Ni “sueño americano”, ni “sueño mexicano”. Jesús Enrique y Giselda, una joven parejaguatemalteca, se vieron en la necesidad de entregarse al Instituto Nacional de Migración, solicitando el “Retorno Asistido” a su país.
“La verdad lo hicimos todo, pero hay mucho coraje contra los extranjeros; mejor nos vamos a casa a buscar la vida con nuestra gente”, lamentaron.
Llevan poco más de tres meses en México y casi cuatro semanas en Piedras Negras.
Jesús Enrique,estuvo trabajando en el Municipio, pintando banquetas, retirando hierba y juntando basura, aprovechando que tenía la “ficha blanca”.
“Si hay trabajo aquí, la verdad,pero la Policía me paraba por cualquier cosa y me quitaba el dinero, o no te pagaban.
“A veces me dejaban sin comer a mí y a ella, y así no se puede vivir; te ven como delincuente. Ya estamos cansados”, confiesa el hombre.
Su cabeza pasó la mayor parte de la entrevista en su pecho.
Su pareja lo apoyaba en cada comentario.
“No somos malos,solo queríamos cruzar a Estados Unidos, por eso sacamos el permiso para el asilo.
“Pero este río es peligroso, hay mucho piélago y la corriente te hunde”, dice.
Truncado el “sueño americano”, intentaron trabajar en México, pero tampoco funcionó.
Aseguraronque varias veces intentaron trabajar en una fábrica o un negocio, pero los rechazaron por falta de documentos.
Giselda, su pareja, lo toma del brazo e intenta confortarlo.
“Nos ven mal porque no somos de aquí. Síestamos en otro país, pero no le hacemos mal a nadie. Sólo queremos una vida mejor”, lamenta.
Ella espera afuera delas oficinas federales en el Puente 2.
Adentro, Jesús Enrique hace un último esfuerzo, pide la renovación del permiso, pero no se lo conceden.
Sale derrotado y entonces reafirman su decisión de entregarse.
Sorprendentemente el personal de Migración los manda al Tutelar de Menores. “Me dijeron que me fuera a Palacio, a un lado”, dice Jesús Enrique.
Ambos salen caminando hacia la calle Fuentes y allí se genera la entrevista.
“Vamos por el sueño a Guatemala; allá vamos a ser felices”.
Sus rostros se iluminan y comienzan a caminar tomados de la mano.
Este año, se estima que alrededor de 8 mil migrantes arribaron a Piedras Negras, pero muchos huyeron a otras fronteras luego de la redada de las autoridades.
El joven guatemalteco espera turno en Migración para entregarse.
