Era una alumna destacada y le interesaba convertirse en profesora, pero la tarde del domingo un individuo acabó con su vida y destrozó a su familia.
Era una niña muy linda, muy alegre e infantil. ¡Mi bebé era inocente, no se merecía morir así!. Le gustaba mucho la escuela y le iban a dar su beca. Nos decía que quería ser maestra para enseñarle a los demás, recordaron ayer sus padres, Édgar y Adriana.
Ese día, Édgar llegó hacia las 16:20 horas a su casa, había comprado un pollo para comer con su familia y pidió a Valeria que fuera a la tienda, a dos cuadras, por un refresco.
La niña ya no volvió. A la mitad del trayecto -según testigos- fue raptada por un joven, que la tomó del cuello y la obligó a caminar. Valeria no forcejeó ni pidió auxilio.
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"Dice un señor que era un sujeto delgado, alto, iba vestido de negro y tenía muchos tatuajes.
Yo no sé por qué nadie hizo nada, si vieron que no era de aquí y se llevaba a mi niña, lamentó Adriana.
Los colonos formaron cuadrillas y se distribuyeron por todo el pueblo en busca de la niña. A las 11:30 horas del lunes el cuerpo fue encontrado en un baldío, a unos 450 metros de su hogar.
Estaba recargada de un árbol y cuando su madre acudió a reconocerla su piel aún estaba tibia. Presentaba marcas de violencia en el cuello y falleció por asfixia, informaron sus familiares.
¡Soy una buena persona, no tengo enemigos ni dinero como para pagar un secuestro. No sé por qué le hicieron esto!, reclamó Édgar, quien camina con muletas por un accidente laboral de hace un año.
