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Coahuila

Lloran al pie de cinco ‘tumbitas’

Mónica Meza
Por Mónica Meza - 02 noviembre, 2017 - 12:43 p.m.

Una gran tragedia marcó a la ciudad hace casi 60 años, cuando cinco niños murieron al ser atropellados dejando profundo dolor a sus familiares, quienes a pesar de todo este tiempo los siguen recordando el día de los angelitos.

Se trata de “las cinco tumbitas” donde ayer doña María Campos de Treviño de 84 años de edad lloraba por su hijo.

La herida no ha sanado y todos los años acude al panteón para dejarle dulces a su amado, pero también a sus dos sobrinos y otros dos niños que eran sus vecinos y que murieron todos en la tragedia.

Fue un 23 de julio de 1959 cuando el pequeño José Manuel Treviño quien tenía 7 años de edad, estaba acompañado de dos primos, Ramoncita Treviño de 12 años y Juanita Vélez de 7 años, además de dos amiguitos, María de la Luz Ibarra de 8 años y Ramiro Campos de 7 años.

Fue sobre la carretera 57, a la altura del Cecati ubicado sobre el bulevar Harold R. Pape y bulevar Ejército Mexicano, en aquellos años por ahí pasaba una acequia, los cinco niños estaban sentados cuando el conductor de una unidad de un banco los arrolló.

“Estaban todos sentaditos, ahí se bañaban en la acequia, estaban en el puentecito cuando la unidad del banco se los llevó, yo estaba en mi casa cuando recibí la noticia”, señala doña María.

De esta lamentable tragedia lo único que quedó fueron cinco pequeñas cruces que se instalaron en el lugar en donde murieron de manera instantánea los cinco niños, ahí permanecieron durante muchos años, hasta que se construyó el centro educativo Cecati.

Por mucho tiempo doña María quedó en shock, no habló, ni siquiera pudo llorar cuando le llevaron el cuerpo de su hijo a quien colocaron en un “colchoncito” que se llenó de la sangre de su hijo y que sigue conservando.

En el sepelio de su hijo, no habló, no lloró, pero recuerda todo como si hubiera pasado ayer, dice que solamente pelaba sus ojos y en su pecho sentía un profundo dolor, desde entonces le duele el alma por haber perdido a su hijo de una manera tan trágica.

Del responsable no sabe ni su nombre, señala que como era un hombre de poder pronto salió de la cárcel, no pagó por la muerte de los cinco niños, pero aún así nunca lo odió, decidió perdonarlo.

Doña María Campos y su esposo tuvieron 10 hijos, pero ninguno de ellos reparó la pérdida de José Manuel.

Con la voz entrecortada y al borde de las lágrimas doña María señala que todos los años acude al panteón Guadalupe en donde se encuentran los restos de sus hijos, quien fue sepultado en la misma área que sus dos primeros y sus dos amiguitos.

“Es un recuerdo que no se le olvida nunca, es un dolor muy grande, inmenso, él era morenito, mi morenito”, comenta llorando doña María mientras coloca en las cinco lápidas un vaso con agua y un plato con dulces.

Mucho ha escuchado que el panteonero por las noches dice que los niños que han sido sepultados empiezan a jugar, se escuchan risas y carcajadas de los niños, María Campos cree en esta versión.

Ya es de edad avanzada, dice que ya no puede realizar muchas actividades como antes cuando hacía de todo cada 1 de noviembre para limpiar la lápida de sus hijos y las otras cuatro.

Ahora va acompañada de sus dos hijas, Irene Treviño y Norma Treviño, que son quienes le arreglan todo, les quitan la maleza, riegan, colocan ofrendas florales y ahí permanecen durante unas horas.

“Mientras Dios me de licencia voy a seguir viniendo a ver a mi morenito, ya si yo no estoy y mis hijas quieren seguir viniendo, ellas saben, pero yo se los voy agradecer”, comentó.

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