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Coahuila

La navidad de una familia en aprietos

Norma Morin
Por Norma Morin - 23 diciembre, 2016 - 05:11 a.m.
La navidad de una familia en aprietos

Vinieron de lejos en busca de una oportunidad de trabajo, pero a su llegada una funcionaria los echó a la calle

Tal como si la vida les hubiera puesto una prueba para superar basados en el amor que se tienen como familia, la familia Torres Hernández, atraviesan lo que consideran una de los tropiezos más grandes de su andar por la vida.

Procedentes de Celaya Guanajuato arribaron a la capital del acero en busca de una oportunidad de trabajo que mejorara sus condiciones de vida.

Topándose a su llegada con una oportunidad que pintaba para ser el mejor inicio a su llegada a este estado, la regidora de Salud del vecino municipio de Frontera Lourdes García les ofreció trabajo a ambos y además un techo donde poder vivir sin pagar renta.

Por lo que el matrimonio conformado por el señor José Daniel Torres Martínez y Ana Luis Hernández Rocha además de su pequeña hija Emilia de 10 años de edad, creyó en la oferta de la mujer.

El trabajo aparentemente era simple, él tenía que cuidar al hermano enfermo de la patrona y ella limpiar la casa además hacerse cargo de la lavandería que mantiene como negocio familiar la regidora.

Pasaron los días y confiados en que todo pintaba de maravilla, invirtieron el poco efectivo que traían como ahorro desde su ciudad natal en ropa de invierno, aunque fuera de segunda mano.

Ese mismo día después de la larga jornada de compras por los distintos mercados ambulantes, como toda familia feliz dejaron las compras en el cuarto que ocupaban y la familia se dispuso a cenar unos tacos callejeros, sin imaginar lo que se les avecinaba.

Al llegar a la morada que amablemente les habían prestado esta se encontraba cerrada y con cerraduras nuevas, en ese momento señalan no daban crédito a lo ocurrido.

Pasaron la noche en busca de la regidora Lourdes García quien se limitó a decirles que ya no necesitaba de sus servicios y que al día siguiente los veía para regresarles sus cosas, pero nunca más volvieron verla.

Las moritas su única opción

y esperanza de vida

Desesperados pero sobre todo preocupados por estar en una ciudad desconocida sin tener nada ni a nadie a quien recurrir para solicitar apoyo, deambularon por las calles de la ciudad, topándose con alguien que les recomendó ir a buscar refugio a una de las colonias más marginadas y llena de invasores: Las Moritas.

De manera inmediata buscaron trasladarse. Al llegar el ambiente era desolador; la pobreza reflejaba la manera de vivir de sus habitantes. De momento era su único refugio.

Sin tardar buscaron donde acomodarse, finalmente se metieron en una morada con la ayuda de vecinos. Lo importante era tener un techo donde durmiera la hija, explicó la pareja a LA VOZ MONCLOVA.

La falta de energía eléctrica no era la carencia principal y ayuda a la familia foránea los mantenía en incertidumbre.

Al siguiente día no faltó quien les tendiera la mano, con cobijas algo de despensa y un poco de ropa lograron acondicionar el lugar donde habitan desde hace una semana, a la espera de poder recuperar sus pertenencias, pues en estas mantienen la documentación personal que los hará encontrar un nuevo trabajo.

“MÁS UNIDOS QUE NUNCA”

Pese a lo difícil que parezca la situación el matrimonio mantiene la fe más puesta que nunca, y es que se han visto obligados a pepenar en la basura y el primer día que lo hicieron encontraron entre desechos de comida una biblia que ha sido como un escudo ante sus adversidades.

“Sabemos que esto solo es un escalón más de lo difícil que es la vida, no tememos, pues con amor todo se puede, la vida nos ha tratado mal y nos hemos levantado y esta no será la excepción”, detalló el padre de familia.

Sabiendo que las fechas de unión familiar se avecinan la familia no decae en ánimo, las cosas materiales son lo de menos estar juntos es lo importante para ellos.

“Sabemos que no tendremos una cena navideña como todos, es más no tenemos ni para comer a diario (risas) pero hay algo que tenemos, es amor y muchas ganas de salir adelante y eso será más que suficiente”, detallaron.

Con apenas unas cuantas prendas para mitigar el crudo invierno que se ha dejado sentir, la familia se mantiene sonriente a la espera de que alguien les brinde ayuda que los haga salir del mal rato que atraviesan por culpa de la funcionaria pública.

“QUIERO QUE SANTA ME TRAIGA UN EMPLEO”

Con apenas 10 años de edad y sin tener una noción clara de la situación que atraviesan sus padres fuera de su ciudad natal, Emilia mantiene la esperanza de la llegada de aquel personaje gordo y de barba blanca que suele entregar regalos a quienes hacen el bien durante el año.

Al cuestionarle sobre cuál sería el regalo a pedir por la menor este año, se quedó pensativa, bastaron unos segundos para que con ojos cristalizados al punto de derramar lágrimas dijera, “quiero un buen trabajo para mi padre”.

La respuesta causó la conmoción de los padres de familia de Emilia quienes lamentan que a su corta edad haya experimentado lo difícil que suele ser la vida cuando le hace una mala jugada.

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