Mariela Patricia Enríquez Treviño tiene 14 años de servicio, inició como docente en la escuela Cirstóbal Colon en Saltillo, luego estuvo dos años en la escuela primaria López Mateos de la colonia Hipódromo y un año en la Lázaro Cárdenas, ahora cumplió 10 años en la Escuela el Socorro.
En su experiencia, cada año se van enriqueciendo los conocimientos y habilidades como maestra, cada generación, grupo y niño es diferente, quienes han marcado su profesión y la hacen mejorar al terminar el día a día. “No soy la misma que cuando empecé en la escuela primaria Cristóbal Colón en Saltillo”.
Mariela Patricia Enríquez Treviño se ha dedicado a seguir aprendiendo.
A lo largo de los años ha formado a niños de diversos contextos, no es lo mismo trabajar en una escuela céntrica a una en la periferia o de nivel económico bajo –donde se viven situaciones más difíciles-. Al salir de la Escuela Normal nadie le enseño la forma exacta de poder trabajar y dijo, es humana y se ha equivocado, pero siempre se ha llevado un aprendizaje.
“Salimos preparadas para planear, parar observar detalles, investigar, reflexionar, donde podemos obtener materiales, características de los niños y nivel de desarrollo, así como situaciones que se pueden presentar. Ahorita, veo que la teoría tiene mucha verdad pero también estamos en nuevas eras con el avance de la tecnología”.
La profesión le ha dejado muchas satisfacciones, una es el reconocimiento de los alumnos y el cariño que le muestran, otro es el reconocimiento de los padres de familia. “Me dejan su tesoro en mis manos”, dijo Mariela, eso la hace sentir más comprometida por el esfuerzo que hacen los padres al llevarlos a la escuela todos los días.
Señaló que los maestros son muy atacados por la sociedad o padres en lugar de ver lo positivo que hacen por los menores, ellos están en constante aprendizaje para mejorar su práctica docente y tomando cursos o maestrías para enriquecer las clases.
"La satisfacción es que el niño aprenda algo nuevo”.
“Con el simple hecho que el niño aprenda algo nuevo y te das cuenta que lo asimiló, para nosotros es lo mejor y reconfortante, te va llenando de muchas satisfacciones. Prefiero ganarme a los niños haciendo que se inmiscuyan en actividades, que se sientan importantes, antes que estar al tú por tu con ellos y castigándolos, eso genera un cambio”.
Consideró que lo más difícil de ser maestra es el tiempo, aunque haya salido a la 1:00 de la tarde, a veces tienen que esperar a madres de familia para hablar con ellas y se queda más horas, en estos días le preocupa la graduación de sus alumnos y eso no la deja dormir bien, hay pendientes que debe hace para apoyarlos.