La muerte y devastación reinaba en todas las calles, fueron miles los muertos y la desolación
El temblor de 1985 fue suficiente para que la familia González de los Reyes decidiera abandonar la Ciudad de México. Fue tanta la muerte y devastación que vivieron, que emigrar fue la única opción en lo que consideran fue una segunda oportunidad de vida.
Pasaron ya 32 años de la gran tragedia y ambos conservan frescos los terribles recuerdos de ese día.
Pasaban las 7:00 de la mañana cuando Marco Antonio Ibarra González y su esposa Elvira de los Reyes Luna dormían en su departamento ubicado en la Delegación Juárez en la Ciudad de México, hasta que todo empezó a sacudirse.
El edificio se colapsó, pero gracias a una columna pudieron sobrevivir en un hueco.
Como pudo, Marco fue el primero en salir, todo era polvo, no había visibilidad alguna, cerca de su edificio estaba la secundaria número Tres sobre la avenida Chapultepec, a esa hora ya habían entrado los alumnos a clases y entonces comenzó a escucharse el llanto y gritos de desesperación de las madres de familia que arribaron a saber de sus hijos, lamentablemente la escuela estaba completamente colapsada.
“La escuela cayó como un sándwich de cuatro pisos y se aplasta completamente, salí del edificio, miré hacia la secundaria, fue una escena con mucho polvo, fue algo muy tremendo al ver las madres llorando, al ver que sus hijos estaban ahí”.
Menciona que el terremoto que se vivió el 19 de Septiembre pasado no se compara en nada con lo del 85 pues en aquel tiempo fueron cuantiosas escenas de derrumbes, muertes y sobre todo, mucho dolor.
“Solo se veía polvo por todas partes, había una gran nube de polvo, en ese momento algo muy especial que nos pasó, en ese momento no tenía miedo, ni temor, tristeza, la mente estaba en blanco no podías creer lo que estaba sucediendo, fueron días después de lo sucedido muy tristes, donde hubo un sentimiento a veces hasta de decirle a Dios por qué nos viene todo esto?”
Elvira, su esposa, había dado a luz a su primer hijo cuatro días antes del terremoto, todo fue complicado, por ello, a los dos días de haberse acontecido el siniestro, emigró de inmediato con su familia al municipio de San Buenaventura.
Tres meses más tarde, Marco le alcanzó pues le ofrecieron su plaza en Monclova, en ese tiempo trabajaba para una empresa contratada por Altos Hornos de México.
“Ahora ya están yendo a su trabajo normal, en aquel entonces pasaron cuando menos 15 a 20 días para que se empezara a mover la población”.
“Alrededor de 15 días duramos viviendo en un edificio donde vivía toda la familia, había conseguido el uno de septiembre un departamento a dos cuadras de la alameda, lo fuimos a ver a días de aliviarse estaba muy bonito pero lo iban a rentar, entonces en lo que lo iban a limpiar y que hicieron los trámites para pagar la renta pasaron como 15 días, el 15 de septiembre iba a pagar el anticipo de renta y me dice la encargada que ya nos podíamos quedar, dormimos esa noche y empezaron a sentir mucha comezón en el cuerpo a media noche, había chinches en los colchones, mi esposa se levantó bien desesperada y abandonamos el departamento, a los dos días le vienen los dolores de parto y al hospital, luego lo del terremoto al siguiente día, pudimos haber quedado ahí y a lo mejor hasta nuestro bebecito con nosotros, soy creyente de Dios por eso aseguro que él nos sacó de ahí”.
Elvira, su esposa, nació en Saltillo pero su familia vive en Monclova, por ello desde ese entonces radicaron cerca de la región centro de Coahuila.
“Le doy gracias a Dios, ningún familiar, ni un vecino, ni un amigo perdieron la vida en aquel entonces perdimos todo lo que teníamos, amigos, familia fue un suceso muy triste que nos dejó un trauma”.
En aquel entonces ayudó en labores de rescate, pues había una desolación increíble sobre todo en las noches, toda la zona Rosa que era lugar muy concurrido, solo, triste, oscuro, la ciudad olía mal.
“El estadio estaba lleno de cadáveres, la gente llorando, fue una escena dolorosa, me marcó la vida en la forma que me hizo apreciar más la vida y mis seres queridos, soy más empático con el dolor que están viviendo ellos”.
Actualmente Marco brinda conferencias relacionadas con el carácter y con calidad humana, principalmente en empresas, con familias, se enfocan a trabajar con familias, poco a poco han superado ese suceso, sin embargo, no volverán a la ciudad de México por ningún motivo.