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Coahuila

La Historia misional de San Buenaventura

Por Dina Flores - 29 mayo, 2018 - 00:15 a.m.
La Historia misional de San BuenaventuraLa historia de San Buenaventura es muy semejante a muchas de las antiguas poblaciones del norte de México.

Colaboración: Horacio Domínguez Lara, Cronista e historiador local.

SAN BUENAVENTURA, COAH.-La historia de San Buenaventura es muy semejante a muchas de las antiguas poblaciones del norte de México, particularmente lo que hoy constituyen los estados de Coahuila y Nuevo León, ya que muchos de los pueblos fueron fundados en varias ocasiones, debido principalmente a la inestabilidad económica de sus colonizadores por la falta de riquezas (en esto no era muy favorecido el conquistador español) y por otra parte los continuos embates de los indios que veían invadidos sus territorios y sustraídas sus propiedades.

Por el contrario, los generosos y humildes frailes franciscanos con un amor hacia los indios, despojados de intereses personales y materiales, respetaron sus costumbres y territorios. Ellos fueron quienes mediante una labor callada guiaron no solo una evangelización pacífica y duradera, sino la labor de ir fundando pueblos estables en territorios muy alejados del centro de México, todo esto ocurría durante el siglo XVII y el XVIII encauzados por un gran personaje llamado fray Juan Larios a quien se le ha nombrado el “Fundador de Coahuila”.

1ª Misión - San Buenaventura de las Cuatro ciénegas

Debieron de pasar varios años para que en 1682 fray Martín Ponce realice un nuevo repueblo de la antigua misión de los Contótores.

A finales del año 1673 los religiosos fray Esteban Martínez, fray Manuel de la Cruz y un hermano novicio llamado fray Juan Barrera (Barreiro), parten de la ciudad de Guadalajara rumbo a Zacatecas en una misión para auxiliar al padre fray Juan Larios en la evangelización de Coahuila y que había emprendido unos meses atrás, a esta misión se le une en el mineral de Mapimí, fray Francisco Peñasco de Lozano, en su jornada de camino entran en lo que antiguamente le llamaban camino de “Coaguyla”, por el rumbo de Parras guiados estos por unos indios nombrados los Coahuilos.

Al llegar a un hermoso cañón donde se asentaban los indios Joras (como a 20 leguas de la Villa de Nueva Almadén - hoy Monclova), arribaron a un extenso valle con muchas ciénagas de donde brotaba el agua limpia y en abundancia, encontraron muchas enramadas y vida silvestre. En esas ciénagas existían algunas tribus de indios esparcidos por esta comarca y que se hacían llamar “Los Salineros”, la caza y la pesca era la base de su alimentación que era abundante en esta microrregión.

Al percibir los misioneros que esas naciones o tribus de indios, algunas de ellas se mostraban dóciles y benévolos para ser evangelizados al cristianismo, fray Manuel de la Cruz los congrega y exhorta a integrar una misión con las tribus llamadas: Bauzarigames, Contótores y Cabezas, a esta misión la llamó San Buenaventura de las Cuatro Ciénegas, probablemente esto ocurría precisamente un 14 de julio de 1674 (Día del Santo San Buenaventura).

Meses más tarde esta primer misión va a ser destruida debido a las constantes hostilidades que había entre los indios; Cabezas, Contótores y Bauzarigames contra los indios Tobosos, por lo que la misión es trasladada temporalmente por el misionero Fr. Martín Bonal a la parte sur-oeste de la llamada “Boca de los Nadadores”.

Ya en su nuevo asentamiento se origina una sangrienta guerra entre los mismos indios Bauzarigames en contra de los Contótores y los Cabezas. Los agresivos Bauzarigames someten a las 2 tribus, quienes al verse rendidos toman como refugio las habitaciones de los misioneros, quienes los defendieron exponiendo sus vidas. Al día siguiente con la retirada de los Bauzarigames, los Cabezas y los Contótores los siguen para enfrentarlos nuevamente en una batalla de sol a sol, y donde quedan prácticamente exterminados los Contótores y solo sobreviven algunos de los indios Cabezas.

Los sobrevivientes por parte de Cabezas parten hacia el rumbo de Santa María de Parras perdiendo sus tierras y quedando abandonada la misión por varios años. A esta misión se le llamó San Buenaventura de Contótores.

3ª Misión - San Buenaventura de los Colorados

Para 1730 el gobernador Manuel de Sandoval apoyado por el brigadier Pedro de Rivera, intentan repoblar las misiones de Nadadores y San Buenaventura que habían sido asoladas y arrasadas por los indios Tobosos.

Debieron de pasar varios años para que en 1682 fray Martín Ponce realice un nuevo repueblo de la antigua misión de los Contótores, pero ya dentro del Valle del Cándamo o de los Nadadores por el lado norte del Puerto del Carmen en un lugar denominado La Laja, ahora exclusivamente con indígenas pacíficos Tocas y Colorados. A esta nueva Misión se le siguió llamando San Buenaventura, y solo se le agregó el mote de sus nuevos habitantes “Los Colorados” (San Buenaventura de los Colorados).

Años más tarde (1692) siendo gobernador de Coahuila y Texas, Diego Ramón visita los asentamientos localizados en el Valle del Cándamo (entre Santiago de la Monclova y la “Boca de los Nadadores”), con el propósito de dar posesión a la misión de Los Colorados en La Laja y los cuales a través de su misionero habían pedido ser reubicados, ya que no estaban conformes en La Laja por la vecindad con los indios Contótores por sus viejas rencillas, y exhortaban trasladarse a un lugar más al norte (ya reconocido) que se encontraba río abajo del río Salado (Nadadores), como a legua y media de la misión de Santa Rosa de los Nadadores cercano a un ojo de agua. Ahí les parecía que las tierras eran laborables y fáciles para sacar una toma de agua del río para realizar sus cultivos.

Aceptada la solicitud por Diego Ramón, pasan al mencionado sitio ese mismo día con asistencia del misionero fray Bernardo de Rojas y un grupo de los indios Colorados, una vez en el terreno les da posesión río abajo de las fincas y aguas, sobre la franja izquierda del río Nadadores. A este asentamiento se le da el nombre de San Buenaventura de la Consolación.

La mediciones exactas se realizan en 1693 por el capitán Juan de Zigarroa, comisionado por el Virrey Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, conde de Galve, localizando las mojoneras para 6 sitios de ganado mayor, 3 sitios de ganado menor y 8 caballerías de tierra, traza una saca de agua para el regadío de sus parcelas. Además de extender (4 sitios de ganado mayor más) y mover la misión un poco de tal manera que pudieran aprovechar mejor el agua (una saca de agua adicional) y regar las tierras de labor.

Esta misión tiene poco éxito; debido a lo salitroso del terreno y las inundaciones en épocas de lluvia, además que la tierra arcillosa en este lugar no era la más adecuada para el desarrollo de la agricultura.

El 4 de junio de 1698 el misionero fray Bernardo de Rojas e indios naturales de esta misión de San Buenaventura de la Consolación, solicitan al gobernador de la Provincia de la Nueva Extremadura, Francisco Cuervo y Valdez les permitiera trasladarse a las lomas del “Paso de las Mancas” (Loma de Santa Gertrudis), la solicitud es desatendida por el Gobernador Cuervo, quien siempre se caracterizó como un personaje cruel y enemigo de los indígenas, sin embargo sin su permiso la misión es reubicada en un sitio cercano a la actual Congregación Santa Gertrudis, en este lugar los numerosos ataques de los indios, hace que la misión sea abandonada dejando a su paso un paraje solitario y desolador con pocos habitantes.

En febrero de 1736 llegan a la misión de Vizarrón las 15 familias de Santiago de Valladares conducidas por fray Bernardo de Aguilar.

De 1700 a 1713 va a ser una etapa muy difícil para las misiones de Nadadores y San Buenaventura, ya que se incrementan los ataques de los indios, particularmente los llamados; Tripas Blancas, Bauzarigames, Tobosos y otras tribus aliadas a estos, quienes cometían constantes depredaciones a sus propiedades particulares y religiosas, por lo que los escasos pobladores debieron de abandonar la misión de San Buenaventura alrededor de 1715 en que es arrasada por la tribu Tripas Blancas.

En septiembre de 1725 fray Martín de Silva, capellán de la comunidad de la misión San Buenaventura de los Nadadores, se dirige a la misión de San Bernardino de Candela para hacer la entrega de los libros parroquiales de la misión al comisario de las misiones de Coahuila, fray Andrés Lariz, quien meses antes había visitado y reconocido los documentos de la misión, encontrando el faltante de algunos textos, ocasionado por ataque de los indios a las misiones de Santa Rosa de Nadadores y de San Buenaventura y por la cual sus habitantes habían huido a refugiarse a la misión de San Francisco de Coahuila. El misionero fray Martín Silva instaba a regresar a la abandonada misión de San Buenaventura de los Nadadores, sobre todo para recolectar lo que se había sido sembrado y volver a fundar una nueva misión 2 leguas más cercano a San Francisco, aprovechando la facilidad para construir una acequia donde no faltase el trabajo o alimentos.

El 26 de junio de 1727 siendo gobernador de Coahuila, Blas de la Garza Falcón trata de apoderase de las tierras de la misión (sin éxito), haciendo la denuncia sobre aparentes tierras abandonadas o terrenos baldíos en el predio denominado de misión Hacienda de San Buenaventura.

Para 1730 el gobernador Manuel de Sandoval apoyado por el brigadier Pedro de Rivera, intentan repoblar las misiones de Nadadores y San Buenaventura que habían sido asoladas y arrasadas por los indios Tobosos. Recurriendo a una forma de reclutamiento voluntario entre las familias de tlaxcaltecas localizadas en San Esteban del Saltillo, y quienes habían ayudando al traslado de familias de emigrantes procedentes de las Islas Canarias (Tenerife) para colonizar Texas (San Antonio, Los Adaes y la Bahía) y por esta ayuda los emigrantes Canarios y la corona real los había recompensado con dinero y algunas prebendas.

3 años más tarde el 6 de enero de 1733 llegan 12 familias de tlaxcaltecas procedentes de Saltillo y Parras, a repoblar la misión de los Nadadores y que a la postre va a ser el pueblo de Nuestra Señora de la Victoria Casa Fuerte de los Nadadores.

En 1735 el propio Marqués de Casafuerte y Virrey de la Nueva España, ordena a Blas de la Garza Falcón, gobernador de la provincia de San Francisco de Coahuila, que 15 familias de origen tlaxcaltecas de la villa del Saltillo, pasen voluntariamente al pueblo de San Buenaventura del Valle de los Nadadores para que los socorran, ya que viven continuamente hostilizados por los indios chichimecos y bárbaros, estableciendo una compensación para cada familia de:“50 pesos a cada uno de los pobladores de San Esteban que esté dispuesto a poblar en San Buenaventura de los Nadadores”.

Esta propuesta no va a tener éxito a pesar que los tlaxcaltecas de San Esteban en esas épocas sufrían una intensa sobrepoblación, desocupación y hambruna.

5ª Misión - San Buenaventura de Vizarrón

Del 11 al 15 de mayo de 1748 anuncia y convoca a familias de Santiago de la Monclova para integrar el nuevo pueblo de San Buenaventura.

El 3 de noviembre de 1735 se hace del conocimiento al Arzobispo-Virrey Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta el total abandono en que se encuentra la misión de San Buenaventura de los Nadadores, ordenando que de inmediato algunos indios naturales de la misión de Santiago de Valladares y de Boca de Leones (hoy Villaldama,

N. L.) pasen a repoblar lo que vendría a ser la misión-pueblo de San Buenaventura de Vizarrón.

En febrero de 1736 llegan a la misión de Vizarrón las 15 familias de Santiago de Valladares conducidas por fray Bernardo de Aguilar, siendo él mismo quien da posesión jurídica y eclesiástica, dejando como encargado a fray Ignacio Enríquez del Castillo para que doctrinara a los nuevos pobladores y administrar los auxilios espirituales. Fray Ignacio de inmediato emprende una gran cruzada de trabajo, dedicándose a reparar el convento y las celdas, poniendo en buenas condiciones unos cuantos días la abandonada capilla del servicio doctrinal.

Por su parte los nuevos pobladores se dedican a reparar las antiguas viviendas de los indios Colorados y ser habitadas; dan limpieza a la antigua acequia, desmontaron y preparan la tierra para el cultivo de granos básicos del próximo ciclo agrícola, con muy buenos resultados.

A pesar de haber tomado posesión en 1736 es hasta el 20 de octubre de 1744 cuando se inician las medidas oficiales de repartición de tierras y agua de la misión de San Buenaventura de Vizarrón, actividad que realiza el capitán Pedro de Rábago y Terán.

En ese mismo año el censo de población de San Buenaventura de Vizarrón, arrojaba que se habían mantenido las mismas 16 familias para un total de 51 personas de todas las edades y sexos, las cuales eran presididas por el religioso fray Juan de Guevara.

La misión de San Buenaventura de Vizarrón en lugar de prosperar, debido en gran parte a la apatía y descuido de sus pobladores que poco a poco comenzaron a abandonarla y emigrar a los pueblos cercanos, en parte porque era un territorio aislado al de la defensa de soldados presidiales, lo que permitía con facilidad el ataque de los indios.

La noticia llega a oídos del virrey Francisco de Güemes y Horcacitas, quien ordena con fecha 23 de enero de 1747 efectuar una inspección para conocer las condiciones de dicha misión, resultando que la misión se encontraba completamente deshabitada y destruida. Ya que sus moradores se habían marchado o bien al pueblo de Nadadores o el de Santiago de la Monclova. Existe una 6ª Misión que se investiga sus documentos.

La fundación del Pueblo Señora de Guadalupe de Horcacitas

El 5 de noviembre de 1747 el Virrey Juan Francisco de Güemes y Horcacitas, Conde de Revillagigedo, envía un comunicado urgente al gobernador y teniente de Capitán General de Coahuila, Pedro de Rábago y Terán, solicitando fundar una población en la abandonada misión de San Buenaventura, ahora con familias de Santiago de la Monclova, que no contasen con tierras propias y se comprometieran no solo a cultivarlas, sino a pagar a los indios la cosecha y bienes que tenían y que ascendía a 299,50 +/- 300 pesos de acuerdo a documento firmado por los tasadores y evaluadores nombrados por el Gobernador Rábago y Terán que asentaba:

Por cinco chozas y jacales de zacate, rodeados por abajo de adobes unas con otras = 32,50.

Por la iglesia o capilla en que se celebraban el santo sacrificio de la misa, compuesta de adobes, techada con carrizo y diez y seis morillos delgados, tres marcos medianos y una puerta vieja sin chapa, cerrojo, ni llave= 30,00.

Por dos celdas medianas techadas de carrizo y veinte morillos las dos, y una cocina lo más caída y destechada, puertas, marcos, soleras, ventanas, adobes y su manufactura = 112,00.

Por las tierras que tenían laboradas anteriormente con sus sacas de agua = 125,00.

Dado que el gobernador Rábago y Terán se encontraba fuera de Santiago de la Monclova, en una expedición hacia el norte por la parte de Texas (Big-Bend, La Junta de los Ríos y las Montañas de los Indios Chisos), a su regreso de inmediato se presta a dar cumplimiento de la real ordenanza.

Cronología de la fundación

Del 11 al 15 de mayo de 1748 anuncia y convoca a familias de Santiago de la Monclova para integrar el nuevo pueblo de San Buenaventura:

Para que llegue a sus noticias y ninguno alegue ignorancia, se promulgará mañana a son de caja después de la misa mayor en el mayor concurso de este vecindario: Y para su establecimiento se fijará un tanto en las puertas de las casas de Ayuntamiento y para la mayor comprensión de su tenor:

El 24 de mayo de 1748 se da a conocer los nombres de las 30 familias admitidas y convenidas en poblar la nueva comunidad de San Buenaventura (posteriormente se incluyen a 6 más).

El lunes 27 de mayo de 1748 se cita a las familias en la misión de San Buenaventura, para iniciar a practicar el repartimiento de tierras.

Del 28 de mayo al 1 de junio de 1748, quedan establecidos los señalamientos definitivos de las mojoneras, de como quedan fincados los solares del pueblo, entre los que se incluyen: solar para una plaza, iglesia, viviendas, sacas, casa de gobierno, huertos y labores para todas estas familias, la suma un total de personas es de 158, a las que en conjunto se les adjudicaron; 87 caballerías de tierra, de pan llevar, 36 solares y sus respectivas sacas de agua para su riego, inscribiendo en una acta que inicia así:

En dicho pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcacitas en dicho día primero de junio de mil setecientos cuarenta y ocho años ante mi dicho Gobernador y Teniente de Capitán General y testigos que uso, con quienes actúo como Juez Receptor a falta de Escribano Público y Real, según derecho parecieron el Gobernador, Alcalde, Alguacil, y demás indios en número de nueve....

Años más tarde aparece como el nombre oficial de San Buenaventura de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcacitas y finalmente solo San Buenaventura.

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