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La forma en la que catalogamos a los huracanes pone a la gente en peligro

Por Agencia - 21 septiembre, 2018 - 03:10 p.m.
La forma en la que catalogamos a los huracanes pone a la gente en peligroPeople wait in line for ice outside Rose Ice & Coal Co. after Hurricane Florence hit in Wilmington, North Carolina, U.S., on Monday, Sept. 17, 2018. The coastal city was cut off by the disaster -- officials are planning to bring in hospital and other emergency personnel by air -- and hundreds of search-and-rescue boats cruised inundated streets in the states sodden east Sunday. Photographer: Alex Wroblewski/Bloomberg via Getty Images

Sabemos más que nunca sobre los huracanes. Gracias a los avances tecnológicos y a nuestra comprensión del comportamiento de las tormentas, los meteorólogos pueden predecir la ruta y fuerza de un huracán con una certeza sorprendente. Eso significa que puedan brindar información valiosa a los rescatistas y otros oficiales, que usan la información para tomar la decisión crucial de cómo responder a las tormentas inminentes.

A pesar de esos avances, la forma en la que catalogamos a los huracanes es la misma que desde los años setenta. Y eso es un problema.

La escala de huracanes de Saffir-Simpson es lo que utilizamos. Como lo sugiere su nombre, la escala clasifica a los ciclones de acuerdo con la velocidad de sus vientos sostenidos, de la Categoría 1 (de los 120 a 150 kilómetros por hora) a la Categoría 5 (de los 250 kilómetros por hora en adelante). El propósito de la escala es calcular el daño que se espera. Entre más alto el número, mayor daño.

El problema es que la escala Saffir-Simpson le dice a los expertos que esperar en términos de la velocidad del viento, cuando los huracanes son fenómenos de riesgos múltiples. Sí, la velocidad del viento puede ser mortal y costosa, y queremos que las personas que podrían ser afectadas estén preparadas y tomen las acciones apropiadas para protegerse. Sin embargo, otros riesgos (como las marejadas y las lluvias) son igual o más importantes de comunicar y entender. Actualmente, nuestra escala de huracanes no toma en cuenta esos peligros.

Algunas pocas personas entienden que la escala solo se refiere a la velocidad del viento, pero muchas personas usan el número de la categoría para definir cuán en serio deberían de tomar a la tormenta (a pesar de que no es lo que la escala comunica). Investigaciones hechas después del huracán Ike de 2008 en Texas sugieren que algunas personas son más susceptibles de evacuar si aumenta el número de la categoría. Esto debería preocupar a los rescatistas, pues implica que pocas personas evacuarán en tormentas categoría 1 y 2, aunque suelen ser lo suficientemente peligrosas como para una evacuación general.

La escala Saffir-Simpson habla solo de una parte del huracán, y necesitamos encontrar formas de decir las otras partes.

Otros factores determinan si la gente evacuará durante un huracán, como el recibir advertencias, acceso a transporte y razones médicas que afectan los viajes, pero es importante que entiendan los riesgos. El huracán Florence, su efecto a lo largo de las Carolinas, es un ejemplo de libro sobre por qué las categorías son problemáticas. Antes de que Florence tocara tierra, sus vientos cayeron de la Categoría 4 a la 1, lo que hizo que los medios dijeran que la tormenta estaba debilitándose.

Estaban técnicamente en lo cierto, bajó la categoría, pero que baje la velocidad de los vientos no hizo a Florence menos peligroso. De hecho, de algunas maneras, se volvió más peligroso. Rescatistas y meteorólogos intentaron explicar por qué una categoría menor no significaba que la tormenta fuera menos peligrosa.

Las preocupaciones principales con Florence nunca fue la velocidad de viento, sino las marejadas y lluvias previstas. La baja velocidad del viento no cambió el alto riesgo de inundaciones. Mientras escribo esto, 32 personas han muerto debido a la tormenta.

El huracán Florence es la última tormenta en la que se genera este tipo de confusión. El año pasado el huracán Harvey puso a los texanos en una posición similar. Aunque Harvey tocó tierra en Texas como Categoría 4, pronto se debilitó a tormenta tropical. El tamaño de la tormenta y su paso lento por el estado trajo el récord de metro y medio de lluvia, cayendo la mayor parte cuando Harvey era considerado tormenta tropical, no huracán.

Usar la escala Saffir-Simpson fácilmente puede confundir al público general de la severidad de un huracán, cuando los vientos rápidos no son el aspecto más destructivo. La escala no solo es incapaz de considerar peligros como las marejadas y la lluvia, sino que no puede decirnos cómo interactuarán con nosotros y nuestro alrededor.

Para aquellos que intentan controlar esas situaciones, la interacción entre los peligros y los residentes deben ser considerada. ¿Cómo afectará cada riesgo a lo que está al paso de la tormenta? ¿Cuáles áreas podrían inundarse? ¿Cuánto se inundarán y por cuánto tiempo? ¿Quién y qué está en esas áreas? ¿Quién debe evacuar? ¿Cómo evacuarlos? ¿Puede hacerse algo antes, como poner bolsas de arena para minimizar las inundaciones?

Responder a un huracán que llega en 24 horas puede requerir una aproximación distinta a la de huracanes como Florence y Harvey, que estuvieron relativamente estacionados muchos días, prvocando que cayeran cantidades récord de lluvia que provocaron grandes inundaciones. Por ejemplo, en el escenario anterior, comida y agua para tres días puede ser suficiente; en el segundo, se necesitarán provisiones para una semana o más. Esas diferencias son importantes cuando se prepara y se actúa ante la tormenta.

La escala Saffir-Simpson habla solo de una parte del huracán, y necesitamos encontrar formas de decir las otras partes. En lugar de enfocarnos solo en la velocidad del viento de una tormenta, necesitamos una forma de referir todos los aspectos de la tormenta, para dar información más certera a la población.

Para alcanzar estas metas, necesitamos un nuevo método o sistema que comunique acertadamente el los riesgos de los huracanes. No hay razón para aferrarnos a este sistema que los expertos saben que es confuso cuando hay vidas en riesgo.

Este blog apareció originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos, ha sido editado y fue traducido por Víctor Santana. 

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