Durante su homilía en la misa dominical en la Catedral Mártires de Cristo Rey, el obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Alonso Garza Treviño, destacó ayer que el poco esfuerzo que ponen las personas para lograr un cambio se refleja en una sociedad con pocos valores.
Indicó que “algunas veces nos hacemos un propósito, pero luchamos tan poquito que no lo obtenemos”, como reflejo de la sociedad moderna que sólo busca satisfacerse.
“De ahí la importancia de la Cuaresma, que permite reflexionar sobre la época en que vivimos, que cada vez es más contraria a la reflexión, sacrificio y servicio al prójimo. La principal enseñanza es cambiar para mejorar en espera de la Pascua, de la resurrección de Cristo”, comentó.
Durante esta segunda semana de Cuaresma, la Iglesia presenta en el texto del Evangelio de San Lucas el ejemplo de Jesús, “que cambia, se transfigura, cambia su rostro y vestiduras, que se muestra como ejemplo para tener un cambio real”, señaló monseñor Garza.
Definió tres puntos para lograr este cambio verdadero: realizar una acción que requiera de un esfuerzo importante, dejarse acompañar, además de orar, realizar momentos de introspección, para estar en contacto con Dios.
El Obispo detalló que el primer punto es difícil porque se requiere de un esfuerzo al cien por ciento para lograr lo que se tiene propuesto cambiar. Hacerlo en compañía y reconocer que se requiere de la ayuda de los demás “porque en nuestra debilidad nos reconocemos como humanos”, ya sea a través de seres queridos, amigos o compañeros.
“La oración es fundamental en nuestros días, porque si nuestro corazón no se llena de Dios, se llena de nosotros mismos. El egoísmo es el que prevalece y si prevalece el egoísmo nos metemos en dificultades”, expresó.
Monseñor Garza invitó a aprovechar los 40 días para ser mejores en algún campo de nuestra personas “superando algún defecto o aumentando una virtud, pero poniendo todo el esfuerzo, dejándonos acompañar y estando en contacto con Dios”.
