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¡Recorten presupuesto, menos moches!

Por Admin - 24 octubre, 2016 - 01:09 a.m.

Una prueba de la decadencia de la partidocracia es la de sus cuentas alegres de la Hacienda Pública. Su ir a menos puede verse en la pérdida de contacto con el agotamiento del modelo de reparto de rentas estatales para la operación política, en su creciente desconexión de la realidad del país y la irresponsabilidad de persistir en patrones extractivos del dinero público a costa de endeudar más a futuras generaciones. El botón de muestra es la aprobación de los diputados de los dictámenes de la Ley de Ingresos para 2017, que incluyen la creación de una bolsa adicional por más de 50 mil millones de pesos que, entre otras, será distribuida entre cada legislador para obras en sus distritos. Nada nuevo bajo el sol, en los últimos años estos artilugios alimentan la corrupción de los conocidos moches. Se recordará que se les acusa de usar estas partidas discrecionales para cobrar diezmo a municipios, a cambio de la entrega de recursos de infraestructura para sacar recursos de campañas. Esos escándalos salpicaron al PAN, a su expresidente, Gustavo Madero, al hoy prófugo Guillermo Padrés y al excoordinador parlamentario Luis Alberto Villarreal, pero es práctica común y en ningún partido se sanciona. Como hoy vemos, se alienta, incluso, a costa de la debilidad económica del país. Lo notable de la pequeña arruga en el presupuesto es que el saco de dinero está en el aire, producto de su imaginación y que finalmente será endosado a la deuda pública a pagar por los que vengan después. Igual ha sucedido con las crecientes deudas, abiertas y encubiertas en fideicomisos o empresas fantasma en los estados, que ya son una bomba de tiempo para la deuda subnacional. Los partidos políticos, a excepción de Morena, negociaron con Hacienda un cómputo para gastar en la agenda política con sólo modificar las estimaciones de cotización del tipo de cambio y la producción petrolera. Tan, tan… si las condiciones económicas no alcanzan para repartir rentas entre la elite política, lo que hay que cambiar son las expectativas de “confianza” para el próximo año. ¡Anímense, ya verán que nos va a ir mejor!, diríase para cambiar el mal humor social con buenas noticias, de las que se habla poco, a pesar del anuncio del recorte histórico por 239 mil 700 millones de pesos para 2017 y las malas perspectivas económicas. ¡No se queden con los malos titulares de prensa!, aunque para ello haya que desdeñar la volatilidad cambiaria, corregir al alza los pronósticos de los bancos sobre el tipo de cambio y producir 19 mil barriles más de petróleo de la “sonda del deseo”. El doble discurso ante la adversidad económica de “amarrase el cinturón” y a la vez soltar recursos para la política purga el clima social. Por ejemplo, ¿cómo recibirá la comunidad científica las buenas noticias del Congreso mientras alerta del peligro para el desarrollo del recorte de 9.3% para ciencia y tecnología, así como el tijeretazo de 23% al Conacyt, que dejará sin beca a estudiantes? El PRD se manifiesta contra el recorte, pero aplaude la bolsa política. La confianza de la elite política y sus miras puestas en las elecciones de 2017, en Edomex o Coahuila, junto a su desdén por el futuro del país, es signo inequívoco de decadencia del modelo de reparto de rentas de la partidocracia. Esta clase de maniobras especulativas suele derivar en consecuencias inciertas como la elevación del déficit público o la deuda, tan temidos por las autoridades económicas. Hacienda puede comprar estabilidad política con variables que no controla, pero no pedir además buena cara para austeridad y recortes del próximo año. Su gran aliado es que casi 7 de cada 10 mexicanos no se enteró del recorte presupuestal de 2017, según Parametría, a pesar de la insistencia de los medios en las malas noticias. Aunque el ajuste no podrán dejar de sentirlo en menor crecimiento, empleos, aumento de la creciente violencia e inseguridad. ¡Ya veremos!

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