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Coahuila

Lucha contra la leucemia

Por Admin - 03 octubre, 2016 - 02:02 a.m.

Enrique estaba decaído y sin ánimos siquiera para comer

CASTAÑOS, COAH.- El instinto de una madre no se equivoca cuando se trata de sus hijos, la intuición hace que mueva cielo y tierra para saber lo que tienen sin importar las pruebas que tenga que pasar. De la noche a la mañana la vida de Piedad Cruz Martínez cambió al ver a su hijo mayor Jorge Enrique Alvarado Cruz de 13 años de edad decaído y sin ánimos siquiera para comer. Eso la llevó a visitar varios médicos hasta que en la ciudad de Monterrey le dieron la fatal noticia de que su hijo tenía Leucemia Células B. Todo cambio para ella y su familia, su esposo Jorge Enrique quien se desempeña como mecánico y está en trámite de pensión y su hija Laura de ocho años de edad sintieron el impacto de lo que es esta enfermedad, sin embargo, la fe en Dios y el apoyo de amigos, vecinos, familiares e incluso autoridades municipales han logrado mantener a flote el ánimo para apoyar a su hijo en esta dura prueba que la vida les impuso. Todo comenzó en el mes de junio, cuando noté que mi hijo no tenía ánimos de nada, eso lo comentaba con los familiares y amigos pero me decían que era normal porque así se ponen los jovencitos durante el desarrollo, pero llegó un momento en que notamos que ya no le animaba siquiera tener en celular en la mano y mucho menos salir a la calle que fue cuando lo llevé al médico quien al mandarle hacer unos exámenes descubrió que casi no tenía plaquetas” Fue ahí cuando comenzó el calvario, pues al examinarlo el pediatra en Monclova este mandó hacer exámenes con un hematólogo y de ahí al hospital Universitario en donde le dijeron que era urgente un estudio de la medula ósea que tenía un costo de nueve mil pesos, pero al ver la necesidad del estudio se lo hicieron de inmediato cobrando solo tres mil pesos. En ese momento, al ver el resultado, los médicos del Hospital Universitario extendieron una carta en la que explicaban la situación del niño para que la llevaran de inmediato al IMSS en donde al recibirla en la clínica siete de Monclova de inmediato se hizo el traslado a Monterrey para practicarle de nueva cuenta los mismos estudios que arrojaron el mismo resultado: Leucemia Células B, que lo llevó a permanecer un mes en el hospital recibiendo las quimioterapias. “Todo fue muy rápido, fue como una pesadilla en donde todo pasa velozmente sin que se pueda detener, pero esto es una realidad, ya que de junio a este mes son muchos los tratamientos y estudios que ha recibido mi hijo y no sabemos que más le vayan a hacer con tal de que se recupere”, dijo Piedad. Una de las reacciones más fuertes que tuvo fue la baja de presión sanguínea producto de la tercera quimioterapia por lo que fue necesario pedir el apoyo de donadores de sangre que les consiguió su sobrina en Monterrey. Jorge necesitará sangre y plaquetas en la segunda etapa de quimioterapia y si si bien es cierto que cuentan con la sangre, desconocen quien les venderá las plaquetas y el costo por lo que tienen que ir preparados para lo que se presente. La espalda del niño está llena de cicatrices por el aspirado y las punzaciones en la medula ósea que lo han dejado más débil, pero el médico que lo atiende le dijo que con la remesa de quimioterapias que le aplicarán se pretende juntar las células malignas para eliminarlas juntas, de ahí que se espera que tenga otro tipo de reacciones más fuertes pero vale la pena el riesgo y las consecuencias que esto lleve. Cuestionada respecto al apoyo que recibe para poder solventar los gastos, Piedad dice que su esposo habló con el alcalde José Isabel Sepúlveda Elías de la situación de su hijo y este le apoyó con el traslado cuando no podían moverlo y que económicamente sí les ayuda. Mencionó las distintas actividades que realiza la señora Gaby, vecina suya, quien organiza rifas y eventos para recaudar fondos para las personas que como su hijo pasan por situaciones difíciles. También sus compañeros de primer año de secundaria le enviaron un botecito con monedas que entre todos juntaron para que se ayudara. Preocupada porque a su hijo no le falte nada, los días que permanece en la ciudad se lo lleva a su trabajo en una agencia de viajes donde se desempeña desde hace muchos años y sus jefes le permiten que esté con ella, ahí le da sus alimentos y lo cuida. Somos personas de escasos recursos, pero la fe que tenemos en Dios es muy grande y sabemos que no nos va a dejar solos, porque mi hijo tiene muchos sueños por realizar y estamos seguros que lo va a lograr.

Quiero ser enfermero.

El tiempo vivido en el hospital y el acercamiento con los médicos y enfermeras despertó en Jorge el deseo de ser como ellos para ayudar a los que estén en cama. “Es algo que no había vivido pero ahora que veo todo lo que hacen yo quiero ser como ellos, por eso me voy a aliviar para estudiar enfermería”, señaló Jorge. Reconoció el trabajo y esfuerzo de su mamá Piedad, quien no se le ha despegado un solo instante y día y noche ha estado con él en esta dura prueba que la vida les impuso. Ambos pidieron a la comunidad que en sus oraciones o rezos pidan por Jorge pues la fe de todos puede hacer posible que vuelva a recobrar su salud y llevar una vida normal.

Todo fue muy rápido, fue como una pesadilla en donde todo pasa velozmente sin que se pueda detener, pero esto es una realidad, ya que de junio a este mes son muchos los tratamientos y estudios que ha recibido mi hijo y no sabemos que más le vayan a hacer con tal de que se recupere”

Piedad Cruz Martínez Mamà de Jorque Enrique

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