Congregacion Santa Gertrudis, San Buenaventura, Coah.- La escrituración apócrifa del predio conocido como “La Azufrosa” en 1986 y la posterior reventa del predio a un particular, está a punto de detonar nuevamente un conflicto entre particulares y comuneros de esta zona.
Ubicada a ocho kilómetros de la cabecera municipal, este paraje de Santa Gertrudis es regionalmente conocido por el brote de aguas termales con propiedades “curativas” que son de gran demanda de personas con enfermedades reumáticas.
Fue en 1986, en la administración del entonces alcalde Enrique Ayala Rodríguez, el exedil aprovechó su cargo para presentar unas supuestas escrituras del área y asumirse como dueño de un predio netamente ejidal.
Así lo comentan ejidatarios que temen se desate la violencia, luego que un heredero del exalcalde, vendió en 1.5 millones de pesos aquellas escrituras apócrifas.
Recuerdan que al ver que dicho lugar redituaba jugosas ganancias, el Edil repentinamente presentó una escritura que lo acreditaba como único dueño a cambio de 25 mil pesos que había pagado por ella.
El caso fue a juicio y magistrados en la capital del Estado rechazaron la compra alegando que dicho espacio era propiedad de los ejidatarios, por lo que no se podía vender e incluso en una ocasión rompieron las escrituras que los apoderados del extinto Enrique Ayala Rodríguez presentaban.
Aunque ya había un asentamiento de dicha escritura en el Registro Público de la Propiedad, mismo que fue utilizado por el hijo de este, también de nombre Enrique Ayala, quien vendió el paraje hace un par de meses despertando el enojo de los habitantes de la comunidad.
Con voz cansada pero a la vez llena de coraje e impotencia Olga Sandoval, una de las mujeres que desde siempre han peleado el derecho de posesión de La Azufrosa, dice que todo comenzó allá por 1980, cuando vieron que era provechoso para la comunidad trabajar y hacer actividades que dejaran ganancia para bien de todos.
“Comenzamos vendiendo cosas a las personas que venían a pasar un buen rato, el ambiente siempre ha sido familiar y poco a poco sacamos dinero que aplicábamos en el acondicionamiento del balneario, fue entonces cuando se acercó Enrique Ayala Rodríguez y se despertó la avaricia, como sucede cuando hay dinero de por medio, nos dijo que construyéramos un cuartito para las ventas y que una empresa refresquera nos podía ayudar”.
Comenta Olga Sandoval que todo marchaba bien ya que existía un comité que se encargaba de la administración del balneario y que cuando se llevaban a cabo los cambios de mesa directiva procuraban que los integrantes fueran de ahí para que no hubiera problemas.
Pero la tranquilidad duró poco tiempo porque una vez que Ayala Rodríguez asumió a la alcaldía se presentó con una escritura que le acreditaba ser el legítimo dueño, desatándose una serie de problemas pese a la intervención de las autoridades que estaban del lado de los que tenían el derecho de posesión.
Incluso los que peleaban que se les hiciera justicia en aquel entonces Olga Sandoval, Rogelio Menchaca, Librado Sandoval, Roberto Sandoval, Petra Martínez y Esperanza Romero ya extinta y en su lugar la representa Salí Romero, su hija. Pisaron cárcel por unas horas cuando defendían sus derechos.
“Enrique Ayala Rodríguez nunca entró a La Azufrosa porque no se lo permitimos como tampoco la ley, llegaba hasta la puerta solo para insultar a los que estuvieran ahí y se iba.
Hasta ahí llegó su derecho y poder sobre este espacio, hasta la vereda, porque nunca dio un paso para dentro” dijo Olga.
“YO CUIDO Y AQUÍ NADIE ENTRA”
René Gerardo Castellanos Rodríguez, encargado del balneario afirma que ya tuvo un problema con los compradores que lo amenazaron con entrar pero no se los permitió porque los únicos dueños son los posesionarios y dice, él les cuidará su pertenencia.
Comentó que ya hablaron con la alcaldesa Gladys Ayala, sobrina del extinto Enrique Ayala y prima hermana de quien malamente vendió La Azufrosa, pero esta les dijo sentirse desconcertada de lo que está pasando por lo que le advirtieron de que en caso de registrarse un conato de violencia de inmediato le llamarán pero solo para que mande a la policía.
Pese a vivir con este problema las actividades en el balneario continuaron y no fue sino hace unas semanas que los posesionarios se enteraron de la venta, e incluso los compradores intentaron meterse dizque para comenzar la remodelación pero se los impidieron.
La pasada acción despertó el enojo de los comuneros que pese a ser pocos, pero como en aquellos años, están dispuestos a defender lo que es suyo.
Afirma que todo lo que hasta la fecha se ha hecho en el balneario ha sido con el dinero que se obtiene de los visitantes, porque Ayala Rodríguez nunca hizo nada por ella pero la veía como un proyecto a futuro.
Pese a todos los esfuerzos que hizo no logró su objetivo, ahora se revive el problema con la venta ilegal, “por ese motivo continuaremos luchado con aquellos que creen que su dinero lo puede todo”.
“Defraudaron a los compradores de La Azufrosa, tanto Abelardo Hernández Terrazas y Dora Campos hicieron una mala compra, perdieron un millón y medio de pesos que no van a recuperar porque no se los van a devolver y nosotros no vamos a permitir que se metan” acentuaron.
HAY MUCHOS PROYECTOS A FUTURO EN ESTE LUGAR
Además de las dos albercas que tiene el balneario para niños y adultos, asaderos, palapas, sanitarios y un caída de agua proveniente de la Saca Salada de Cuatro Ciénegas, la intención de los comuneros es construir dos albercas más ya que el venero de agua azufrosa es muy grande y se puede ampliar.
Además de poner a la orden de los visitantes espacios para que disfruten las propiedades curativas que posee.
Enrique Ayala Rodríguez nunca entró a La Azufrosa porque no se lo permitimos como tampoco la ley, llegaba hasta la puerta solo para insultar a los que estuvieran ahí y se iba”
Olga Sandoval
Ejidataria
TIENEN CONTACTOS CON LAS CORPORACIONES POLICÍACAS
Tanto Fuerza Coahuila, GATES y Policía Preventiva están al pendiente de lo que llegara a suceder en el mencionado paraje, incluso les dejaron los teléfonos a los lugareños para que les llamen en caso de que se presente un conato de violencia.
