¿Se ha dado cuenta de lo silencioso, limpio, y ordenado que está un museo?

Resulta un tanto obvio pensar que visitar un museo es un acto de intelectualidad. Se toma una actitud diferente al momento que se cruza el umbral para ingresar a este lugar sagrado. Es quizás por el status elevado que se le otorga a lugares como este, donde se expone el arte (o lo que se cree que es arte). Una persona, sin destacar aquí edad o género, puede asistir a un bar o un café y no tiene nada de sobresaliente. Sin embargo, ver a dicha persona dentro de un museo es elevarla unos pasos por encima de otros, y quienes elevan a personas que asisten a museos a esos niveles, somos nosotros mismos.

Es posible que la razón por la que esto ocurre es porque desde siempre se ha enseñado que asistir a lugares como museos, galerías, bibliotecas, es solo para personas que tienen la capacidad de interpretar o valorar el arte (en cursiva porque esto no es una afirmación).

Puede que sea verdad. Si recuerda la primera vez que fue a uno es probable que no recuerde mucho de la obra, sino de lo que sintió al estar en un lugar nuevo. Quizá hablo por mí.

Y quizá también hablo por mí al decir que siempre se me permitió visitar lugares como estos, incluso con orgullo mis padres podían decir que me gustaba ir a museos.

No se puede decir lo mismo cuando iba a una fiesta o un bar.

Creo que es un tanto pretencioso creer que estar en un museo me otorga el título de intelectual, de alguien que aprecia el arte.

Aterrizando mi pensamiento a nuestra ciudad, donde son escasos los museos con los que contamos, me lleva a preguntarme si es tan necesario esperar a que existan más lugares como esos. O si el diseño formal y ordenado sea siempre necesario para un museo.

Hablando de estrategias de conexión entre el espectador y el artista, en la actualidad se maneja el término: Museo inclusivo. Que desarrolla la ideología de arte para todos. El ambiente que propone la mayoría de los museos rechaza dicho concepto. El tema de la inclusión es algo que ha venido haciendo ruido en muchos temas de la sociedad. ¿Es realmente necesario tener una discusión sobre la apariencia que deben tener los museos? ¿Hasta qué punto su apariencia interviene en qué clases sociales asistirán a los mismos? Hablemos mejor de la calidad de obra que se está exponiendo en un museo. Si es solamente por el nombre que firma la obra o realmente el valor de la misma. Que lo limpio, ordenado, elegante de un museo, sea cambiado por retroalimentación crítica a la obra, de quien sea que fuera la misma y para cualquier status social.