Castaños Coahuila.- “Ya no llegó por las de harina” comentó su fiel amiga doña Juanita luego de enterarse del fallecimiento de “Don Manuelito” un hombre de 83 años que trabajó incansablemente para ahorrar para su vejez, aunque esta nunca llego para él.
Como Cantante, compositor, guitarrista, fue conocido Manuel Torres Aguiñaga a quien todos le decían “Don Manuelito” por ser una persona muy amable, hasta el día de hoy se le recordará con apreció al “calaverista de la presidencia”.
Don Manuel rindió su vida a estar al servicio de los funcionarios de cada administración, estuvo al tanto para traer y llevar mandados, y escribir versos en cada fecha importante para que algunas veces fueran leídos en las ceremonias cívicas.
Con 83 años don Manuel hasta el pasado jueves ahorró para su vejez, todo el dinero que ganaba cantando en camiones y haciendo mandados lo ahorraba para llevarlo al banco y así tener para el final de sus días.
Semanas pasadas el hombre portaba un cubre bocas junto con algunos análisis ya que se encontraba mal de salud, había tenido que vender su guitarra para poder pagarlos, pues no quería sacar ni un solo peso del banco o de su ahorrado debajo del colchón.
Algunos decían que padecía de tuberculosis, pero el medico Juan Antonio garza aseguró que no era así pues el había revisado sus exámenes donde se le descartaba esta enfermedad.
Su amiga doña Juanita quien es conocida por vender comida dentro de la presidencia de Castaños misma quien le había brindado hospitalidad, y alimento por un gran tiempo señaló que todavía el miércoles él había asistido temprano a la presidencia y al preguntarle si se encontraba bien él contestó “ya, ya me siento mejor”.
Habían quedado de que el iría a su casa el sábado por la mañana para ir a almorzar antes de irse a cantar en los camiones, “me dijo, cuando va hacer de harina, es que tengo muchas ganas, el sábado hago para antes de que se valla a trabajar almuerce, y es que a él no le gustaba gasta ni un solo peso para comida, y pues ya no llegó a las de harina”.
Entre pasillos los trabajadores y ciudadanos rumoraban que había tenido un intento de neumonía, y tal vez esta vez le dio un ataque al corazón por su mala alimentación, ya que el hombre prefería comprar cinco pesos de queso y pedir algunas tortillas antes comprar algo que le llenará más y lo tuviera que comprar con el dinero que se ganó con sudor de su frente.
Y aunque muchos desconocían de su procedencia, afirmaron que Don Manuelito tenía cinco hijos unos en Laredo y otros en Estados Unidos, a quienes la semana pasada les había mandado unas cartas, las cuales Correos de México había informado que aún no llegaban a su destino.
Entre los medios de comunicación se conocía ya que al llegar el siempre de reportaba “sin novedad compañero, pero si quiere aquí tengo unos versos” aunque desafortunadamente no hubo quien tuviera o recordara uno de sus versos, de guerra, de amor, navideñas, del día de muertos, o inclusive de la primavera.
Se dio a conocer que su cuerpo descansaría en Monterrey Nuevo León, y de sus partencias y sus fortunas del banco se pasarían a manos de su hermana.