al menos en lo que se refiere a imagen, parece que lo está tomando literalmente.

El look de Ralph Lauren fue el tercer atuendo de un diseñador neoyorquino que usa Melania desde que iniciaron las festividades por la investidura, lo que la conecta no solo con el establishment de la moda estadounidense, sino con la historia estadounidense.

Fue, en otras palabras, una decisión muy calculada. Sobre todo porque Lauren es un diseñador que ha construido su imperio vendiendo el mito del “sueño americano”. Y sobre todo porque, de forma más reciente, Lauren estuvo estrechamente asociado a Hillary Clinton.

De hecho, Clinton también lució un traje Ralph Lauren para la toma de posesión; un conjunto de pantalón blanco que recordaba el traje Lauren que usó para aceptar la nominación demócrata a la presidencia.

Probablemente no es ninguna causalidad que Ivanka Trump también usara un traje de pantalón blanco para la ceremonia, aunque de Oscar de la Renta. Si lo que se quería era mandar el mensaje de dejar atrás el pasado, aprender de otras primeras damas y acoger tanto al establishment como al puesto, no se podía tomar una mejor decisión.

Junto con sus apariciones del jueves, cuando lució un vestido y abrigo de cashmere de inspiración militar de la diseñadora independiente Norisol Ferrari para una ceremonia en el Cementerio Nacional de Arlington, seguido por un vestido de lentejuelas beige del diseñador libanés Reem Acra para la cena de gala en honor a donadores en Union Station, la decisión de optar por Lauren sugiere que la nueva Primera Dama y su equipo, de hecho, podrían estar pensando en cómo usar la ropa para comunicar mensajes.