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Coahuila

Los milagros del Baño San Lucas

Agencia
Por Agencia - 09 octubre, 2017 - 04:00 a.m.

Un hospital que atendía a enfermos mediante baños de aguas azufrosas era reconocido a nivel internacional, pues pacientes de Canadá y Estados Unidos acudían a él

EJIDO SAN ANTONIO DE LAS HIGUERAS, SAN BUENAVENTURA COAH.- Perdido en el tiempo, entre la maleza y de la memoria del hombre se encuentra lo que fuera uno de los leprosorios más importantes del País, justo a un costado del Baño San Lucas cuyas aguas azufrosas salvaron la vida de cientos de enfermos que acudían a este lugar en busca de ayuda.

Fue el doctor, científico e investigador David Cerna originario de la cabecera municipal quien construyó el hospital a finales del Siglo XIX con piedra tosca caliza erigió el recinto, además de los cuartos de hospedaje, chimeneas, cocinas etc., donde recibía y atendía por semanas completas a los enfermos que acudían a este lugar proveniente del interior del país, Estados Unidos y hasta de Canadá.

De acuerdo con los estudios realizados por el médico y científico, concluyó que el agua que brotaba del Baño San Lucas era curativa y especial para combatir enfermedades como sífilis, lepra, raquitismo, gota, gonorrea, dismenorrea y distócicas, debido a la fama que agarró esta agua que aún emana del estanque es que los enfermos llegaban en busca de alivio y en la mayoría de los casos lo conseguían.

Llegar hasta el ojo de agua azufrosa es recorrer dos kilómetros a pie en medio de la serranía, caminar sobre el arroyo que a ratos se pierde por la densa maleza que cubre el lugar. El ecosistema es variado y sus tonos se funden entre sí, formando tonalidades emanadas de la imaginación de un paisajista.

El zumbido del agua que en ratos es tan fuerte que no permite escuchar la conversación del acompañante, da una idea a quienes se atreven a explorar este lugar de que todo lo que le rodea es agua y asi es en efecto, ya que de acuerdo a los estudios la serranías guardan grandes cantidades del vital elemento que se trasmina a través de sus paredes de piedra.

Es agua de manantial, pura, lista para tomarse, el camino es irregular, abundan las plantas de chile piquín, arboles de cedro, nopales, hiedras, cenizos en flor, asi como frutales que son la delicia de los paseantes y pastores que llevan sus rebaños a la serranía en busca de alimento.

Hay tramos en los que se tiene que caminar por el arroyo mojándose los zapatos para poder llegar a donde para muchos fue el santuario donde encontraron la salud y alivio a sus males: el ojo de agua azufrosa.

Cuentan los lugareños que en la historia del ejido está asentado el peregrinar de la gente de todas partes que llegaba en carretas, guayines y hasta a pie para ser atendidos.

No se veía si eran pobres o ricos solo enfermos en busca de cura.

En ocasiones eran tantos que no cabían en los cuartos que se construyeron que hacían las veces de hotel, por lo que se veían en la necesidad de dormir debajo de las piedras, de hecho en algunas de ellas aún prevalecen vestigios de su presencia, grabados de lo que fuera el hospedaje al aire libre en espera para ser atendidos.

En lo alto de la serranía se encuentran las ruinas del hospital, columnas de piedra se levantan majestuosas luchando para ser vistas sobre la maleza que poco a poco las va cubriendo y como en la memoria, llevándolas al espacio del olvido.

Poco a poco el fuerte olor a azufre domina el espacio, del ojo de agua que está a dos metros bajo la superficie se pueden apreciar las escalinatas construidas hace mas de cien años, de piedra lisa hoy pintada de azul por la reacción de este elemento químico con el agua, al fondo se aprecia una cueva en donde los enfermos una vez que se bañaban en el agua reposaban respirando el intenso olor.

Narra la historia del pueblo, la que pasa de generación en generación que el doctor David Cerna no cobraba a los enfermos, pero que estos le hacían donaciones en moneda de oro y plata que le servían para mejorar la atención pues además de las instalaciones antes mencionadas, tenía un criadero de animales domésticos, cabras, gallinas, vacas cerdos, etc., con los que alimentaba a los pacientes, para lo cual contaba con personal que se hacía cargo de cada una de las áreas.

Llama la atención que alrededor de lo que fuera el hospital hay muchos pozos, algunos profundos, otros más superficiales, son el resultado de las excavaciones que los buscadores de tesoros realizan periódicamente apoyándose en los rumores de que el doctor David Cerna tenía mucho dinero que le daban sus pacientes y que por las noches salía a enterrarlo.

Sí han encontrado dinero, dice el campesino Fidencio Contreras Ruiz y se tiene ubicado el lugar de donde lo sacaron, pero la gente insiste en venir y quedarse varios días en busca de más tesoros, pero no sabemos si hayan sacado más.

Se desconoce cuánto tiempo funcionó el hospital pero una vez que fueron abandonadas las instalaciones solo quedaron los vestigios de lo que fue el remedio de males incurables de aquellos tiempos.

A manera de homenaje de lo que fue este lugar y en especial el hospital, parte de la piedra con la que se construyó fue trasladada al centro del ejido para revestir la fachada de la escuela primaria rural federal Emilio Carranza la que en repetidas ocasiones las autoridades educativas han intentado derribar para modernizarla pero los habitantes lo han impedido.

Es parte de nuestra historia, el hospital de leprosos y la piedra con que se construyó son las mismas y han servido de mucho por muchas generaciones.

Cabe mencionar que a la fecha se desconoce por qué se llama Baño San Lucas, algunos afirman que quizá se deba a que el entonces dueño del predio era devoto de este santo bíblico.

SE NIEGAN A CONVERTIRLO EN PUNTO TURíSTICO.

Ante la maravilla natural que es este lugar y lo mucho que pueden obtener económicamente si lo convirtieran en punto turístico, Fidencio contesta que nunca lo aprobarían, porque sería tanto acabar con el lugar.

“Lo que buscamos, -dice Fidencio-, es un programa de Gobierno para que nos apoye con la entubación del agua porque se desperdicia mucho, tenemos años viendo cómo se desperdicia el agua que sale del manantial, eso es todo lo que necesitamos, además, queremos que este paraje continúe así, igual de bonito”, dijo en tono esperanzador Fidencio.

El ejido San Antonio de las Higueras fue fundado el 18 de abril de 1935 y dotado de tierras el 27 de febrero de 1937, estas tierras pertenecían a la hacienda de San Blas, propiedad de Rafael Gutiérrez Cerna.

CONTENIDO QUIMICO DEL AGUA AZUFROSA

Carbonato de sosa 0.960

Carbonato de cal 0.190

Carbonato de Magnesio 0.043.0

Cloruro de Sodio 0.380

Sulfato de Sosa 1.920

Sulfato de Magnesio 0.615

Sílice 0.142

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