Es en las fiestas patronales cuando salen de sus hogares con la bendición de su familia. Se visten con el colorido y sonoro atuendo que los caracteriza y con los huaraches bien puestos inician su éxodo. Son los matachines quienes peregrinan por las calles zapateando con su fe, levantándola junto con sus plegarias y agradecimientos a sus santos.
“Pienso seguir hasta que Dios me de salud y las piernas me sigan funcionando.” finaliza con determinación Don Cruz Rodríguez.
¿Matachín o matlachín?
Al ritmo del tambor y con atuendos detalladamente decorados, con coloridos y brillantes bordados, dan todo de ellos con devoción y entrega.
Algunos los llaman equivocadamente matlachines, sin embargo, contrario a lo que pudiera creerse, la palabra no proviene del nahuatl sino del latín vulgar, en donde “mattus” significaba loco. Así llamaban a los a los bufones y arlequines que con sus ´locuras´ pretendían divertir a su público. Después el nombre sufrió varias modificaciones; en italia llegó a ser mataccino (matachino) mientras que en español castellano cambió a espadachín; uniendo el nombre al fin surgió: matachín.
Cuando los españoles que fueron quienes nos invadieron y terminaron gobernando, vieron las danzas religiosas que tenían los indígenas, con movimientos similares a los espadachines decidieron llamarlos matachines. Con esto debemos resaltar que los matachines no son exclusivamente de México. En Colombia, por ejemplo, tienen matachines en carnavales. Y así en distintas regiones de sudamérica.
Sin embargo, hay algo único en los matachines de nuestro país que merece gran admiración, es su entrega completa a sus creencias religiosas; eso que los mueve, que los lleva a recorrer grandes distancias, con las inclemencias del clima. A ensayar a pesar de tener un largo día de trabajo laboral, a no estar en reuniones o festejos familiares porque había que danzar ese día.
Algunos los llaman equivocadamente matlachines, sin embargo, contrario a lo que pudiera creerse, la palabra no proviene del nahuatl sino del latín vulgar, en donde “mattus” significaba loco.
Danza azteca guadalupana
Danza azteca guadalupana, pertenece a la iglesia Santiago Apóstol, son un grupo de 25 matachines, con integrantes con edades que van desde los 8 hasta los 60 años. Son uno de los grupos más reconocidos de nuestra ciudad.
La más pequeña del grupo tiene ocho años y se llama María Guadalupe Brines Cárdenas. Quien es la hija del encargado del grupo actualmente: Juan Briones.
El mayor del grupo es Cruz Manuel Rodríguez Aguilar y tiene 69 años. Comenzó su carrera de matachín desde los 18, entonces acaba de cumplir 50 años en la danza.
“Cuando yo empecé éramos muchos los que danzábamos, llegamos a ser hasta 50, no cabíamos en la entrada de la iglesia de tantos que éramos.
Yo danzo por la devoción a mi virgen de Guadalupe, le pido por todos, para que nos de salud y trabajo. Que cuide la ciudad de Monclova.” comenta Don Cruz Rodríguez, quien apenas minutos atrás había estado danzando por más de media hora sin detenerse, ahora, sediento, le da un trago a su refresco y continúa: “Para mí no es nada difícil ser matachín porque se lo entrego todo a la virgen, un poco de todo lo que nos da. Con esto no es suficiente para agradecerle todo lo que nos da. Pero para mí ser matachín no es nada difícil, hasta me enojo cuando no me dan permiso en el trabajo porque me gusta mucho danzar.” concluye.
Es el día del Santo patrono de Santiago Apóstol. Dentro de la iglesia hay misa y afuera, parte del grupo de danzantes de Danza azteca se está refrescando un poco para retomar energía.
Para los matachines, los días oficiales para danzar no están definidos, depende de cuándo y a dónde los inviten a danzar “Por ejemplo, seguro es el Día de la Virgen el 12 de diciembre y el Día de San Juan, eso ya está dicho. Vamos a estancias también allá nos piden. Depende de las parroquias que nos inviten.” comenta Juan Briones.
Danza azteca guadalupana, pertenece a la iglesia Santiago Apóstol, son un grupo de 25 matachines, con integrantes con edades que van desde los 8 hasta los 60 años. Son uno de los grupos más reconocidos de nuestra ciudad.
El grupo “Danza azteca guadalupana” no cobra por danzar en los festejos, sin embargo a veces reciben alguna cooperación “o un vaso de agua” dice Juan Briones, y con eso se dan por servidos. Los uniformes y huaraches se los compran ellos mismos, gracias a que todos tienen trabajo. La duración aproximada de la danza es de dos horas. Dos horas en las que dejan todo su agradecimiento y fe clavados en el recinto de la iglesia, para que perdure ahí por siempre.
