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Odié Coco, pero vi la película y Pixar me calló la boca

Por Agencia - 31 octubre, 2017 - 02:07 p.m.
Odié Coco, pero vi la película y Pixar me calló la boca
CIUDAD DE MÉXICO.

Es un fenómeno.

Hay una situación muy particular con Coco y yo. No me malentiendan, sencillamente, la película no me llamaba la atención para nada. Nunca vi un tráiler completo. No le seguí el rastro y cuando mis amigos hablaban de ello, prefería hacerme a un lado. Odiaba el simple hecho de ver promocionales con chistes “de mexicanos” como el de “la chancla”, cosa que me puso en alerta de una cinta que tendría clichés a cada minuto que pasaría. La semana pasada, finalmente Disney/Pixar, tirarían la bomba que muchos fieles seguidores persiguieron con tanto fervor. Coco, una cinta que enaltecería a la cultura mexicana, se estrenó. Checa: El día que Disney quiso adueñarse del Día de Muertos Después de verla sólo tengo algunas cosas qué decir: reconozco lo equivocado que estaba, que es genial, que me arrepiento de mi necedad y que esto es una verdadera ofrenda para nuestras raíces. Coco cuenta la historia de Miguel, un niño músico que decide perseguir el sueño de convertirse en cantante reconocido como su ídolo, Ernesto de la Cruz.
Tiene todo para ganar: el talento, las ganas, la convicción para hacerlo, un fiel perro que lo acompaña a todos lados, entonces, ¿cuál es el problema? Aunque no lo creas, es su familia. Descendiente de una familia de zapateros, la familia de Miguel creció y forjó un odio hacia todos los músicos, pues el papá de Coco (la dulce abuelita que aparece en las imágenes), dejó atrás a su familia para dedicarse de lleno al mundo que lo hacía famoso. Lo más lógico sería pensar que una familia te apoya de manera incondicional, sin embargo, el mensaje que envían desde el principio va por todo lo contrario, desencadenando una serie de eventos que toman más importancia en los minutos consecuentes de la película. Sin hacer spoilers graves, nos encontramos con que Miguel viajó “por accidente” al mundo de los muertos, donde conoce sus verdaderas raíces, y poco a poco se da cuenta que para ser feliz, tendrá que hacer enojar a algunas personas que no están de acuerdo con su sueño. Es así, como disfrazada con una bella animación, paisajes que rayan en el fotorrealismo (en algunas veces y no todos), Disney busca entregar un poderoso mensaje que unirá a las familias y nos hará recordar la importancia de honrar a los que se han ido. A los pocos encuadres de la película, podemos notar que Disney/Pixar hizo muy bien su tarea, pues en vez de entregar una representación clichera de nuestro país, podemos ver elementos bien estudiados de la cultura, como la composición del altar de muertos, la comida, las calles, la construcción de las casas, los rostros… son tantas cosas que poco a poco me cerraron la boca y eliminaron mi “odio” sin sentido hacia esta producción. Como anotación adicional y un punto que abordaré en otro artículo, debo recomendar que NO vayas con la mentalidad de compararla con El Libro de la Vida, pues, aunque la temática es similar, el mensaje y desarrollo de las mismas son completamente distintos. **Todas las imágenes pertenecen a Disney Pixar

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