“Cuando siento que todo se comienza a mover, entiendo, está temblando hay que guardar la compostura porque tenía la responsabilidad de proteger a mis primos que son menores que yo y eran mi responsabilidad”, recalcó la joven.
Karina Maldonado Sánchez enfrentó los terremotos del siete y 19 de septiembre y decidió quedarse en la Ciudad de México para atender a los afectados
Vivir uno de los peores días de su vida, no ha sido impedimento para una joven doctora originaria de Monclova que está ayudando a atender a los damnificados por el sismo de 7.2 grados en la escala de Richter en la Ciudad de México.
Dejando el miedo de lado, la doctora Karina Maldonado Sánchez vivió en carne propia el terremoto del pasado martes donde han muerto más de 250 personas y que dejó sin hogar a miles de capitalinos.
Originaria de Monclova, la joven se graduó como médico y está en la Ciudad de México desde el pasado cuatro de septiembre cuando acudió a presentar un examen de especialidad, pero decidió quedarse unos días más para conocer la capital del País.
Durante todos estos días estuvo viviendo en una casa de cuatro pisos ubicada la colonia Anáhuac de la delegación Miguel Hidalgo, donde también le tocó el sismo de 8.2 en la escala de Richter del pasado siete de septiembre.
En aquel sismo, la joven estaba acompañada por unos amigos de la Ciudad de México quienes le dieron la fortaleza necesaria para afrontar el sismo, pues para ellos era algo completamente “normal”.
Durante los siguientes días continuó con sus actividades normales, conociendo la capital del País, sin imaginar que unos días después viviría uno de los peores días de su vida al sentir cómo la tierra se estaba cimbrando.
A las 11 de la mañana del 19 de septiembre, Karina junto con sus primos participaron en el megasimulacro al conmemorar el 32 aniversario del terremoto de 1985 donde murieron miles de personas, por lo que conocían los protocolos de seguridad que tenían qué seguir al momento de un sismo.
Al concluir el simulacro regresaron a sus actividades normales, Karina se estaba preparando porque iba a salir a comprar los boletos para regresar a Monclova, sin embargo, se le hizo tarde, lo que ahora considera una bendición porque sola no hubiera sabido qué hacer.
Sentada a la orilla de su cama, la joven monclovense se preparaba para salir cuando comenzó a sentir que todo se movía, es por ello que junto a sus primos de 14 y 19 años, guardó la calma y abandonaron la vivienda de cuatro pisos.
“Cuando siento que todo se comienza a mover, entiendo, está temblando, hay que guardar la compostura porque tenía la responsabilidad de proteger a mis primos que son menores que yo y eran mi responsabilidad”, recalcó la joven.
La alerta sísmica comenzó a sonar después del terremoto, por lo que salieron inmediatamente de la vivienda al igual que decenas de personas que se encontraban en los edificios aledaños a su vivienda.
De inmediato se resguardaron en una pileta para hacer el triangulo de la vida, donde se encomendaron a Dios y le pidieron que estuvieran bien, pues temían que las estructuras se vinieran abajo y los dejaran atrapados.
Aunque no tiene una noción exacta del tiempo que duró el sismo, la joven monclovense calcula que fueron alrededor de 45 segundos, tiempo en el que temían quedar atrapados y no poder pedir auxilio para que los rescataran.
Cuando terminó el sismo se comunicó con sus familiares en Monclova para decirles que estaba bien para que no se preocuparan, pues sabía que las cosas eran mucho más graves que el sismo anterior.
Al regresar a su domicilio se percató que no había energía eléctrica, además que la señal del celular se había ido, es por ello que vivió momentos de incertidumbre al no saber nada de sus amigos.
Salió a caminar, donde se percató que todo era un caos, los semáforos no funcionaban, las personas estaban llorando, algunas en crisis nerviosa y algunos edificios con grietas que parecía que en cualquier momento iban a venirse abajo.
Fue hasta después de las 10 de la noche cuando regresó la energía eléctrica, así que regresó a su domicilio y prendió la televisión para ver las noticias donde se dio cuenta del grave daño que dejó el sismo.
“Lo que más me sorprende es cómo las personas están tan bien organizadas y son muy solidarias porque momentos después de la tragedia ya estaban todos apoyándose para tratar de salvar a las personas que no pudieron salir de los edificios derrumbados”, expresó.
Ante tal situación, Karina fue una de las primeras personas en donar sangre, además se registró como voluntario médico esperando en cualquier momento ser llamada y presentarse a ayudar en lo que sea necesario.
Además en la noche está colaborando en la atención a las personas que están trabajando en el derrumbe de un inmueble en Linda Vista y por la mañana estará ayudando en el banco de sangre de la Cruz Roja.
“Creo que mi regreso a Monclova se va a retrasar un poco más, en estos momentos mi lugar está en la ciudad de México apoyando en lo que sea necesario a las personas que están pasando por esta difícil situación”, finalizó.
Karina Maldonado
Vivir uno de los peores días de su vida, no ha sido impedimento para una joven doctora originaria de Monclova que está ayudando a atender a los damnificados