Contactanos

Opinión

“Las cartas sobre la mesa”

¡Feliz día del padre!

P. Noel Lozano
Por P. Noel Lozano - 18 junio, 2023 - 11:18 a.m.
“Las cartas sobre la mesa”

Este domingo en muchos lugares nos detenemos a celebrar, y a dar gracias por el don de la paternidad. Una paternidad entendida como colaboración procreadora en el plan salvífico de Dios, con la propagación de la vida. Ser padre no es un título que se compra en la universidad, es un regalo que da la vida, un título que se lleva con la responsabilidad que el mismo implica.

El escritor español Juan Luis Vives lo expresa así: “Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre”, y nada mejor que poner nuestros ojos en la Sagrada Escritura para contemplar, en la persona de Josué, la imagen de un buen padre que guía con fidelidad el camino a la tierra prometida: “Yo y mi casa serviremos a Yahvé”. Antes como hoy, la familia ha sido continuamente lastimada, sobre todo en sus valores. Josué, decidió, desafiando a todo el mundo y exponiéndose a la muerte, a servir él y su familia a Dios.

En nuestro tiempo, abundan experiencias de ataque en contra de la persona, del matrimonio y de la familia. Ataques, como los fueron en tiempos de Josué, donde el pueblo asumió el desafío de mantenerse fiel y seguramente, porque Josué motivó y guió a su familia para servir a Dios. Josué estuvo dispuesto a perder y apostar todo lo humanamente válido y ganar lo espiritual y vitalmente adecuado por sus hijos, por su familia. Antes Dios que el mundo. Antes los valores que los deslumbrones de moda. Antes la rectitud de su trabajo que llevar el pan corrupto a la mesa de su casa.

Ya en el contexto cultural y religioso del Antiguo Testamento, a la figura paterna, se le da una autoridad al “padre” de familia bastante fuerte. Autoridad unida a afecto, guía y testimonio . Autoridad casi absoluta, incluso tomándola como punto de referencia para describir la autoridad creadora de Dios. Isaías mismo deja claro que pobre de aquéllos que pidan cuentas a su padre o a su madre sobre su propio existir. Dice el profeta, poniendo en boca de Dios y de los padres esta pregunta a los hijos que reclaman: “¿Van a pedirme señales acerca de mis hijos y a darme órdenes acerca de la obra de mis manos?” Pregunta con la que el profeta le da toda la autoridad al padre de ser el encargado y cabeza familiar, prácticamente incuestionable en su vocación de educador y guía.

El Padre juega un rol autoritario ciertamente, pero también de testimonio y afecto, sin olvidar la ley suprema dada por Dios a Moisés. Lo recuerda muy bien el profeta Malaquías: “Acúerdense de la ley de Moisés, mi siervo, a quien yo prescribí en el Horeb preceptos y normas para todo Israel”. La normas dadas por Dios no son preceptos de papel, sino camino y señales que nos guían en la vida. El cuarto mandamiento no es cosa del pasado sino del hoy.

En el Nuevo Testamento damos un salto con Jesús, ya no sólo nos quedamos en el cumplimiento necesario de leyes y preceptos, sino que Jesús enfoca nuestro corazón y manera de vivir de una forma nueva: en el amor. El antiguo Deuteronomio era camino y garantía de vida como vemos allí descrito, ahora en la ley del Nuevo Testamento no sólo encontramos un camino de vida, sino como dice el evangelio de San Juan: amar y ser capaces de dar la vida por los demás. Vemos cómo todo padre de familia ya no sólo está llamado a engendrar, cuidar y proteger. Sino que debe de estar dispuesto a la donación y entrega absoluta por sus hijos, algo que va más allá de lo que cualquiera realizaría instintivamente, sino de dar la vida, su tiempo y lo mejor de sí constantemente por aquéllos que ha traído al mundo.

Nuestra cultura ha relativizado mucho la vocación de la paternidad. Es una vocación, un llamado a “perder todo”. Una vocación a “jugártela con toda tu persona”. Muchos problemas actuales son por la falta de compromiso, de entrega, de capacidad de amar, de falta de responsabilidad, de conciencia de este don. Hoy más que nunca necesitamos de padres sumamente responsables con su papel. Llevar el título de “padre” es asumir con plena libertad el compromiso de guía y reflejo de la paternidad divina con aquellos que Dios pone en tu camino. Asumir el reto de dejarlo todo, darlo todo, incluso la vida si fuese necesario, pero con amor.

Cuando se es un verdadero padre puede parecer que se pierde mucho, pero en realidad se gana todo. Siembra lo que quieras que recuerden de ti. Comienza a escribir en el corazón de tus hijos el panegírico que leerán al final de tu vida. La impronta del amor de Dios está escrita en todo padre, no seas egoísta, cálcala en el corazón y la vida de tus hijos. No tengas miedo a perderlo todo, para cosechar más. Te pierdes a ti mismo y ganas a tus hijos para la vida. Sé un reflejo del rostro de Dios para ellos, ser padre no es de título universitario o de noche de antro, ser padre, como lo han sido tantos y como lo vemos en la vida de Josué es una vocación para el que quiere llevar este título con seriedad y la cabeza en alto. ¡Feliz día del padre!

Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.

P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey. www.padrenoel.comwww.facebook.com/padrelozanopadrenoel@padrenoel.com.mx@pnoellozano

Artículos Relacionados